martes, 28 de marzo de 2023

Ricos en perplejidades y certezas

 

En el pasado enero, coincidiendo con el inicio del Foro de Davos en Suiza, que reúne anualmente a las élites económicas de 130 países, Intermón Oxfam hizo público un informe en el que se destacaba que el 1% de la población de todo el planeta había acumulado el 63 % de la riqueza mundial total en el pasado año 2022. A nadie, a ningún responsable de entidades geopolíticas, presidentes de gobierno, ni relevantes instituciones civiles o religiosas se les cayó la cara de vergüenza ni declaró que había que poner remedio a esta infamia que socava los propios pilares de la democracia. Y, sin embargo, la mayoría de los responsables de partidos políticos de cualquier país del mundo, sí que hablan con mucho orgullo sobre los grandes beneficios que aporta la democracia para los ciudadanos que vivimos bajo el paraguas de esta forma de gobierno. Curiosamente, solo 8 de cada 100 ciudadanos del mundo vivimos en democracias plenas con todas las imperfecciones que éstas tengan, poco más del 45% de los humanos residen también en democracias aunque éstas sean defectuosas y el resto habitan bajo gobiernos híbridos o autoritarios. Pues bien, los privilegios que los Gobiernos de las democracias plenas otorgan y/o permiten a empresas y ciudadanos de sus respectivos países que destacan por su riqueza, para que puedan realizar la llamada ingeniería fiscal y no pagar impuestos o que éstos sean mínimos, están tipificados en la propia Normativa legislativa que aprueban sus señorías en las correspondientes cámaras y congresos de cada democrático Estado. Y aprueban estas medidas sabiendo que lo único que logran, además de cercenar el sistema económico mundial, es ampliar la brecha de la desigualdad, dejando sin esperanza a cientos de millones de personas pobres en el planeta. Un hecho que se ve claramente reflejado en el entramado mundial de paraísos fiscales existentes que permite que una minoría privilegiada oculte en ellos 7,6 billones de dólares. Y, ante esta situación, los EEUU y China, actuales grandes potencias mundiales con su absoluto poder económico, político, militar e integral influencia sobre el resto de las naciones, muestran una total pasividad e inacción. Y una comunidad política de derecho constituida en régimen de organización internacional de gobernanza en común, como es la Unión Europea, tampoco hace absolutamente nada para combatir los citados paraísos fiscales y evitar que los recursos económicos globales se concentren en pocas manos, en lugar de distribuirse de forma justa y equitativa. Esta es la cruda realidad de nuestra sociedad y nuestras vidas.

 

La Mañana 28.03.2023

En este contexto económico y centrándonos en nuestro país, las familias aportan el 91,52% de la recaudación fiscal del Estado, mientras que las grandes empresas solo contribuyen con el 1,98% gracias a la citada ingeniería fiscal, un conjunto de prácticas que consiste en usar la Ley para pagar lo menos posible. Es por ello, que cabe cuestionarse si es admisible que habiendo sido el beneficio global de la Banca española en el año fiscal 2022 de 20.800 millones de Euros, lo cual significa que han obtenido un 28% más de ganancias que en el año anterior y que ganando esta ingente cantidad de dinero debido, sobre todo, a los préstamos hipotecarios otorgados a sus clientes y gracias a cobrar por todo, hayan despedido a 19.000 trabajadores de entre sus empleados Creo que no. ¿Y qué han hecho dichas entidades con semejantes rendimientos históricos?, pues lo habitual, han distribuido 9.300 millones de euros entre sus accionistas y el resto, básicamente, lo han dedicado a incrementar el salario de sus presidentes y altos ejecutivos. Y es que, los banqueros españoles ganan de media al año 2,18 millones de Euros, convirtiéndose así en los mejor pagados de Europa .Casi nada.

 

