martes, 25 de junio de 2013

Respecto al derecho de Herencia.

Sostiene la Jurisprudencia que es éste un derecho íntimamente unido al derecho a la propiedad privada. En realidad, está tan arraigado en la cultura occidental que resulta prácticamente imposible argumentar en su contra sin provocar un inmediato rechazo. Por ello, ¿cómo vivir sin derecho a heredar? La actividad económica de los seres humanos que viven en un sistema que reconoce el derecho a la propiedad privada sin ninguna limitación cuantitativa, se inspira, claro está, en la codicia personal, pero también, si existen hijos, en el designio de proveer a su seguridad económica para cuando llegue el momento de morir; si desaparece la posibilidad hereditaria de los hijos, desaparece uno de los dos grandes acicates de la actividad económica privada; sobre esto no parece que haya muchas dudas, al menos mientras nos movamos dentro de los parámetros del capitalismo. Pero es evidente también que la necesidad de tal acicate desaparece cuando la seguridad económica queda garantizada por el propio Estado en una sociedad en régimen comunista o similar.

Hace poco hemos oído la noticia de que estaba sufriendo un importante incremento el número de renuncias a la herencia; parece ser que la crisis, esa horrible situación en que nuestra sociedad (y otras muchas) se encuentra inmersa, ha expandido el temor a las posibles deudas de los difuntos, en fuerza del famoso principio “ultra vires hereditatis” (el heredero responde con sus propios bienes de las deudas de su causante, si no bastan para satisfacerlas los bienes de la herencia); claro que todo heredero puede aceptar la herencia “a beneficio de inventario”, cumpliendo los requisitos que para ello establece el código civil, con lo cual queda burlado el citado principio. Pero la gente no quiere meterse en líos legales y prefiere sin duda resolver el problema con la renuncia pura y simple a una herencia que podría representar un peligro.

Esto, sin embargo, no son más que triquiñuelas legales a las que se apela cuando no se pone en cuestión el derecho a la herencia en sí. Parece ser que un magnate americano sostuvo en una ocasión que el socialismo, como sistema de convivencia, quedaría automáticamente implantado con sólo suprimir constitucionalmente el derecho a heredar; por ingenioso que pueda parecer este pensamiento, no deja de ser una simplificación disparatada. Veamos: si se suprime el derecho a la herencia en lugar de establecer el principio de que de todos los bienes dejados por los ciudadanos a su respectiva muerte, se haría dueño el Estado, el resultado caótico sería que todos esos bienes serían “nullius”, es decir, estarían sin dueño y, por lo tanto, serían susceptibles de apropiación privada por su ocupación; es evidente que la simple supresión del derecho a la herencia no bastaría para que surgiera un sistema socialista. Opino.

A mi modo de ver cuando un individuo, gracias a su inteligencia, esfuerzo personal, un mucho de azar, algo de eso de estar en el sitio oportuno en el momento conveniente, la fortuna en forma de “Lotto y similares” y… otros muchos etcéteras, tiene la ventura de hacerse multimillonario, entiendo que es lógico que pueda disfrutar en vida de cualquiera de las circunstancias que le han llevado a ese “estado de gracia” que no conseguiremos la inmensa mayoría de los mortales. No obstante, dicho esto, me pregunto ¿qué derechos tienen y les asisten a sus herederos a “disfrutar” de una posición económica de la que han sido absolutamente ajenos? Aquí entraríamos en la misma disyuntiva que el aparente “derecho” a ser heredero de una monarquía, principado o cualquier otro título nobiliario, que establezca privilegios sobre el resto de los ciudadanos.
A título de ejemplo, para explicar mi tesis, ya que con palabras me enredo, expongo el caso de Bill Gates, fundador de Microsoft, al que se le calcula una fortuna en 2013 de 72.700 millones de dólares. Pues bien, este señor, está justificado que goce y utilice como le plazca su fortuna; ya que, al menos, ha aportado algo innovador a la sociedad en su conjunto, en la que vive. Pero… ¿qué derechos tienen sus herederos que no han hecho ni aportado absolutamente nada a la sociedad; todo más que un apellido…? Y…este “derecho” se irá transmitiendo de generación en generación sin más valor que el ser descendientes de quien realizó el invento; es decir, a costa del esfuerzo de un personaje del siglo XX vivirán maravillosamente bien todas las generaciones sucesivas que sean lo suficientemente inteligentes como para no dilapidar semejante fortuna.

