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miércoles, 23 de abril de 2025

Libros: esos faros de papel que iluminan el alma.

 

Los libros son esas imaginarias puertas de papel y tinta que nos abren a infinitos mundos, que nos invitan a viajar sin movernos, a explorar desconocidos espacios y realidades, y a descubrir nuestros más íntimos secretos. Sirven para vivir, para hablar y estar con ellos. Yo, desde hace muchos años, casi tantos como los que tengo, me acerco la mayoría de los días a la pequeña biblioteca de mi casa que a lo largo de los años he ido construyendo. Me detengo, los contemplo y dirigiéndome a ellos les doy los buenos días, tardes o noches, según sea el momento. Y seguidamente, tras esta rutina, escojo uno y, a veces, le pregunto: ¿A ver, tú de qué vas?, pues, en ocasiones, su trama apenas recuerdo. Entonces, ceremoniosa y lentamente, me acomodo en el antiguo butacón giratorio de madera del despacho que hay junto a ellos, lo abro y le digo: Tu cara me suena, y nada más comenzar a leerlo, me sumerjo en un torbellino de palabras y siento cómo su historia me abraza de nuevo. Y, como un viejo amigo que nunca se fue, descubro una vez más que he cruzado el umbral hacia otro universo, revelándome secretos que yacían dormidos en el eco de mis pensamientos. Y es que los libros no solo contienen palabras, sino que, además, como un espejo, nos devuelven la imagen de quienes fuimos al encontrarlos y, por primera vez, leerlos; así como la esencia de lo que ahora somos en esos momentos.

 

La Mañana 23.03.2025

Obviamente, aunque hablo con los libros cuando voy a mi librería habitual a explorar nuevas lecturas y también lo hago esporádicamente en los tiempos muertos de los espacios de espera de consultorios médicos, estaciones y aeropuertos, con los que tengo en mi casa es con los que más converso, pues me resultan los más queridos y cercanos. Y es que, para mí, los libros son como animales domésticos, pues los manoseo al igual que a los gatos, y tal vez por eso les gusta que les acaricie y toque el lomo. A veces vagabundean y andan sueltos por la casa: unos días van al salón, otros al despacho. En ocasiones, simplemente les cambio de sitio; los bajo un piso en el anaquel donde se encuentran, y siento que me protestan y no paran de hacerlo hasta que les devuelvo al lugar y posición original de ellos. En esos momentos, cuando ocurren tales hechos, siempre les digo algo amable, aunque no tengo claro que me vayan a entender. O quizás sí me entienden, y lo que ocurre es que los libros no están todos los días de humor para estar con nosotros. Probablemente por eso, a menudo empezamos un libro, no nos hace caso, y tenemos que esperar a otro momento.

 

A lo largo de mi vida, me he encontrado con libros que unas veces me han contado ciertas cosas y años después otras diferentes. No obstante, tengo claro que los libros nunca cambian de opinión, sino que somos nosotros los que evolucionamos con el tiempo. Eso me ha pasado con algunos, como 1984 de Orwell que, al leerlo con veintipocos años, me pareció una historia distópica e impactante sobre un mundo controlado por un gobierno opresivo y, sin embargo, al releerlo no hace mucho tiempo, he comprendido su advertencia sobre la memoria histórica, la pérdida de la identidad y cómo la libertad puede desvanecerse sin que nos demos cuenta, en cualquier momento. Otro tanto me ha ocurrido con En busca del tiempo perdido de Proust, con el que he pasado de identificarme con las reflexiones sobre el amor, la percepción del tiempo y la manera en que los recuerdos moldean nuestra vida, a ser consciente de cómo el tiempo realmente se pierde, cómo la memoria es selectiva y engañosa y cómo nuestra vida está compuesta por momentos efímeros que solo comprendemos cuando ya han pasado. Y, asimismo, me ha sucedido con Don Quijote de la Mancha, de nuestro inmortal Cervantes, que me obligaron a leer, siendo aún adolescente, los frailes HH. Maristas en mis años de bachillerato, como si fuese una novela de aventuras cómica sobre un hidalgo manchego que confunde la realidad con la fantasía. Y, ya de mayor, la historia de aquel loco tan cuerdo, llamado Alonso Quijano, se volvió melancólica y me hizo sentir la nostalgia por lo que fui, la imposibilidad de regresar a la juventud y la resignación ante la realidad; pues Sancho y Quijote ya no son solo personajes, sino dos facetas de mi propia existencia. Y es que algunos libros son faros construidos en el vasto mar del tiempo, que nos hacen cambiar la mirada cada vez que los leemos, y llega un momento en el que más que leerse, se viven. Todo depende de nuestra disposición a dejarnos transformar por ellos en cada etapa de la vida en la que nos encontremos.