Unos salarios de la Banca en 2022 que, citando solamente dos ejemplos, se han elevado a 2,2 millones de euros en el caso de José Ignacio Goirigolzarri, en su calidad de presidente de CaixaBank; lo que supone una remuneración de un 38,7% superior a la que obtuvo en 2021. Por su parte, Ana Botín, presidenta del Banco Santander, ganó de salario 11,73 millones de euros en 2022, sueldo al que hay que añadir como “bonus” una opción para comprar 736.160 acciones de la entidad un 12% más baratas como retribución variable en el citado año. En referencia a las corporaciones empresariales, citando también dos ejemplos, cabe destacar que Francisco Reynés Massanet, presidente y CEO de Naturgy se embolsó 5,85 millones de euros en 2022, lo que supone un incremento del 18% respecto al de 2021 y que Antonio Garamendi, presidente de la CEOE tenga un sueldo como autónomo de cerca de 400.000 euros brutos al año, como ha trascendido recientemente. Y respecto a las grandes fortunas valga exponer simplemente que Rafael del Pino Calvo-Sotelo, presidente ejecutivo de Ferrovial, posee un patrimonio de más de 3.800 millones de euros. Ante esta macroeconómica cantidad me pregunto ¿en qué estado mental le sume a uno la consciencia semejante magnitud de dinero? No lo sé. Lo que sí considero es que los ricos no son como la inmensa mayoría de nosotros. Y es así, porque es innegable que ellos tienen infinitamente más dinero y su conciencia, funciona con otros parámetros. Solamente así se puede entender las declaraciones de Juan Roig, presidente ejecutivo y máximo accionista de Mercadona, del pasado 14 de los corrientes: “Hemos subido los precios una burrada, pero habría sido un desastre no hacerlo”. Y es que él, como todos los de su gremio, son liberales en lo económico y paleolíticos en lo social.

 

Usted que está finalizando la lectura de este artículo de opinión, y yo y la inmensa mayoría de los ciudadanos que constituimos el pueblo liso y llano, seguimos siendo ingenuos y también ricos; pero, en perplejidades y certezas.

 

lunes, 20 de marzo de 2023

20 de marzo. Día mundial de la felicidad

 

Seguramente, en más de una ocasión todos nos hemos preguntado si somos felices y el por qué de nuestra felicidad. Personalmente, he de manifestar que yo sí lo he hecho. Y aunque cada vez que me he formulado la cuestión he percibido y creído que sí era feliz, no sé tampoco muy bien porqué en ocasiones he dudado de la respuesta. En este contexto, una de las ideas esenciales de Aristóteles es que los seres humanos que quieren tener una buena vida y ser felices deben luchar por desarrollar su potencial personal; es decir, la capacidad que tienen de crear, innovar y cumplir con sus objetivos personales y vivir de acuerdo con ellos conforme a su actitud y entusiasmo. Es de suponer que el filósofo griego nos anima a buscarla porque nadie nace feliz o infeliz; pues, de hecho, no se conoce un gen de la felicidad y ésta no se hereda. Tal vez por ello cuando buscamos la felicidad de forma activa, casi nunca se encuentra. Y es que, para la mayoría de los seres humanos, la felicidad es un estado de ánimo algo complejo. A este respecto, todos somos lo suficientemente aptos y hábiles para dar con un sentido de la vida que nos permita ser felices; aunque algunas personas no lo consigan. Quizás, porque el significado y curso de la vida cambia de un año a otro, de un día a otro y de una persona a otra. Por lo tanto, el reto es encontrarle el sentido en los diferentes caminos que nos va presentando la propia existencia, pues la felicidad no es un destino, sino más bien una cualidad con la que se transita en la vida.

 

Definir la felicidad no es sencillo. La RAE la concreta como el estado de ánimo de la persona que se siente plenamente satisfecha por gozar de lo que desea o por disfrutar de algo bueno. Para mí es simplemente comprometerse con la textura de la vida, pues la felicidad es nuestra responsabilidad individual; pero en nuestra ultramoderna sociedad resulta tentador culpar a todos de todo lo malo o negativo que nos ocurre, menos a nosotros mismos y así, teniendo como base este planteamiento, considero que es difícil alcanzarla. Y, además, estimo que para ser feliz se ha de contar con las cartas que nos tocaron al nacer, sobre todo si están en contra de uno, ya que entonces creo que es más difícil llegar a ser feliz. Pues la felicidad no es un sentimiento vago e indescriptible, sino un estado físico del cerebro que puede inducirse de manera deliberada y que podemos alcanzar por nosotros mismos, ya que forma parte de lo que somos; pero que tiene poco que ver con lo que ocurre a nuestro alrededor. Un hecho que los científicos han demostrado no hace muchos años y que la práctica de la meditación budista conoce desde hace siglos.

 