Shakespeare puso en boca de múltiples reyes, probablemente desilustrados, un lenguaje ampuloso, profundo y sublimado. No hizo otra cosa que mitificar el carisma; es decir, considerar el poder como providencia divina. El poder real era el gobierno del dios en la tierra sobre los siervos de siempre, “tirados por las cunetas del olvido”. Es el mensaje divino de los reyes sobre los siervos eternos de la explotación…Nada ha cambiado. Nunca cambia nada en este mundo.

Quizá tengan razón los que consideran que nuestros pensamientos más importantes son los que contradicen nuestros sentimientos…

Un abrazo

viernes, 21 de junio de 2013

ANÁLOGÍAS: CIUDADANOS ROMANOS VERSUS AMERICANOS


Lo he comentado en alguna ocasión. Y lo reitero hoy: Nada hemos aprendido, nada ha cambiado. Nuestra sociedad sigue estratificada con los mismos esquemas que en la época del Imperio Romano; solamente hemos cambiado de Imperio y modificado algunas palabras, que no los conceptos. El de hoy es, “El Imperio Americano

Así, en la antigua Roma, sus residentes podían ser divididos, a grandes rasgos, en los siguientes grupos:

  • Los “Hombres Libres o Ciudadanos Romanos”; eran aquellos habitantes que gozaban de todos los derechos que se atribuían al estatus de ciudadano romano.

Es decir, en nuestra actual sociedad mundial: Los ciudadanos estadounidenses.

  • Los “Nativos: aquellos que vivían o provenían de territorios conquistados por Roma: los habitantes de estados aliados que incluían las colonias de Roma, a quienes se les otorgaba una ciudadanía de segunda clase.

Actualmente, los ciudadanos del mundo occidental que conforman los países de la OTAN y otros “aliados”

  • Los Esclavos: aquellos que se consideraban propiedad de los “Ciudadanos de Roma”y podían ser vendidos, maltratados, mutilados, violados, torturados o muertos a voluntad de sus propietarios. En este sentido, es importante tener en consideración que “la muerte”, por parte del propietario, de un esclavo era tratado como un asunto de destrucción de propiedad, no como un homicidio.

O sea, el resto de los mortales, incluyendo, en variados casos a los nativos de los propios aliados. A título de ejemplo, y por tenerlo cerca, léase el caso “Couso”.

Obtención de la ciudadanía romana
Entre otros, podían adquirirla:
  1. Aquellos que eran hijos de un matrimonio legal de un ciudadano romano. Igual que ocurre ahora a los americanos.
  2. Los que servían en cuerpos militares bajo las órdenes de romanos, adquirían ciudadanía, la que se trasmitía a sus hijos. Lo que les pasa a miles de hispanos en su afán por obtener la ciudadanía americana  
  3. La ciudadanía se podía comprar, aunque el precio era muy alto. Hecho que también ocurre en estos “avanzados” días

Derechos derivados de ser ciudadanos romanos
Los derechos asociados con los diferentes tipos de estatus variaron sobre el tiempo, con el origen de los individuos y los servicios otorgados al estado por los mismos. Sin embargo, los diferentes derechos incluían, fundamentalmente, los siguientes:

Ius suffragiorum: Derecho a voto en las asambleas etc.
Ius honorum: El derecho a postularse y ser electo. Ejemplo: Obama
Ius commercii: El derecho a efectuar contratos legales y tener propiedades.
Ius connubii: El derecho a contraer matrimonio con otro ciudadano romano, a tener los derechos de pater familias y a que los hijos de tales matrimonios fueran considerados ciudadanos de Roma.
Ius migrationis: El derecho a preservar el nivel de ciudadanía romana, con todos los derechos legales, cuando se viajaba o reubicaba a una colonia romana, o cualquier otro aliado.

