jueves, 25 de abril de 2024

La Ética política en juego, el poder a toda costa.

 

La ética se define en la RAE como el conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida. En este sentido, la frustración del PP y Vox, al no conseguir formar gobierno tras las elecciones del pasado julio, ha generado la tendencia a aprovechar todas las ocasiones posibles para perjudicar al PSOE y la Coalición Progresista del Gobierno central, rayana en un visceral odio hacia dichas formaciones políticas. Y es que la cólera que domina por este hecho al PP y a Vox, no les permite ni les interesa, ver y saber todo lo que de positivo ha realizado y realiza en este espacio de tiempo la acción del Gobierno para mejorar la vida del conjunto de los ciudadanos.

La razón de esta actitud de la Derecha y de la Extrema Derecha política, judicial y mediática, de nuestro Estado, es debida a que cuando no gobierna, se bate más por sus intereses partidistas para alcanzar el poder a toda costa que por los derechos democráticos. Ha ocurrido siempre y cada vez lo expresan más claramente a nivel mundial en otros países; lo hizo Trump en los EEUU y lo han hecho recientemente en Portugal. Y, para ello, su estrategia y acción política como oposición la emplean en cubrirle el rostro a la mentira para que parezca verdad, disimulando el engaño y disfrazando la realidad como sea, a costa de lo que sea y de quien sea.

Creo que en estos momentos decisivos el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha entendido lo que le ocurrió a Pablo Iglesias, Irene Montero, Mónica Oltra y Zapatero, entre otros. Tal vez entonces, el PSOE debió denunciar a la mafia mediática y judicial que en perfecta armonía, utilizan el PP y Vox para conseguir sus fines, convirtiendo la actividad política en un lodazal en el que embarrar a Pedro Sánchez y su familia.

lunes, 22 de abril de 2024

23 de Abril, Sant Jordi: Espejos de vidas y sueños

 

Hoy, 23 de abril, en Cataluña, celebramos dos importantes acontecimientos. Por un lado, festejamos la festividad de Sant Jordi, el noble que, según la leyenda, salvó a su princesa Cledolinda en Mont Blanc o Rocallaura, dependiendo de a quién se le pregunte, matando al dragón y cuyas gotas de sangre, al caer en la tierra, se convirtieron en un rosal que florecía con profusión y del que, el caballero, tomó la flor más hermosa y se la obsequió a su amada. Por otro lado, junto al festivo Sant Jordi, conmemoramos también el Día del Libro. Una celebración que rinde homenaje al aniversario de las muertes de tres emblemáticos escritores como fueron Miguel de Cervantes, William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega, hecho que ocurrió un 23 de abril de 1616. Así pues, en este día tan especial, oficiamos y honramos tanto el valor y el amor simbolizados por Sant Jordi, como el inmenso legado literario de estos tres grandes y geniales autores.

 

En este último contexto, viviendo una época en la que la economía y tecnología digital dominan toda actividad y comportamiento en nuestro proceder, cabría preguntarse si entran los libros en la secuencia de exigencias y aspiraciones de la sociedad actual. ¿Son realmente útiles en nuestras vidas? Sabemos que ocupan mucho espacio en el salón de casa. Miremos nuestras estanterías, seguro que a más de uno le gustaría colocar allí una televisión QLED de gran pulgada, un equipo de música, un cuadro de algún pintor más o menos relevante, algunos recuerdos de viajes realizados o cualquier otra cosa; pero resulta que no puede ser porque están llenas de libros. Y además, los libros nos exigen mucho tiempo si los leemos, por lo que nos ocupan buena parte del ocio del que disponemos y, tal vez, le apetecería a usted pasarse el día hablando o jugando a la botifarra o viendo alguna serie de moda en la televisión o medio adormilado; pero no puede permitírselo porque necesita leer un libro que tiene pendiente o ya comenzado. En consecuencia, ¿son los lectores acaso un punto de apoyo del que se sirven los libros para seguir existiendo? ¿De verdad merecen la pena los libros? Mi respuesta es clara, categórica e incuestionable: por supuesto que sí; pues como nos dejó dicho el escritor romano Plinio el Joven, “No hay libro tan malo que no sirva para algo”. Quizás por ello, la tradición libresca está viva desde hace tres mil años. Se trata de un lapso breve de tiempo si se compara con la historia de la raza humana, pero es muchísimo si lo equiparamos con la vida de un individuo. De una manera u otra los libros se las han arreglado siempre para sobrevivir. Y es que, a pesar de estas consideraciones, no podemos olvidar el valor intrínseco de la literatura y su impacto en nuestra formación personal y cultural. Poder leer a los clásicos, adentrarnos en el mágico mundo de las expresiones cervantinas que reflejan un conocimiento asentado, en considerables ocasiones, en la sabiduría popular, es un viaje enriquecedor hacia el corazón de nuestra cultura y tradiciones, una experiencia que nos permite apreciar la belleza de la literatura y la profundidad del pensamiento humano. Es, en definitiva, una forma de conectar con nuestras raíces y entender mejor el mundo en el que vivimos. Y es que Cervantes era un genio que se formó y cultivó en los libros y también a base de las dificultades y obstáculos de una vida desventurada que le llevó de aquí para allá a lo largo de su vida: “El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”, nos dejó dicho. En verdad no hay mejor forma de aprender y de saber que recorriendo el camino de la vida en compañía de Don Miguel, de Galdós, Machado, Maragall, Rodoreda, Dostoyevski, Proust, Gª Márquez y otros tantos faros de la cultura española, catalana y universal, pues viajar y leer son actividades y condiciones necesarias para conocer. Por ello, acercarnos a los libros, sumergirnos en ellos, es participar de una cultura literaria que nos ofrece emocionantes viajes a través del tiempo y el espacio de todas las épocas. Es también, poder comunicarnos y estremecernos mediante el trato con personas y personajes, toda una diversa y colorida fauna humana con sus propias ideas y emociones. Así como, percibir las alegrías y tristezas, el dolor y el placer, la decepción y la esperanza, pues los libros son unos magos que actúan como espejos de vidas y sueños; aunque a menudo la vida real inventa más que las obras de ficción que leemos. Y es que un libro cobra vida a través del diálogo que provoca, las memorias que rememora y los sentimientos que desencadena. Por eso, todos deberíamos leer, pues los libros son un gigantesco espejo que nos permite entendernos. Es otra manera de entrar en la realidad, ya que los libros y las librerías nos facultan aislarnos del mundo y, a la vez, comprenderla viviendo otras vidas.

 

Así pues, hoy, 23 de abril, regala rosas y libros, tiempo, regala sueños. Ya que después de leer tranquilamente un libro la vida se ve de otra manera, se aprende y se impone más el sentido común. Denle, amigos lectores, una oportunidad al libro, tiene algo muy original: te hace escuchar, no le puedes replicar y es muy relajante saber que no espera tu respuesta.