jueves, 31 de mayo de 2018

Una pregunta


La sentencia de la Audiencia Nacional del pasado jueves sobre el caso Gürtel, ha explotado de lleno en el séptimo piso de Génova, 13. La planta noble del Partido Popular en Madrid, reservada para el Presidente del Partido, el Secretario General y las dependencias de sus asesores y secretarios personales, ha quedado semidestrozada y prácticamente en ruinas al condenar al PP como partícipe a título lucrativo de una trama corrupta. El cataclismo, que dejó noqueado a Mariano Rajoy y a su Gobierno, ha vuelto a colocar la corrupción política entre los principales temas de conversación y se ha convertido en trending topics con los nombres de los principales condenados en la causa y la acreditación explícita de la famosa Caja B. En resumen, deja al PP sumergido en una crisis total y a una gran parte de los ciudadanos indignados, perplejos ante tanta nauseabunda corrupción y con alguna pregunta para la que no encuentran explicación.
Publicado en La Mañana el 31.05.2018

En este contexto, aunque de comienzo no lo parezca, explico unos hechos científicamente probados. Son los siguientes:
Hasta hace pocos años, se creía que nuestra especie, el Homo sapiens sapiens . Es decir, el ser humano anatómicamente moderno que evolucionó del Homo sapiens en el Paleolítico hace unos 200.000 años, no se había cruzado con la especie del Homo sapiens neanderthalensis que habitó Europa, Próximo Oriente y Medio y Asia Central, en la misma época que nuestros ancestros. Sin embargo, recientes descubrimientos en una cueva de Rumanía han demostrado que la realidad es bien distinta. El hallazgo de un maxilar fósil de algo más de 40.000 años de antigüedad y su posterior análisis en la secuenciación de ADN con las técnicas más avanzadas, arrojó la sorpresa de que ambas especies que convivieron en Europa, al menos, durante 5.000 años, se cruzaron genéticamente en numerosas ocasiones. O sea, entre nuestra especie Homo sapiens y los Neanderthales, quizá en una noche loca de verano, hubo sexo. Y no solamente esa noche; sino, también, muchos otros días y noches posteriores durante 50 milenios. En consecuencia, un grupo de investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leizpzig, Alemania, considera que las poblaciones modernas transportamos en nuestro genoma entre el 4% y el 6% de ADN de Neanderthal.

Por otra parte, los Homo denisovanos que habitaron la región de Alltai en la actual Siberia, son otra especie hermana que se cruzó con los neandertales en la misma época en la que éstos lo hacían con nuestros ancestros de Homo Sapìens . De hecho, los actuales y diversos pueblos de Asia y de Oceanía, llevan en su genoma ADN heredado de los Denisovanos en proporciones que oscilan entre el 1% y el 5%. Curiosamente, si los actuales tibetanos están capacitados para vivir sin problemas a 4.000 metros de altitud, en un ambiente con un nivel de oxígeno en el aire tan bajo que incapacitaría a la mayoría de personas, es porque sus antepasados se entremezclaron con los Denisovanos. Concretamente, este hecho, que permite a los tibetanos sobrevivir sin problemas cardiovasculares en un ambiente hipóxico, con un 40% menos oxígeno que a nivel del mar, es debido a una variante de un gen que regula la producción de hemoglobina, la molécula que transporta el oxígeno desde los pulmones hasta las células de todo el cuerpo.

Recientemente un estudio sobre “Características epigenéticas colectivas, coordinado por Rasmus Nielsen, profesor de la universidad de Berkeley en California, ha demostrado que los humanos modernos, neanderthales y denisovanos coexistieron y se cruzaron, y que su mezcla sigue presente en nuestro ADN en una proporción que oscila, según poblaciones, entre el 0’2% y el 1% .

Pues, bien, dicho todo esto, si hubo un tiempo en el que el planeta Tierra estuvo poblado por otras especies humanas, ahora ya extintas, y se mezclaron entre ellas, la pregunta que nos hacemos muchos ciudadanos es: ¿Con quiénes se mezclaron los ancestros de estos corruptos de la Gürtel y de otras causas similares sentenciadas o que aún quedan por juzgar? ¿Qué gen habrán heredado en su genoma y tendrán en su ADN?...