 

Y todo esto ocurre porque en los libros, además de un auténtico crisol de personajes, tanto reales como imaginarios, que despliegan entre sus páginas historias y acontecimientos, habitan, como moradores esenciales, otras personas que les dan vida: el autor que los concibe; el lector que interactúa con el texto, lo comprende y da significado a las palabras escritas aportando su propia perspectiva; y, en muchas ocasiones, también el traductor, ese artífice de puentes entre lenguas que, sin alterar su esencia, les otorga una renovada voz. Y es que tal es la inmensa riqueza y diversidad de personajes que habitan en los libros que una sola vida se queda corta para llegar a conocerlos a todos en profundidad.

 

Así que este 23 de Abril, Día del Libro y Sant Jordi, celebra el poder de las palabras, déjate llevar por esas historias que como faros en la oscuridad guían nuestros pensamientos y alimentan nuestros sueños, compra libros, regala rosas, y hazte con ese tesoro literario que espera iluminar tu vida, abrir tus horizontes y despertar tu imaginación; porque, como decía Jorge Luis Borges: « Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca ».

36 comentarios:

  1. Muy bueno. Me ha gustado mucho.

    Antonio Puig

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  2. Gracias por tu magnífico artículo y felicidades Juan Antonio. Me ha encantado.

    Rosa Font

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  3. Magnífica reflexión. Elocuente y entretenida. Gracias por tu lucidez al decir las cosas como las sientes y vives.
    Un fuerte abrazo.
    Rafa Santiago

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  4. Muy certero, como diría George Raymond, quien lee vive mil vidas antes de morir, quien no lee sólo una.

    Paquita Domingo

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  5. Querido tío, ¡qué chulada de artículo! ..👏🏻👏🏻👏🏻Me ha encantado como has descrito y lo que sientes por los libros y con todo lo que nos trasmiten muy muy chulo..Como siempre te digo estos artículos son los que más me gustan..Felicidades y feliz San Jordi.. y a pasarlo bien en la isla bonita.

    Nacho Valero

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  6. Muy bueno, claro, bien escrito y fácil de leer. Totalmente de acuerdo.
    Enhorabuena.

    Cati Pascual

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  7. Muy bien, felicidades por el artículo del Día del libro y la rosa. En estos artículos no políticos, es donde lucen bastante más tus conocimientos. Me ha gustado mucho porque también recuerdo la lectura del Quijote en los Hermanos Maristas, igual que tú. Felicidades.

    Ramón Morell

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  8. ¡Hola!, solo comentarte que leí dos veces tu último artículo y te digo que me emocioné según iba avanzando la lectura, las dos veces. No haré mas comentarios, bueno, una pequeña observación, escribe de lunes a sábado, los dos incluidos y, el domingo, lo dedicas a la acuarela.

    Santiago Fernández

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  9. Gràcies per compartir Juan Antonio. Magnífica descripció del que ens pot aportar in bon llibre. M’apunto algunes reflexions per passar-les als meus nets.

    Ton Solé

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  10. Buenos días J.A.
    Me ha encantado tu artículo sobre los libros. Para mí los libros son compañeros de vida, no pasa un día sin tener un libro en las manos y disfrutar de la lectura.
    Gracias y un abrazo.
    Anna García

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  11. Bona tarda,
    acabo de llegir el teu darrer article sobre els llibres i m'ha agradat molt.
    M'ha portat a reflexions sobre els meus llibres que tenen al darrera històries d'amor, d'amistat, de desamors...
    I és veritat el que dius: la nostra relació amb ells canvia amb el temps.
    Gràcies per compartir!!!

    Joana Companys

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  12. ¡Qué maravilla de artículo! Me ha parecido una reflexión preciosa y muy personal sobre la relación con los libros.

    Aurora González

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  13. La personificación de los libros es encantadora y muy original. La idea de hablar con ellos, de que tengan "humor" o de que protesten cuando se les cambia de sitio crea una conexión muy íntima y casi mágica con los objetos. Esta perspectiva le da una nueva dimensión a la lectura y a la posesión de libros.

    Manuel Alonso

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  14. La metáfora de los libros como "puertas imaginarias" y "faros en el vasto mar del tiempo" es muy potente y evocadora. Transmite de forma muy bella la capacidad de los libros para transportarnos y guiarnos a través de diferentes momentos de la vida.

