lunes, 18 de abril de 2022

Paradojas de la guerra de Ucrania.

 

“Nadie miente más que un hombre indignado”, decía Nietzsche en su obra Más allá del bien y del mal. Y es que las sospechas sobre dicha actitud van confirmándose hasta llegar a convertirse en un eufemismo, pues decir que los medios occidentales y rusos están indignados con las mentiras de uno y otro bando cuando es casi lo único que están haciendo desde la invasión del territorio ucraniano por parte de las tropas rusas, me parece una falacia. La tergiversación de la información es problemática en todo conflicto bélico y la que está ocurriendo entre Rusia y Ucrania no es una excepción. La guerra no solamente se libra en el campo de batalla, sino que, paralelamente a ella, hay una ofensiva de operaciones informativas que se viene percibiendo y desarrollando también entre ambos contendientes de cara a conseguir el apoyo de la opinión pública internacional. Y para ello, Ucrania está contando, de hecho, con el apoyo de los EEUU y Reino Unido, los cuales, por medio de sus respectivos servicios de inteligencia difunden aparentes secretos militares y estrategias rusas con el objetivo de influir negativamente en los planes de Vladimir Putin y, de esta forma, favorecer las acciones del Presidente Zelenski y su valeroso ejército ucraniano. En este aspecto, Rusia, está perdiendo esta contienda y sus informaciones y silencios son tan diáfanos como estar en un cuarto oscuro buscando un gato negro.

La Mañana 25.04.2022


Echando unas fechas atrás el calendario, el pasado 24 de febrero Rusia lanzó contra Ucrania la ofensiva militar de mayor envergadura en Europa desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y todo parecía entrever que la conquista de Ucrania sería casi un paseo militar para el segundo ejército más poderoso del planeta. Sin embargo la realidad es tozuda y parece ser que también en este objetivo el autócrata del Kremlin y sus asesores han fracasado o están a punto de fracasar. No obstante, el hecho de que Putin no esté ganando la guerra de Ucrania no significa que la esté perdiendo. Desde mi punto de vista Rusia, aún hipotéticamente perdiendo, ya ha ganado la guerra demostrando a Occidente que puede desestabilizar sus economías cuando le dé la gana, solamente tiene que invadir un país que no pertenezca a la OTAN para poner todo patas arriba. Guste o no guste a los EEUU, UE y el resto de los países occidentales y dure lo que dure la guerra, para terminarla, tendrán que contar con Rusia y sentarse a negociar. Putin no está loco, como afirman algunos medios occidentales, simplemente ha saltado a la historia con una idea clara, restaurar el estatus de Rusia como potencia global tras el colapso de la URSS hace 30 años. Y para llevar a cabo su proyecto ha elegido claramente la fuerza, la violencia y la guerra. Lo había venido repitiendo muchas veces desde antes de la invasión: “La caída de la URSS fue la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX” y los incompetentes altos dignatarios de Occidente no han sabido verlo ni sacar consecuencias de ello. Putin llevaba veinte años diciendo que iba a hacer lo que ahora está haciendo y mientras tanto, los líderes europeos y americanos, han estado patéticamente mirando hacia otro lado. Tal vez, porque los políticos profesionales no tienen sentido de la historia, sirven a los intereses del mercado global y creen que eso es suficiente para escribir la crónica de un futuro siempre incierto.

 

Señalo más arriba que, aunque Putin pierda la guerra en realidad ya la ha ganado. Y digo esto porque, además de su demostrada capacidad desestabilizadora de Europa, en el supuesto de que occidente y más concretamente Alemania, deje de comprar gas a Rusia, ésta no puede permitirse bajar su producción; ya que, de hacerlo, supondría generar un gran descontento popular a causa de los miles de trabajadores que las gigantescas empresas gasísticas rusas Gazprom, Lukoil y alguna más se verían obligadas a despedir, engrosando las listas del paro de larga duración. Pues bien, en consecuencia, es lógico preguntarse ¿qué puede hacer o hará Rusia con el gas excedente si llega a producirse esa situación? y ¿qué gastos de explotación y beneficios industriales aparte, le puede salir prácticamente gratis? En este contexto, entiendo que seguir haciendo lo que sabe hacer desde hace mucho tiempo; es decir, fabricar masivamente lo que ya sabe fabricar y de los que es el principal proveedor del mundo: fertilizantes. Unos fertilizantes que se distribuyen en un 60% de nitrogenados, 20% fosforados y 20% potásicos, cuyo mercado es básico para potenciar el rendimiento agrícola mundial y que alcanzan los 100 millones de toneladas anuales de producción. En otras palabras, producir aún más urea, amoniaco y sus derivados sulfatos y nitratos y.... ¡plástico! Dicho sea de paso, también son los principales fabricantes de potasa; por lo tanto, de todos los abonos excepto los de fósforo, pero que también producen. Y, ante estos hechos, la siguiente pregunta que, por sí sola, cabe hacerse es ¿quiénes son los principales países consumidores? Pues China, EE.UU., India, Brasil y Pakistán que, según la BCR (Bolsa de Comercio de Rosario), son los que se llevan más del 60% de la demanda mundial de estos productos.

 

Tras el fin del rugido de las bombas y las armas, llegará el momento de sentarse a negociar para firmar la “paz”. Una paz en la que aventuro que Rusia consolidará la posesión de Crimea, se anexionará el Donbás y Ucrania aceptará su no pertenencia a la OTAN y, tal vez, tampoco su incorporación a la UE. Tal vez es tiempo de recordar las palabras del sociólogo y filósofo francés Julien Freund: “Tú crees que eres tú quien designa al enemigo, pero es el enemigo quien nos designa y mientras él quiera que seas su enemigo, lo serás. E incluso te impedirá cultivar tu jardín”. Así nos ocurre y así nos va.