Otros Derechos
Adicionalmente surgieron una serie de derechos que, no estando cubiertos por legislaciones específicas, llegaron a ser consideradas parte de los derechos de los ciudadanos romanos:

Derecho de inmunidad de ciertos impuestos y otras obligaciones legales. Así mismo, un ciudadano romano no podía ser juzgado, torturado, azotado ni condenado a muerte, más que por un tribunal romano. Además, en ningún caso un ciudadano romano podía ser crucificado.
Derecho a tomar acción frente los tribunales de justicia.
Derecho de apelación sobre las decisiones de magistrados.

Paralelamente en el tiempo, y con la extensión de la influencia romana, se encontró necesario y conveniente otorgar alguna forma de derechos reconocidos en Roma a los habitantes de colonias y ciudades y regiones aliadas. Esto se concretó en una forma de “ciudadanía limitada”. ¿Os suena algo?

Así, en los hechos, la otorgación de ciudadanía —tanto a los aliados como a los conquistados— se transformó en un método político de romanización o atraer al área de influencia romana no sólo los diferentes sectores étnicos o nacionales que se integraban a Roma sino también los pueblos y naciones que la bordeaban. Se ha alegado que tal política fue una de las grandes innovaciones que Roma introdujo y una de la principales razones del éxito de la expansión política y cultural romana. Léase Wernher von Braun y tantos otros científicos alemanes al terminar la II Guerra Mundial y los que seguidamente acudieron, como nuestro Severo Ochoa.

Comenzando en 28 a. C., el derecho de ciudadanía fue otorgado ya sea a individuos o familias particulares, principalmente de las capas altas de los pueblos conquistados. ¿No vivía tan ricamente la familia de Bin Laden en USA?

Tipos de ciudadanía
Los tipos de ciudadanía legal, con sus derechos y deberes, más comunes, fueron los siguientes:

Cives Romani
Ciudadanos romanos plenos. Sólo ellos podían acceder a la totalidad de los beneficios y protecciones que la ley romana otorgaba.

Cives Latini
Este grupo estaba constituido por aquellos que eran habitantes de la Liga Latina, quienes estaban regidos por el “derecho latino” Tenían el derecho a propiedad y comercio y el derecho a libre movimiento y asentamiento en Roma, pero no a casarse con ciudadanos romanos

Socii
“Aociados” o “Fderados” eran los ciudadanos de estados que tenían ciertas obligaciones legales con Roma, usualmente, tratados de acuerdo a los cuales ciertos derechos de los habitantes de esos estados eran reconocidos por la ley romana a cambio de ciertos servicios. ¿Pueden ser las bases que los americanos tiene esparcidas por todo el mundo?

Conventionis dominico
Era una asociación común basada en la aceptación del dominio romano sin mayores tentativas de resistencia. Ciudades o estados que mantenían esa actitud estaban, generalmente, exentas de pagar tributo. La costumbre romana en este sentido era, la primera vez que conquistaban a un pueblo, obtener una compensación única por los gastos de guerra y obtener un tratado de paz que garantizara los derechos de los ciudadanos romanos (por ejemplo, paso libre a comerciantes y legiones romanas). Tentativas de repudiar esos acuerdos eran castigadas duramente, terminando con la reducción a la esclavitud de la totalidad de la población conquistada e incluso la destrucción completa de las ciudades. ¿Puede aplicarse a Vietnam, Irak, Afganistán…)

Nota:
De esta breve síntesis, he dejado al margen el tema de “las Mujeres Romanas”, pues eran una clase totalmente aparte; puesto que, no obstante tenían casi todos los derechos de los padres y maridos, ninguna mujer Romana podía votar y para muchos aspectos legales eran realmente poco superiores a los esclavos.