    Miguel Plata

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  15. Es muy interesante cómo el artículo destaca la evolución de la lectura a lo largo del tiempo. La experiencia de releer libros como 1984, En busca del tiempo perdido o Don Quijote y encontrar nuevas interpretaciones según la etapa vital del lector es algo muy real y que muchos lectores compartirán. Subraya la idea de que los libros son espejos que reflejan nuestro propio crecimiento.

    Santiago Recasens

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  16. La inclusión de la figura del traductor como un "artífice de puentes entre lenguas" es un detalle muy valioso. A menudo se olvida su importante labor a la hora de enriquecer nuestro acceso a diferentes culturas y perspectivas.

    Mª Carmen Vocal

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  17. El tono del artículo es cálido, cercano y lleno de amor por los libros. Se nota la pasión del autor por la lectura y por esos compañeros silenciosos que son los libros. Esto hace que la lectura sea muy agradable y conecte fácilmente con otros amantes de los libros. ¡Fantástico!

    Josep Lluis Marsal

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  18. La referencia final a la cita de Borges es un broche de oro perfecto. Refuerza la idea del libro como un lugar especial, casi sagrado, lleno de posibilidades infinitas. ¡Enhorabuena!

    Manuel José Tristán

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  19. Un artículo muy bien escrito, lleno de sensibilidad y con ideas muy originales sobre la relación entre las personas y los libros. Seguramente muchos lectores, como yo, se sentirán identificados con estas reflexiones tan personales. ¡Enhorabuena!

    Miguel Portillo

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  20. Con un estilo lírico y evocador, el texto está impregnado de una sensibilidad poética muy marcada, lo que genera una conexión emocional inmediata con los lectores amantes de los libros. Frases como “los libros son como animales domésticos” o “como faros en la oscuridad” son particularmente potentes y memorables.

    Miguel Ángel Delgado

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  21. Una reflexión personal con resonancia universal: Compartes una experiencia íntima con los libros, pero lo haces de un modo que permite a otros lectores verse reflejados. Ese equilibrio entre lo personal y lo colectivo es difícil de lograr y aquí está bien conseguido. ¡Enhorabuena!

    Montserrat Fernández

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  22. Estructura fluida y natural. El artículo no sigue una estructura rígida, sino que se despliega como un monólogo interior que fluye con naturalidad, lo cual lo hace ameno, casi como si escucháramos a alguien hablar con pasión y ternura sobre su amor por la lectura. Muy bueno.

    Gerardo Iglesias

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  23. Un formidable artículo con una intertextualidad bien usada. Las referencias a Orwell, Proust, Cervantes y Borges enriquecen el texto y aportan profundidad. No son simplemente nombres lanzados, sino que se integran en la vivencia lectora. Me ha encantado.

    Manuel Albadalejo

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  24. Es un artículo entrañable, bien escrito y lleno de amor sincero por la literatura. Tiene la capacidad de tocar fibras sensibles en quienes sentimos los libros como una parte fundamental de la vida.

    Mª José Boix

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  25. Es una hermosa y reflexión poética sobre la relación a la íntima entre los libros y el lector. Muy bueno.

    José Agustín Pascual

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  26. Tu prosa es delicada y llenada de imágenes sensoriales que hacen que el lector no solo admite, sino sienta tu conexión con los libros. Frases como "los libros son como animales domésticos" o "me sumerjo en un torbellino de palabras" son especialmente memorables. Tienes un don para transmitir emociones a través de las palabras, algo que pocos escritores logran con tanta naturalidad.

    Lluisa Felip

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  27. Hablas desde tu experiencia personal (tu biblioteca, tu butacón, tus rituales), pero al tiempo mismo, otros amantes de la lectura nos sentimos igual. Todos hemos tenido ese ambiente de reencontrarnos con un libro como si fuera un amigo viejo, o de descubrir nuevos matices en una obra que creíamos conocer. Me ha parecido formidable.

    Manuel Antonio Cabedo

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  28. No solo describes tu amor por los libros, sino que exploras cómo estos nos transforman. La mención a *1984*, En busca del tiempo perdido y Don Quijote ilustrado perfectamente cómo un libro puede revelar cosas diferentes en diferentes etapas de la vida. Esto le da una capa de profundidad filosófica al texto, invitando al lector a la reflexión sobre su propia evolución como lector. Muy logrado.

    Rafael Días


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  29. El artículo tiene un ritmo muy agradable, casi musical. La mezcla de frases cortas y largas, junto con las anécdotas personales, mantiene el interés del lector. El final, citando a Borges, es un broche perfecto.

