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lunes, 27 de enero de 2025

Tiktok y su cara oculta, el algoritmo que nos gobierna.

 

En 2019, Zhang Yiming, el creador de TikTok, jamás podría haber imaginado el meteórico éxito de su plataforma que le ha llevado, en pocos años, a convertirse en el hombre más rico de China. Seguramente, tampoco que su creada “app” fuera motivo de controversia en los EE.UU. al cabo de los años. Y es que hoy en día, 170 millones de estadounidenses la utilizan como antídoto contra el aburrimiento y la soledad, consolidando un éxito sin precedentes. En este contexto, para algunos expertos, uno de los grandes logros de TikTok es haber erradicado la "fatiga por decisión", un mal que venía aquejando a Internet. Esto se debe a que al abrir la “app”, los usuarios se sumergen inmediatamente en un flujo continuo de contenido sin tener que tomar decisiones, lo cual resulta sumamente atractivo. Además, la calidad y variedad de los mismos, así como su capacidad para ofrecer noticias directas y sin sesgos, la convierten en una herramienta creativa y espontánea. Pues en ella encontramos, desde debates sobre educación, arte, filosofía, cocina, música e historia etc., hasta otros contenidos menos benévolos, serviciales y favorables. TikTok tiene algo para todos los gustos.

 

La Mañana 7.02.2025

Por otra parte, su alcance masivo y rápido permite llegar a una audiencia global de forma orgánica. La comunidad de TikTok es activa y dinámica, fomentando la interacción y la creación de comunidades basadas en intereses comunes. Asimismo, ofrece herramientas variadas para crear videos originales y atractivos, convirtiéndose en una plataforma ideal para dar a conocer productos y servicios y generar ingresos al creador. Gracias a su algoritmo, los usuarios reciben mensajes personalizados, facilitando el descubrimiento de nuevos hacedores y tendencias.

 

Sin embargo, TikTok también tiene su lado oscuro. Su formato corto y adictivo puede llevar a una excesiva pérdida de tiempo y algunos contenidos pueden ser violentos, sexuales o inapropiados para menores. Asimismo, la presión por la perfección y la necesidad constante de crear contenido original y popular pueden generar ansiedad a determinadas personas. Y, además, el algoritmo puede ser manipulado para mostrar espacios tendenciosos o engañosos, lo que plantea preocupaciones sobre el manejo de los datos de los usuarios.

 

En resumen, TikTok es una plataforma con un gran potencial, pero también presenta algunos riesgos. Por ello, es crucial utilizarla de forma consciente y responsable, especialmente los menores. Ya que, hoy en día, fundamentalmente entre los jóvenes, TikTok se ha convertido en mucho más que una plataforma de entretenimiento a modo de nueva televisión; ya que,  debido a su capacidad para conectar a personas, fomentar la creatividad y facilitar el aprendizaje, se ha convertido en una parte integral de la vida de millones de personas en todo el mundo.

 

En este contexto, si bien TikTok ha revolucionado la forma en que nos comunicamos, ante esta realidad, es inevitable preguntarse ¿A qué costo? ¿Debemos permitir que nuestras mentes sean invadidas por dicha “app” y por una avalancha de otras aplicaciones, redes sociales y plataformas que funcionan como anuncios subliminales? Las "noticias caramelo" de TikTok, que duran lo que un anuncio, no son inocuas; preparan nuestras mentes para no pensar críticamente. Por lo que la actividad cognitiva de muchas personas, sobre todo en los más jóvenes, se reduce a deslizar un dedo sobre una pantalla, un hábito que nos vuelve más dóciles. Dicho con otras  palabras, ¿es TikTok el opio de las masas del siglo XXI? Como he dicho anteriormente, en pocos años, esta aplicación ha conquistado al mundo, especialmente a los jóvenes. Su algoritmo adictivo, su contenido viral y su capacidad para crear comunidades globales han revolucionado la forma en que nos comunicamos y consumimos información. Pero, ¿a qué precio? Detrás de la diversión y la creatividad, se esconde un complejo entramado de intereses comerciales, manipulación algorítmica y posibles riesgos para nuestra salud mental.

Qué duda cabe que TikTok es un fenómeno social que ha llegado para quedarse. Su impacto en la cultura, la economía y la política es innegable. Pero, insisto, ¿estamos preparados para las consecuencias de esta nueva forma de comunicación? Es fundamental que reflexionemos sobre el papel que juega TikTok, y otras plataformas, en nuestras vidas y que desarrollemos herramientas para utilizarlo de manera consciente y responsable. Al fin y al cabo, el futuro de TikTok está en nuestras manos.