Es verdaderamente triste pensar que quizá tuviera razón el político francés Joseph Fouché al afirmar “Todo hombre tiene su precio, lo que hace falta es saber cuál es”.



domingo, 20 de mayo de 2018

¿Galgos o podencos?


Cuando recordamos, traemos al presente momentos de nuestro pasado que creemos vívidas réplicas de lo ocurrido. Fragancias, olores, sonidos y melodías se unen a la imagen para recrear aquello que creemos que sucedió. Sin embargo, no dejan de ser construcciones de nuestro cerebro, apenas unos retazos fragmentados de la realidad que son maquillados con eficacia para erigir una ficción de la verdad, una memoria que se autodefine como el equilibrio entre recuerdos y olvidos, entre apenas unas informaciones objetivas y muchos espacios en blanco que son pintados con la firme mano de la verosimilitud. Incapaces de reconocer lo verdadero de lo inventado, aceptamos como cierto lo que nos entrega nuestra mente, hasta el punto de aceptarlo como verdades inmutables en un acto de fe que tendrá tan corto recorrido como el siguiente recuerdo. Creamos ficciones de un pasado que nos reconfortan con la realidad de un presente que será engullido rápidamente por el pasado.

Así ocurre con el Procés y la intervención de la Generalitat de Cataluña a través del artículo 155 de la Constitución que, aun habiendo complicado las relaciones entre el PP, PNV y PDeCAT, los citados partidos, siguen empujando en una misma dirección en diversas coyunturas. Y en el Congreso de los Diputados,  a pesar de las insalvables incompatibilidades y subidas de tono, las tres formaciones no han dejado de confluir en las proposiciones más afines a su espectro ideológico. De hecho, los abismos existentes entre ellos, no han impedido que se hayan alineado para defender las iniciativas más acordes con su doctrina conservadora, como el desahucio exprés, o para rechazar las que iban contra estos postulados, como gravar la ostentosa riqueza y desmesurados beneficios económicos de algunas notables familias, de la empresas del Ibex 35 y de las Multinacionales establecidas en el país.

Y es que a la hora de favorecer sus intereses ideológicos y partidistas, no tienen inconveniente en pactar entre ellos, demostrando su capacidad de confluencia nada más arrancar la XII Legislatura. Así lo hicieron el 19 de julio de 2016, cuando PNV y PDeCAT facilitaron la presidencia del Congreso a Ana Pastor, del PP, algo que ha sido determinante en la configuración de su órgano rector, la llamada Mesa del Congreso, y en el desarrollo de la vida parlamentaria.
Así mismo, los tres partidos han acreditado esa sintonía incluso sin éxito, votando contra el informe aprobado recientemente por el Congreso para aumentar el control de las cuentas de los partidos y ampliar el delito de financiación ilegal y tratar de evitar los casos de corrupción y los escándalos que han convulsionado la vida política española. Además, refutándolo bajo el mismo argumento de que PSOE, Unidos Podemos y Ciudadanos los habían dejado fuera de la negociación.

Otra alianza que ha pasado casi inadvertida para los ciudadanos, es la que han mantenido PP, PDeCAT, Ciudadanos y PNV con la aprobación, el pasado 17 de abril en el Congreso, de lo que los ecologistas han designado como “la contrarreforma de la Ley de Patrimonio Natural y de la Biodiversidad”. Una contrarreforma que va en contra del criterio de los científicos y técnicos de conservación y a favor de los intereses del lobby de cazadores y pescadores. Se trata de una serie de modificaciones de esta ley que indulta a las especies invasoras, que debían ser erradicadas. Las organizaciones ecologistas WWF, Ríos con Vida, SEO/BirdLife, Greenpeace, Ecologistas en Acción y Amigos de la Tierra han denunciado este paso atrás en lo que se considera la segunda causa de pérdida de biodiversidad en el mundo. Pero…, les da lo mismo