Punto Final

Hay personas que defienden que la historia es la única rama del conocimiento que nos puede decir qué fuimos en el pasado, qué somos en el presente y qué seremos en el futuro. Yo creo que la historia es, siempre, una mentira encuadernada por los vencedores de las guerras y poderosos de la paz .

O, quizá, como nos dijo un día Aldous Huxley, sea verdad que: “La más grande lección de la historia es que nadie aprendió nunca las lecciones de la historia.





jueves, 13 de junio de 2013

Repugnante repugnancia

Siento cuando veo pasearse impunemente al Sr. Bárcenas por la acomodada calle de Madrid en la que vive, como si él no hubiera presuntamente cometido unos indecentes hechos delictivos.

Siento cuando conozco que la Sra. Mato, inefable Ministra de Sanidad, presuntamente se ha beneficiado de 15 facturas de gastos diversos que generosamente pagó el Sr. Correa, y afirma con rotundidad que desconocía los hechos.

Siento al conocer que sus señorías se benefician, en el restaurante-cafetería del Parlamento, de unos precios, sensiblemente inferiores a los de la calle, gracias a la subvención que pagamos todos con nuestros impuestos. ¡Glorioso ejemplo de la casta política! Y luego se extrañan que la ciudadanía se aleje de ellos. No lo entiendo; pero si comprendo el cinismo de ellos.

Siento cuando leo en la prensa que el Sr. Linde, Gobernador del Banco de España, cargo que ocupa merced a sus grandes méritos conseguidos “a dedo”, en lugar de dedicarse a cumplir sus funciones y conseguir que fluya el crédito a las pequeñas y medianas empresas, propone indignas medidas salariales para las que no tiene competencias.

Siento cuando oigo sostener y mantener al Sr. Floriano que en el PP “No hay sobresueldos, hay sueldos. Sueldos, eso es lo que hay…”.

Siento cuando escucho a la Secretaria General del Partido Popular, la Sra. María Dolores de Cospedal, acusar, nada menos, que de ser nazis a las personas que protestan por los desahucios, manifestándose frente a los domicilios de las autoridades del partido político responsable del veto de las Cortes Españolas a las medidas propuestas por el movimiento social más popular hoy existente en España, la PAH (Plataforma de Afectados por la Hipoteca). Y lo que es más preocupante y alarmante es que tal autoridad haya basado dicha grave acusación en que, según ella, los manifestantes “no aceptan el voto”; es decir, que no respetan la mayoría parlamentaria expresado por las urnas.

Siento cuando el Ministro Ruiz-Gallardón, con su habitual democrático cinismo, va diciendo que “La Reforma del Consejo General del Poder Judicial”, despolitizará la Justicia al introducir criterios de representatividad de la carrera judicial y principios de mérito y capacidad en el nombramiento de los cargos judiciales.
Y, sin embargo, hace oídos sordos al conocer que dicha “Reforma” es rechazada por todos los grupos parlamentarios menos, obviamente, por el Partido Popular, por todas las asociaciones judiciales y por el propio CGPJ, y levanta ampollas en el Tribunal Supremo por la regulación que se ha introducido de la nueva figura del vicepresidente del TS y del CGPJ

Siento tras escuchar al Sr. Montoro decir que para garantizar el futuro de las Pensiones, es necesario desvincularlas del IPC. Ya que, en caso contrario,  provocaría “subidas alocadas” que perjudicarían a los propios jubilados.

Siento cuando conozco la noticia de que el Sr. Bárcenas defraudó 1,6 millones en 2002 y 2003 y Hacienda le devolvió dinero

Siento cuando leo que el juez del caso Blesa denuncia que está sufriendo muchísimas presiones e injerencias, por parte de algunos sectores o instituciones; algunas de las cuales no se pueden ni contar.

Siento ante los recortes del Ministro Wert en Educación y I+D; recortes que obligan a nuestros más destacados investigadores a buscarse la vida lejos de nuestras fronteras y tirando por la borda el trabajo de más de treinta años.