La manera de proceder frente a la felicidad es una característica tradicionalmente cultural, y como tal varía. De hecho, iniciamos la búsqueda de la felicidad hace relativamente poco tiempo, ya que empezamos a interesarnos por ella a partir de siglo XVIII, con las consideraciones que proclamaba la Ilustración. Posteriormente, John Stuart Mill, teórico del utilitarismo, en su primer libro Sistema de lógica inductiva y deductiva, nos advertía que “Es mejor ser un humano insatisfecho que un cerdo satisfecho y es mejor ser un Sócrates insatisfecho que un tonto satisfecho”. O sea, que era preferible razonar por uno mismo y adoptar decisiones y actuar juiciosamente en relación con el mundo que carecer de esas cualidades, aunque uno estimase y valorase ser más feliz sin ellas. En cualquier caso, la cuestión creo que es cómo lograr que la búsqueda de felicidad se convierta en algo provechoso para el individuo y para la colectividad. Puesto que los cambios tecnológicos y de estilo de vida de los últimos tiempos han sido tan rápidos que no hemos tenido la capacidad suficiente para adaptarnos totalmente a ellos y seguir el ritmo marcado para ser felices globalmente. Y posiblemente por esta razón, imperan hoy día el individualismo y la desigualdad que acaso sean la causa de que tengamos una sociedad muy conflictiva, llena de incertidumbres y un tanto descontenta e infeliz. Por otra parte, el hecho de que se haya puesto de moda solamente la felicidad individual, casi excluyendo la colectiva, me parece que es desafortunado, porque se le está diciendo a cada uno que piense solamente en su felicidad personal psicológica, rompiendo así la relación social global de la felicidad con la justicia, con la ética y con las virtudes que ésta conlleva como felicidad pública colectiva. Y, además, porque acceder a la felicidad desde una coyuntura individual genera un descrédito de los valores que la sustentan desde la propia filosofía; ya que, si bien intentar ser feliz es una proposición simple que no se puede negar racionalmente, a duras penas se puede obtener siempre. Y esto ocasiona frustraciones y que renunciemos como sociedad a ser felices en la vida y con la vida.

 

Así pues, la felicidad es necesaria, tanto a nivel individual como colectivo. Su importancia la indica el hecho de que la Asamblea General de la ONU decretó en la resolución 66/281 de 2012 que tal día como hoy, 20 de marzo, se conmemorase el Día Internacional de la Felicidad con el objetivo de considerar la felicidad y el bienestar como anhelos universales de los seres humanos y la utilidad de su inserción en las políticas de gobierno. No obstante, para conseguirla, conviene no olvidar que la felicidad viaja siempre de incógnito, pues está en uno mismo. Y es que cada uno es como es y debe conocerse y el que lo consigue, probablemente es feliz.

 

 

jueves, 16 de marzo de 2023

¡Viva el capitalismo!

 

Lo pensaron y dijeron hace muchos años otros más listos que yo: "El fin de la ciencia especulativa es la acción, y el fin de la ciencia práctica es la verdad". Y es que los únicos que sacan partido del capitalismo son los estafadores y se hacen millonarios enseguida y casi sin darse cuenta mientras los demás mortales vemos las noticias con estupor y nos indignados ante sus comportamientos. La inmensa mayoría somos pueblo y como tal nos corresponde oír, ver, callar y pagar impuestos para divertimento de algunos pocos. Es razonable que el Comunismo fracasará pues habría supuesto la desaparición de esa élite que gobierna el mundo a su antojo. 

 


Un capitalismo judeo-romano contra el que ya fracasó Jesús de Nazaret y por eso terminó como terminó y que, como es bien sabido, se fundó a finales del siglo XV y principios del XVI y alcanzó su madurez en el XIX. Aunque, en realidad, es casi tan antiguo como nuestra especie; pues se originó en el mismo momento en el que nuestros ancestros dejaron de ser "cazadores" y nómadas y se convirtieron en "recolectores" y sedentarios. Alguno se dio cuenta del "truco" y de lo importante que era atesorar alimentos para someter y dominar a los demás...

viernes, 3 de marzo de 2023

A vueltas con la consciencia (última parte)

 

La tecnología actual resulta asombrosa. Desde mi punto de vista, lo más importante cuando nos compramos un móvil o un ordenador no es la marca, ni su memoria RAM, ni la capacidad de almacenaje, ni la calidad de las fotos o vídeos que podamos hacer con él, sino que todo cuanto escribimos, captamos o hablamos lo podemos almacenar en la “nube”; un lugar misterioso de donde te lo puedes “bajar” cuando lo necesites. Y lo más sorprendente y extraordinario tampoco es el hecho que acabo de indicar, sino que si se nos estropea el móvil u ordenador o en un arrebato de cólera, lo tiramos al suelo o lo destrozamos a martillazos, siempre podremos recuperar todos nuestros archivos. Parece magia, pero no lo es. Y es que realmente esa idea comienza a tener muchos seguidores; pues, ya hay físicos muy avanzados que nos hablan de nuestra inmortalidad cuántica. Es decir, que cuando morimos nuestro cuerpo se descompone y los huesos se pueden pudrir, pero la energía que sostiene la parte más íntima de nosotros mismos, nuestra esencia, de alguna manera persiste en algún formato. Los religiosos pueden pensar que esa ánima nuestra se conserva en el cielo o va al infierno o bien que se transmigra a otro ser vivo…. Y todas estas afirmaciones que están diciendo y divulgando los físicos cuánticos se puede aplicar respecto a la intangible consciencia; ya que sus averiguaciones las realizan con las mismas matemáticas que usan para poner en marcha todos los artilugios que hacen que funcionen los teléfonos móviles, los ordenadores y otras avanzadas tecnologías. Lo cual me lleva a pensar que si la consciencia puede sobrevivir, tal vez sería lo que siempre hemos denominado como nuestra “alma”; aunque el alma, en el modelo smartphone u ordenador, comprendería también la batería, la hora, los contactos, las aplicaciones, la linterna que puedo encender si me quedo a oscuras… Por lo tanto, es posible que exista una conexión extracorporal en relación con la consciencia.