Y mientras tanto, de cara a la galería, nos entretienen con sus desavenencias, sobre si Cataluña y España, España y Cataluña son galgos o podencos bajo la atenta mirada de los pastores vascos…

miércoles, 9 de mayo de 2018

No es lo mismo


ETA, ha muerto. Que ETA acabe y desaparezca para siempre es, sin duda, una excelente noticia y seguramente el final de una horrenda pesadilla que ha dejado 853 víctimas mortales y más de 6.300 heridos. Demasiados muertos, demasiados heridos y demasiadas vidas destrozadas. Nadie debería haber muerto. Quizá por ello, por todos esos crímenes cometidos, no supone, ni es, un punto y final que cierre la historia y lleve a la sociedad vasca y al conjunto del pueblo español a transitar por ese deseado camino de la “normalidad”; ya que han dejado considerables y profundas heridas sin cerrar que tardarán muchos años en curar. Lo explica muy bien Fernando Aramburu en Patria.
 
Publicado en el diario Segre el 08/05/2018
El terrorismo de ETA ha concluido y muchos de sus miembros condenados han reconocido los errores cometidos; pero es imperdonable el daño causado y, encima, los dos dirigentes históricos, “Josu Ternera y Anboto”, sobre los que recayó la responsabilidad de dar por acabada la historia de ETA, en apenas tres minutos, en castellano y en euskera, dieron voz a la ceremonia de despedida de la banda, pidiendo perdón a una parte de las víctimas y a la otra no.

Y es que vivimos en una época en la que han esfumado las certezas. Un tiempo lleno de paradojas, a caballo entre el terrorismo y la más absoluta simpleza y necedad. Un período en el que da la sensación que las muertes de tantos seres inocentes solamente ha sido un sacrificio necesario para conseguir la paz…

El anuncio del fin de ETA no ha sorprendido a nadie. Finalmente, se terminó el terror, el miedo y el cruel desvarío. No obstante, no tengo nada que celebrar, pues la palabra “aceptar” conlleva resignación, “asumir” supone filosófica y éticamente un sacrificio y “aprobar” es dar por bueno un hecho. Y…yo, ni acepto, ni asumo, ni apruebo que ETA desaparezca sin pedir “perdón”; porque no, no es lo mismo.






sábado, 5 de mayo de 2018

Regreso al hogar


Gruta de las Maravillas en Aracena

Estamos de vuelta. Para romper la rutina de las perennes vacaciones que es la jubilación, nos hemos ido unos  cuantos días de viaje por Extremadura y, sobre todo por Huelva.  No conocíamos esta última provincia y nos ha gustado mucho. Es muy variada y el contraste entre la Sierra de Aracena y la costa muy acusado. Me ha sorprendido su exuberante naturaleza y la enorme cantidad de bosques, en forma o no de dehesa,  que posee. Una mención especial ha supuesto la visita a las Minas de Riotinto y realizar el recorrido en el tren minero que circula y serpentea junto al cauce del río Tinto mostrándonos sus asombros colores. La visita a la Gruta de las maravillas, en Aracena, ha sido otro día cargado de fantasías al contemplar el espectacular mundo kárstico que encierra. Y qué decir de sus pueblos, me ha cautivado en especial Ayamonte cargado con su húmeda brisa que anuncia la presencia del Guadiana. Apiñado sobre una suave loma y dominado por el Baluarte de las Angustias, se encuentra su casco antiguo, blanco y callado. El conjunto del pueblo que mira al río con una parsimonia como de otros tiempos, seduce con sus callejuelas encaladas, en las que asoman algunos edificios del siglo XVI, y dos iglesias muy bellas: La de El Salvador y la de San Francisco. Repito, me ha gustado mucho.  Y junto a él, ese Guadiana que fluye ancho bajo el gran puente internacional, para ir a morir al mar…

Otra mención destacada hay que hacer, sin duda, de  Moguer. Tal vez no fue por casualidad que en él  naciese el Nobel español Juan Ramón Jiménez y es que en Moguer la luz y la paz son sus características. Y lo mismo digo de Palos de la Frontera, tierra fundamentalmente agrícola en la que nacieron los valientes hombres que acompañaron a Cristóbal Colón en su gesta, con el Monasterio de La Rábida como icono de la aventura descubridora. Y…qué decir de Fuenteheridos, y de Alájar y de Bollulos Par del Condado y de Niebla, y de Almonte y el Rocío y de  Doñana y de… larga es la lista. En resumen que he retornado insuflando el aire de nostalgia y de una tenue melancolía…