 

Por todo ello, aunque tal vez sea exagerado, cabe afirmar que parece como si la humanidad estuviera en camino hacia su extinción. Y es que la especie humana, antaño considerada sabia, ha caído en una “idiocracia”, en la que TikTok es uno de sus símbolos más claros. A este respecto, consciente del plausible peligro que conlleva, el Tribunal Supremo de Estados Unidos, recientemente, ha decidido avalar el cierre de la plataforma en el país, por razones de seguridad nacional, una medida que muchos consideran necesaria; aunque la nueva Administración Americana, parece ser que ha dado marcha atrás o, al menos, se lo está pensando.  Veremos…

 

 

jueves, 23 de enero de 2025

Sánchez y Puigdemont, entre trileros anda el juego

 

 

Puigdemont ha decidido que cada votación en el Congreso sea como una sesión de investidura. El Gobierno ha subido las pensiones, el salario mínimo también, las ayudas para la DANA están listas; pero, ¿qué falta? Algo muy sencillo y muy complejo: que el Sr. Puigdemont, que no es diputado del Congreso, dijera sí. Y no lo ha hecho.

 

Así pues, espero que Junts explique a su electorado que las transferencias a Cataluña no se hacen porque Junts ha votado no al decreto Ómnibus que presentó el Gobierno de Sánchez. Que los pensionistas no verán aumentada su pensión en el próximo mes de febrero porque Junts también votó en contra del citado decreto. Que las ayudas al transporte y a los afectados de la DANA tampoco se ejecutan porque Junts votó en contra. A todo esto, dicen en Junts, además de los muchos improperios verbalizados por Miriam Noguera, su portavoz en el Congreso de los Diputados, que han actuado así porque el Gobierno central ha incumplido sus acuerdos. Pues bien, si esto es así, ¿acaso no hay una Propuesta de Presupuestos Generales del Estado para 2025 todavía sin aprobar? Presionen ustedes ahí; pero no como lo han hecho, con el paquete Ómnibus, un Real Decreto de 141 páginas en el que solamente iban medidas fiscales y económicas, que favorecía a una amplísima parte de la ciudadanía. Y es que, como afirmaba Aristóteles, el hombre es un animal social. Sin embargo, también es cierto que cada individuo tiene sus propias necesidades y deseos. Y, a veces, como creo que le ocurre al Sr. Puigdemont en estas circunstancias que atraviesa, el bien individual puede entrar en conflicto con el bien común.

 

Puigdemont es un personaje difícilmente catalogable cuya existencia sólo se explica por el rédito en forma de ruido que ofrece a lo más irreductible del independentismo catalán. En circunstancias normales ya sería un capítulo de la historia olvidado, pero la coyuntura sigue alimentando su posición. Y ahí está, tocando las campanas cada vez que tiene ocasión. Si quisiera derrocar a Sánchez, sólo tendría que votar en contra de todas las propuestas del Gobierno, en lo que coincidiría con PP y Vox sin necesidad de cruzar una palabra con ellos, incluidos los Presupuestos Generales del Estado que siguen sin aprobarse. Ha solicitado y esgrimido que el presidente Sánchez se someta a una Cuestión de Confianza, ¿con qué objetivo? ¿Votaría Junts en contra del Presidente si éste accediera a presentarse a ella? Creo que no lo haría, porque el futuro de Puigdemont posiblemente depende de mantenerlo en el poder. Todo es un puro disparate y, mientras tanto, intenta someter al Gobierno a una humillación permanente.

 

Y es que el problema de Carles Puigdemont se llama Salvador Illa. El President residente en Waterloo ve que la sociedad catalana está de parte del actual President de la Generalitat que, sin hacer ruido, hace una política coherente para Cataluña. Es por eso que, siendo consciente de que sus 7 escaños son muy importantes para aprobar leyes y presupuestos en Madrid, espera sacar tajada de ellos. La dificultad e inconveniente estriba en que la Ley de Amnistía está paralizada para él y eso le pone de los nervios y de ahí todos estos tiras y aflojas que mantiene con el Gobierno Central. Está claro que Sánchez es un político rodeado de muy buenos negociadores y sacarán adelante, tarde o temprano, leyes y presupuestos, pero desde luego hay líneas rojas que Puigdemont no debe pisar y, descartada la moción de censura, intenta presionar por todas partes y por todos los medios.

 

En definitiva, la situación actual refleja la complejidad de la política española, donde los intereses individuales y colectivos se entrelazan de manera intrincada. Puigdemont, con su postura intransigente, parece más enfocado en mantener su relevancia política que en buscar soluciones constructivas para Cataluña y España. Mientras tanto, el Gobierno de Sánchez deberá seguir navegando estas aguas turbulentas, buscando el equilibrio entre negociar y mantener su integridad política. La pregunta que queda en el aire es: ¿hasta cuándo podrá Puigdemont seguir jugando este juego de trileros sin que sus propios seguidores se cuestionen sus verdaderas intenciones?

 

 

 

 

martes, 21 de enero de 2025

Donald Trump y Elon Musk S.L.