    Manuel Antonio Sanz

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  30. La manera en que humanizas a los libros (hablando con ellos, sin que "protesten" cuando los mueve de sitio) es encantadora y original. Le da un toque de magia al texto, como si los libros después de la vida propia.

    Susana García

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  31. Es un artículo bellamente escrito, lleno de amor por la literatura y con una capacidad excepcional para conectar con el lector. No solo celebra los libros, sino que esencia captura misma de lo que significa ser lector: un viajero eterno entre páginas. Enhorabuena.

    Pedro Peg

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  32. Muy buen artículo, Juan Antonio. Cuando escribes sobre tus temas, sobre tus conocimientos, sobre lo que tu dominas desde tus años en la Universidad, es cuando realmente te luces de verdad, al menos es esta mi opinión. Son artículos que difícilmente se pueden contestar, podrán gustar más o menos, pero no se podrá discutir la verdad y la verosimilitud de lo que dicen. Leyéndolo me ha venido a la memoria mis años juveniles leyendo también El Quijote en los Hermanos Maristas del Colegio Montserrat de Lleida, los que están en la plaza Cataluña y todas sus instalaciones dan a la avenida Madrid. Muchas felicidades.
    Una abrazo.
    Alberto Arias

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  33. Hola Juan Antonio,
    Me ha encantado, es la confesión de un bibliófilo. Y estoy de acuerdo, leer libros es generar imágenes, escenas e ideas y por tanto crear en nuestra mente ilusión de otras vidas o exploración de mundos. Es pensar y a través de los pensamientos dotarnos de mayor capacidad para adaptarnos al mundo que nos rodea, para aprender a convivir con los demás, para escoger la ruta por la que vamos a caminar en la vida y para crear cosas.
    Recuerdo bien "La resistencia" de Ernesto Sábato o "Ensoñaciones del paseante solitario" de Rousseau entre otros, maravillosos libros que descubrí gracias a tu recomendación.
    Un abrazo,
    Miguel Ángel Cerviño

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  34. ¡Qué preciosidad! Todo el artículo, además. Me ha impactado el primer párrafo especialmente. Y, sin haber caído en ello, en lo que señalas del Quijote, que es el libro que más veces he leído. Bordas el final... Bueno, bueno.
    Enhorabuena.
    Un abrazo.
    Jaime Martínez

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  35. Hola Juan Antonio.
    Grandísimo artículo, de los mejores. Profundizas tanto, que a medida que voy leyendo, me voy identificando en muchos pasajes del mismo, en muchísimos; debe ser que, por edad similar, hemos seguido algunos pasos similares también.
    Desde pequeña me ha gustado leer y aparte de comprarlos, es el mejor regalo que pueden hacerme, porqué, no solo son luces que iluminan mi alma, también me la acarician.
    Muchísimas gracias por compartir.

    Un abrazo.
    Magda Díez.

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  36. Buenos días, Aunque ya han pasado muchos días, te remito mi comentario a tu artículo del día de Sant Jordi y del libro, que te publicaron muy justa y oportunamente, al ser una glosa en favor del libro de papel, en un momento que como nunca debe reivindicarse su presencia y su difusión en todos los ámbitos de la sociedad, como muestra de una labor meditada efectuada con rigor y concebida para perdurar, confrontado al mundo digital, donde se valora la inmediatez pero todo es voluble y desaparece al instante dado el ingente volumen que se genera constantemente.
    Está muy bien construida la descripción casi litúrgica que haces del contacto con los libros de tu biblioteca, es cierto que en el fondo con su lectura ellos nos han ayudado a entender y conformar nuestra identidad y nuestra visión, también coincido contigo en que hay obras con una trascendencia reconocida como las que mencionas que cuando se releen nos aportan siempre nuevas perspectivas, vinculadas a nuestras propias vivencias y experiencias que son verdaderas joyas, pero también hay sin duda multitud de obras a veces poco mediatizadas con contenidos llenos de sabiduría en su amplia acepción, que cuando las lees producen una sensación gratificante de plenitud.
    Indudablemente las bibliotecas contienen el legado cultural de la humanidad, el único problema es que tanta obra escrita e impresa es inabarcable, y sin duda existen múltiples tesoros literarios y de ensayo que aún esperan ser descubiertos, por esto siempre hemos de tener un espíritu ávido de lectura.
    Un cordial saludo.
    Jordi Testar

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Gracias por tus comentarios.