sábado, 29 de julio de 2017

Entre cínicos anda el juego


Aunque me había despedido hasta septiembre, las especiales características del acontecimiento: "Declaración ante la Audiencia Nacional del ciudadano Rajoy en el caso Gürtel",   me obligan a realizar un inciso veraniego y vuelvo a escribir estas notas para dar mi opinión sobre el citado suceso.

Define la RAE la palabra cinismo como la actitud de la persona que miente con descaro y defiende o practica de forma descarada, impúdica y deshonesta algo que merece general desaprobación.

El origen etimológico de la palabra cínico proviene del griego clásico kyon que significa “perro” y comparte raíz con la palabra can. Así pues, literalmente, los miembros de la escuela griega de pensamiento “cínico”, fundada en la Antigua Grecia durante la segunda mitad del siglo IV a. C. por el griego Antístenes que defendía la vida sencilla como camino para alcanzar la felicidad, serían “los perrunos”.
Sus seguidores, reinterpretaron la doctrina socrática especulando que la civilización y su modo de vida era un mal y que la felicidad venía dada practicando una vida sencilla y afín con la naturaleza. El ser humano transportaba ya, en sí mismo, los fundamentos necesarios para ser feliz. Y adquirir su autonomía era, de hecho, el verdadero bien. De ahí el rechazo a las riquezas y a cualquier manera de preocupación material. El ser humano con menos exigencias era el más libre y el más feliz.

Diario "El Segre" 29 de julio de 2017
Y así de libre y de feliz, como los cínicos, debió de quedarse el ciudadano Rajoy, el pasado día 26, al declarar como testigo en el juicio del caso Gürtel, en San Fernando de Henares ante el tribunal de la Audiencia Nacional, que su partido “jamás recibió donativos en efectivo de empresarios” y reiterando, hasta en siete ocasiones, que nunca se ha ocupado de cuestiones económicas del Partido Popular, sino únicamente de las políticas. Y es que, como es bien sabido, “los cínicos” fueron famosos por sus excentricidades…

Vivimos en una sociedad que tiende a excitarnos las pasiones más que el raciocinio. Y quizá por ello, en este caso, escuchando las respuestas dadas en el juicio, el ciudadano Rajoy nos impulsa a intentar descubrir la quinta y oscura esquina de una habitación cuadrada. Posiblemente, porque como nos dice Arundhati Roy en su otra Espectros del capitalismo, “los seres humanos somos una especie psicótica, y es posible que nuestra inteligencia haya superado a nuestro instinto de supervivencia”. En ello estamos.
Y, mientras tanto, ¡los cínicos nos gobiernan…!

miércoles, 12 de julio de 2017

Cambrils, verano




Es tiempo de verano. Vacaciones en Cambrils. Han comenzado con dolor y con tristeza. Hace unos días, con 55 años, falleció en Lleida una buena y querida amiga de Rosa. Como decía Machado, " La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos". Sin embargo…, no nos han educado para asumir la muerte, ni la ajena ni la propia; al menos a mí. En la autopista, camino del funeral, ha estallado el verano. Mientras conduzco, en mi cabeza, reina el vacío y el silencio.

La muerte es el gran misterio de la vida. Nos dicen los científicos que hay otros mundos en nuestro universo y quizá sea cierto. No obstante, pienso que todos los mundos posibles están en éste y somos tan ciegos que no los vemos. Quizá es por ello que la idea que tengo del mundo y de la vida, es la de un absurdo animado que rueda en el solitario e indiferente cosmos, para asombro de algunos de sus habitantes... Al día siguiente regresamos a Cambrils.

Hoy al despertarme, he pensado en los tiempos que estamos viviendo. Increíble. Todo cambia a una velocidad de vértigo. Y, sin quererlo, me vienen a la memoria una sucesión de imágenes de mi infancia en Marruecos… Desayunamos. Nos vamos a la playa. El tiempo está inestable; pero aquí, en esta localidad costera, el sol del luminoso julio le mete el codo a las nubes alejándolas del litoral. Paseo plácidamente por la orilla acariciado por las suaves y eternas olas del Mediterráneo. Mar azul. Ruido de mar. Sin saber muy bien por qué, sonrío relajado. Cambrils es mi jardín privado…



Un jardín privado que le faculta a mi mente avanzar libre por los caminos que pensantemente transito. Es lo que, a lo largo de mi vida, me ha permitido convertirme en lo que soy: un imperfecto y cambiante humano, afortunadamente. Ese jardín tan exclusivo es el único recinto en el que, si quiero, no entra nadie. En el que estoy a salvo de juicios ajenos y por el que deambulo desnudo ante mí mismo. Es en el que amo o detesto y rechazo sin necesidad de hacerlo saber. Y es fantástico que así sea; pues ante las acometidas y agresiones exteriores, siempre me queda un reducto en el que poder refugiarme y del que no doy a nadie las claves para entrar…

Hasta septiembre. Feliz estío.