Siento al ser consciente de la impúdica y brutal manipulación de los poderosos y políticos de nuestro país y del mundo entero, que engañan y mienten continuamente a sus respectivos pueblos.

Siento cuando….

Conclusión:
Hay quien afirma que mantener que el error forma parte de la condición humana es una valoración añeja. El error, creo yo, es solo ciudadano; pues casi siempre nos equivocamos cuando otorgamos el voto. No obstante, hay gentes y políticos que jamás se equivocan. Ya sabéis todos a los que me refiero; a ellos, a los más nobles, a los políticos en general y a los del PP, en particular.

Y, en mi ingenuidad, me pregunto… ¿de qué celestial facultad estarán conferidos y equipados éstos para que nunca reconozcan que realizan e incurren en el menor error?

Desde que la humanidad comenzó su andadura en la sabana africana, nada hemos aprendido. El poder del dinero y/o el dinero y el poder, siguen siendo las energías de la Tierra; y todo poder tiene como pauta de conducta, regla y norma, ser los verdugos del pueblo. Ya nos lo dijo Michel de Montaigne: “El provecho de unos es el perjuicio de otros…”


martes, 4 de junio de 2013

Alquimia

Aunque muchos de nosotros, en gran medida, ya sabíamos las oscuras y nauseabundas prácticas de la City Londinense y de Vall Street, creo que merece la pena, y mucho, leer el artículo para comprender una parte fundamental de la actual crisis. El crítico artículo,  está escrito con un lenguaje tan claro y sencillo que resulta fácilmente comprensible para cualquiera. En él podemos advertir, no solamente los turbios manejos del capitalismo, sino, también, la cronología de las estafas que han hecho los grandes bancos mundiales y la cruel hipocresía del poder económico y su infinito egoísmo.

Y, mientras tanto, mientras estas prácticas se enseñorean de las finanzas mundiales, nosotros, todos nosotros, no dejamos de ser y asistir más que como meros comparsas al espectáculo o, como mucho, a mostrar nuestro desagrado en las redes sociales y/o blogs, ante lo que con irrespirable angustia estamos viviendo.

El divorcio social entre los administradores de los bienes ajenos que, a través de las agencias de calificación norteamericanas aumentan o disminuyen como una burbuja los activos financieros para enriquecerse ignominiosamente y los administrados ciudadanos, no obedece sólo a temas de corrupción, sino a las prácticas mafiosas de esa llamada “banda de los 10” que funciona gracias a la incompresible cultura anglosajona de perdonar delitos a cambio de dinero. Obviamente, queda claro todo, estas prácticas irregulares solamente son posibles contando con la permisividad de un poder político estrechamente vinculado a ella.

Detrás del discurso falso y vacío de los que apuestan por los valores del sacrificio y del esfuerzo, como medidas para salir de esta terrible crisis que se está llevando por delante a toda una o varias generaciones, se esconde el cáncer que está acabando, probablemente, con una forma de organizar y administrar políticamente una sociedad. Y éste falso discurso, no es otra cosa que la mentira, la indecencia, el cinismo… Pragmatismo, dirán algunos. Realismo, dirán otros. Las cosas son como son, añadirán los acólitos del infausto poder neoconservador de turno. Es decir, cuando se acepta que las cosas no pueden cambiarse porque son los dictados de la “Troika”, o no conviene hacerlo o es una ingenuidad pretenderlo, se entra de lleno en ese mundo virtual y asqueroso de la política profesional que, en nuestro país y los países de nuestro entorno, esta hecha sólo para los que poseen una piel muy gruesa y una conciencia embrutecida.

No obstante…, aunque no soy hombre de fe, mantengo la esperanza de que “todos ellos”, por fortuna para nosotros, tengan los días contados.

En resumen, entiendo que el artículo de Roberto Velasco resulta muy recomendable para que nuestro modo de vida no se escurra por las fétidas cloacas de la economía…


Con sutil suavidad. Buenas noches.