 

“Hay una guerra de clases y la estamos ganando los ricos”, dijo por primera vez el norteamericano Warren Buffett, presidente de la empresa manufacturera Berleshire Hathaway, hace casi cinco años. Dicha cita, con el próximo regreso al poder de Donal Trump el día 20 y su corte de mil millonarios, entre los que destaca con luz propia Elon Musk, se ha vuelto especialmente popular en discusiones sobre la inmensa desigualdad económica actual y la obscena concentración de riqueza en manos de unos pocos.

 

La Mañana 22.01.2025

En este contexto, Elon Musk es, sin duda, una figura compleja y fascinante, y su personalidad ha sido descrita con una variedad de adjetivos y atribuciones que van desde innovador, visionario y perfeccionista, hasta determinado, emprendedor y carismático. En todo caso, al margen de que a menudo genere controversia con sus declaraciones y comportamientos, y algunos puedan percibirlo como excéntrico o incluso como un bufón, yo diría que es una persona muy lista y muy inteligente. Tanto que ha sido capaz de comprar a todo un Presidente de los EEUU de América por unos 450 millones de dólares que es la cantidad que ha donado en la campaña presidencial de Trump; más o menos el 0,1% de su fortuna. Por ello, conviene no despreciar este hecho, ya que ahora, da la sensación de que el dueño de Tesla simplemente está jugando a la política para divertirse porque se aburre con todo lo que tiene y quiere demostrarnos al resto de los mortales que la democracia tiene los pies de barro. A este respecto, si como ya está pasando en el Washington Post, los periodistas son censurados por sus empresas y no tienen más opción que abandonar sus periódicos y los medios tecnológicos sociales están en manos de personas como Elon Musk, Mark Zuckerberg, Bill Gates y algunos otros pocos, el concepto de contrapoder y el de libertad de expresión quedan en nada, así como la misma democracia. Y es que, el actual hombre más rico del planeta parece que ahora pretende alterar con su dinero y su injerencia, las democracias europeas para llegar a gobiernos que le favorezcan en sus objetivos de más enriquecimiento y poder en el mundo. Corren malos tiempos y nuestra soberanas democracias están en peligro, con el agravante de que no parece que haya vuelta atrás.

 

Pues bien, todo esto y más es lo que empieza a asustar del magnate Elon Musk, nacido en Pretoria. Y es que la realidad nos demuestra que lo que estamos presenciando es un cambio de valores, una transformación ética, en manos de individuos como Trump, Musk y sus acólitos, que tienen su propio código de lo que está bien y lo que está mal. Y esto abarca desde la conducta personal, hasta la descalificación, a conveniencia del interesado, de las instituciones. Es una propuesta seductora para los que tienen mucho dinero y, al parecer, también para los que tienen poco y le han votado. Es, en cualquier caso, un fracaso que se debe atribuir al propio sistema democrático. En este sentido, conviene recordar que en 1930 nuestros antepasados vivieron un intento similar de cambio de valores y una transformación ética. Ahora, como ayer, Trump, Musk y los "trumpitos" que proliferan en los EE.UU y por el resto del mundo, también ganan elecciones. Sobre este hecho, no se avecina, sino que estamos ya de lleno ante una batalla política en toda regla entre los oligarcas tecnológicos y sus apoyos políticos, y las fuerzas democráticas tradicionales que han construido, poco a poco las democracias liberales europeas. En relación a esto, el primer regulador mundial es la Unión Europea y, en consecuencia, ésta es el enemigo principal a batir que ha puesto Elon Musk entre sus objetivos. Ahí, en este campo, es donde se encuentra con los intereses de Putin. Veremos si estamos dispuestos a resistir. De momento, Rumanía, Alemania, Francia e Inglaterra son, por ahora, sus objetivos más claros. Pronto estarán Polonia y España, observaremos cómo reaccionamos y cuáles serán los resultados. Pero, en cualquier caso, creo que son malos tiempos para lo colectivo. Y es que, además, los proyectos tecnológicos de las empresas de Elon Musk son incompatibles con la democracia liberal. No solo por la red social X, sino también por sus empresas vinculadas con el desarrollo de la Inteligencia Artificial, que tienen como objetivo a medio plazo conseguir la AGI (inteligencia artificial general). Este es un campo de investigación teórica de la IA que intenta crear software con inteligencia similar a la humana y con la capacidad de autoaprendizaje, y que, como ha repetido mil veces, es contrario a la regulación política. Es decir, no se pueden poner límites políticos ni legislativos al desarrollo tecnológico de la IA. Con todo este poder en manos de un ególatra como Donald Trump y de un plutócrata como Elon Musk, con ambiciones de poder totalitarias, estamos en la antesala no solo del fin de la democracia, sino, como defienden los singularistas tecnológicos con Ray Kurzweil a la cabeza, del fin de la humanidad, tal y como la conocemos. La suerte está echada y nos van a gobernar.