En este tiempo, cuando el invierno camina hacia su ocaso y
los días se alargan en busca de la inminente llegada de la primavera, vivimos
un período de amarguras y desesperanzas, de desmoronamiento moral, de
lamentable pérdida de valores, de injusticias, depresiones individuales y
colectivas, de profunda recesión y de perplejidad ciudadana ante los casos
Bankia, Gürtel, Matas, Bárcenas, Fabra, Palau, Pallerols, ITV, EREs andaluces,
Preferentes, Nóos, Pokémon y tantos otros mercaderes de sueños que nos aplastan
el alma cada día con su indecente codicia.
En esta época, digo, posiblemente ante tanta burla, ante el
triunfo de una corrupción tan generalizada que se ha convertido en epidemia, me
veo igual que uno de los personajes que Cela retratara en La colmena:
sentado en un cementerio contemplando estupefacto la muerte de la ética y la de
todos los valores que antaño protegían a los más desamparados e indefensos.
Tras esta larga etapa,
en la que el Gobierno, con un lenguaje propio de trileros, nos ha dicho que los sueldos no bajan, que
“suben moderadamente”, y a los recortes les llama “reformas”; hoy, me
entero, de que las empresas que componen el Ibex 35 obtuvieron en el 2013, un beneficio
neto de más de 20.000 millones de euros. Y…mientras tanto los trabajadores ven como cada vez trabajan
más y cobran menos. Sabido esto, ruego a ustedes: empresarios y Gobierno, que tengan
la decencia, al menos, de cargar con la vergüenza de no llamarle a esto “progreso”,
para hacernos el peso algo más llevadero.
Quizá
por todo ello, tal vez, haya llegado el momento de que todos reflexionemos un
poco y seamos capaces de analizar lo que cada uno podemos hacer para salir de
este maléfico sueño que, con una indescriptible realidad, diariamente nos
humilla y somete hasta la más recóndita neurona de nuestro cerebro.
Puesto que,
en caso contrario, de no hacerlo, quizá tengamos lo que nos merecemos. Y…
entonces, si es así, sigamos durmiendo; que es lo que persigue y quiere el
Gobierno.