viernes, 22 de noviembre de 2013

Tener presente que…

Cicerón, orador y político romano, defendía que pensar es como vivir dos veces. El problema es que los políticos que tienen que “pensar” para facilitarnos la vida a los ciudadanos, utilizan su intelecto, si es que lo tienen, no para reflexionar la manera con la que ofrecernos mejores servicios a los ciudadanos al menor coste posible, sino todo lo contrario.

Me lleva a enjuiciar y criticar esta actitud, entre otras cosas, al comprobar la triste situación en que se encuentran muchos de los más pequeños en nuestro país. Los niños y niñas, nuestro futuro, que son también víctimas de las consecuencias de la crisis.

Curiosamente, son los que no han contribuido, ni en sueños, a generarla, pero sí que son uno de los principales colectivos que ahora se ven afectados mediante los inacabables recortes que, día tras día, nos regala el Ejecutivo de nuestra pretendida “Arcadia Feliz”. Entre otras medidas, se han recortado las becas a los comedores escolares, complicando en muchos casos la salud de los niños que tenían en el comedor escolar su principal fuente de alimento del día.

No olvidemos el informe presentado el pasado mes de agosto por el Síndic de Greuges en relación a la desnutrición infantil en Cataluña, el cual recibió como laudatoria respuesta por parte de la Generalitat que “no es para tanto”. Y…, desgraciadamente, no se equivocaba el informe, no hablaba de los niños de países subdesarrollados o en vías de desarrollo, no. Se pronunciaban sobre los niños y niñas catalanes; de sus escolares .

A nivel de Estado, si nos fijamos en la educación, nos topamos con la inaceptable Ley Wert que lo único que hace es atacar la enseñanza desde la infancia, cambiando un paradigma que viene funcionando razonablemente bien en esta Comunidad, y que lo que pretende es perseguir a través de una voluntad política el cambio lingüístico-ideológico de la sociedad . Están jugando, otra vez, con el futuro de los niños, lo que, a mi modo de ver, creo que no se merecen.

Cada recorte, cada nueva medida de los Gobiernos actuales, tanto en Cataluña como en España, son muestras de que lo que quieren es hacer más grandes las distancias entre aquellos que se pueden pagar una educación, una sanidad y unos servicios, de aquellos otros que no tienen los recursos económicos y que ven cada día más mermado su poder adquisitivo. No les interesa una sociedad razonablemente más justa, cohesionada y en la que se garanticen los derechos que tanto costaron conseguir. No, lo único que les importa es favorecer sus intereses, los de las grandes empresas multinacionales, los importantes magnates financieros y las clases más acomodadas. Y lo más triste de todo es que detrás de estas medidas, lo que se esconde y por ello se efectúan, son únicamente motivos ideológicos. Efectivamente, todo quedó “atado y bien atado”.

La última vuelta de tuerca nos ha llegado ayer, con el anuncio de las gigantescas multas que van a imponernos por manifestarnos. Es otra forma de poner en valor el popular dicho de: “Ajo y agua”. Es decir, los ciudadanos ya no tendremos derecho ni a protestar, solamente servimos para trabajar y pagar impuestos…

Y… “el pueblo” les vota. Seguramente es, porque, como nos decía Kant, “El sabio puede cambiar de opinión, el necio nunca”

Sin sarcasmo.