La Mañana 3.03.2023

En este sentido, se podría afirmar que todos nosotros estamos conectados con todo, Ya que los átomos son inmortales y solamente mueren cuando acontece una explosión nuclear. Por otra parte, todas las partículas que forman nuestro cuerpo proceden de alguna estrella que explotó en su día. Por consiguiente, sea como sea estamos todos conectados a nivel cuántico. Y esta conexión es real, pues los propios físicos nos hablan de la existencia de campos cuánticos. Es decir, es como si estuviéramos conectados por hilos invisibles. Una conexiones “mágicas” que se materializan en la atracción que sentimos por una persona a la que de repente conocemos y que, sin saber, porqué, nos atrae y conecta y con la cual podemos llegar a establecer una relación que nos concede la posibilidad de cambiarnos la vida. Hechos y circunstancias que nos enseñarían cómo la función y eficacia de nuestras consciencias alterarían una especie de campo o espacio particular que tenemos en nuestro entorno o incluso a grandes distancias. La gravedad, por ejemplo, conocemos que es una alteración del espacio/tiempo, como explicó Einstein. Pues bien, sería un tanto similar a eso, algo que nos facultaría enlazarnos y relacionarnos a distancia, sin que nos demos cuenta; lo que coloquialmente denominamos como casualidades. Son, al fin y al cabo, todo ese tipo de cosas que no nos podemos explicar y que en todas las encrucijadas de la vida han hecho que tomáramos una u otra dirección.

 

Una de las cosas que posee la consciencia es su capacidad para inventar el mundo en el que vivimos. Y lo hace de tal manera que consigue que el mundo en el que nos movemos no tenga nada que ver la realidad con lo que nosotros vemos. Por ejemplo, si un día vamos paseando por el campo y vemos que nos sobrevuela un avión a gran altura, nuestra consciencia nos permite imaginarnos que dentro de ese avión va un montón de gente, unos disfrutando del viaje, varios comiendo, otros viendo una película…etc. Todo eso lo alcanzamos a fantasear e incluso a percibir con nuestra consciencia mediante la imaginación. Pero, ¿es real lo que vemos? Evidentemente no, de hecho, si nos acompañara nuestro perro, él vería lo mismo que nosotros; pero, ¿qué percepción tiene de ese avión y de la vida que hay en su interior nuestra mascota? Es decir, nuestra consciencia puede creer y ver cosas y hechos que no existen. En otras palabras la consciencia inventa un mundo cuántico de átomos, de partículas, de fotones y de energía para nuestro uso particular cómo y cuándo quiere. Y esta visión es personal, ya nos lo advirtió Einstein al decirnos: “Cuando no miro la Luna, la Luna no está allí”. Nos quiso decir con esto que las cosas solamente existen si tenemos algún sentido que nos evidencie la presencia de tal cosa. De acuerdo con este principio del genio físico se podría afirmar que la Luna apareció mágicamente cuando el primer homínido, hace unos pocos millones de años, miró al cielo y fue consciente de su existencia. Así pues, ¿donde había estado antes nuestro satélite? Ciertamente en el mismo sitio que la vio nuestro ancestro, pero ningún animal de los existentes era consciente de su innegable realidad.

 

Hoy en día, seguimos sin saber aún muy bien que es la consciencia. Se están haciendo esfuerzos y grandes avances en el ámbito de la neurociencia con el inmenso apoyo de la física cuántica que le proporcionan y permiten las más avanzadas tecnologías y seguramente algún día se llegará a conocer su realidad. De hecho, todo el funcionamiento del sistema nervioso se resolvió con la electricidad y con la física, pero la consciencia no se explica solamente con eso. El tema es difícil y complejo puesto que todos nosotros, física-químicamente, somos realmente una fuente de fotones y de partículas; o sea, un batiburrillo de átomos moviéndose que nos llevan más allá de la actual ciencia de la consciencia. Esperemos pues un tiempo, ya que la consciencia solamente podremos conocerla, teniendo consciencia de que existe…