martes, 28 de enero de 2020

Decisiones del destino


La vida, nuestras vidas, se mueven siempre en la frontera entre lo posible y lo imposible, entre la realidad y el deseo. Es un territorio en el que algunas personas se mueven de una forma natural sin forzar nada, mientras que a otras les cuesta un supremos esfuerzo modificar el rumbo que el destino les ha marcado. Estas últimas son los que, un buen día, se acercan al espejo y se preguntan incrédulos ¿cómo he llegado hasta aquí? Y es que, todo lo que conforma lo que llamamos vida, es la suma de haber tomado unas pequeñas decisiones que bien podrían haber sido otras y, en ese supuesto, nuestra vida no sería la misma, habría cambiado.

Realmente, lo que somos está repleto de una sucesión de hechos reales y posibles. Pero que podrían haber sido otros y nos produce vértigo imaginar lo que nos hubiera ocurrido si hubiéramos optado por alguna de esas otras vías alternativas. La vida la vamos modificando casi cada día, ya que las grandes deliberaciones que adoptamos siempre vienen precedidas por otras más pequeñas que, generalmente, nos pasan inadvertidas.
La Mañana 29.01.2020

Somos lo que somos gracias a entusiasmos y afanes que revolotean a nuestro alrededor con la misma destreza que lo hace una abeja en busca del néctar de una flor. Tal vez por eso, lo que somos o lo que llagamos a ser tiene mucho que ver con juicios de valor aparentemente nimios. ¿Qué hubiera sido de mi vida si aquella noche no hubiera salido de casa con los amigos? o ¿qué hubiera ocurrido si hubiese rechazado la proposición que dulcemente me hizo estando juntos en el sofá de aquella discoteca? En ambos casos, si hubiésemos tomado otra determinación, hoy seríamos otro, no digo ni mejor ni peor; pero sí distinto. No seríamos el mismo. Probablemente nos reiríamos con otras personas diferentes, leeríamos otros libros, viajaríamos de vacaciones a otros lugares… Y es que la vida, a través de nuestros juicios, osadías, valores y/o ánimos, nos va inclinando a escoger entre una cosa y otra. Y lo hace de una forma tan sutil y casi tan imperceptible hacia un determinado lado de unas vidas paralelas que, cuando nos damos cuenta, ya no podemos escapar.

A lo mejor no somos más que instantes, coyunturas, efímeros soplos temporales y un encadenamiento de recuerdos. Con nuestro tiempo repleto de horarios y reuniones de trabajo, hemos pervertido la trascendencia de la vida. Desde esta perspectiva el tiempo se vuelve escaso y echamos de menos todo aquello que no hemos hecho. Y es que caminando en estos espacios y con estas realidades, no es aceptable vivir ni proceder de tal manera que no nos ocasione ningún daño.

Ya nos lo indicó el escritor británico Gilbert Keith Chesterton: “Siempre se ha creído que existe algo que se llama destino, pero siempre se ha creído también que hay otra cosa que se llama albedrío. Lo que califica al hombre es el equilibrio de esa contradicción”. Posiblemente la historia de nuestra vida está escrita, como dice el citado autor, por el hecho de que el destino agita y revuelve las cartas, y nosotros las jugamos. Quizás, al final, recogemos lo que nos hayamos merecido o, tal vez, nuestro éxito o fracaso no son más que las decisiones del destino.


domingo, 19 de enero de 2020

Tiempos convulsos.



Todo cambia a un ritmo extraordinariamente acelerado. Es como si esa energía oscura de la que nos habla la astrofísica se hubiera instalado en nuestra sociedad y actuara de separador de las clases sociales y de los logros obtenidos por la clase trabajadora a lo largo del pasado siglo XX. Actualmente, asistimos a una voracidad redoblada del sistema capitalista mundial extendido y capitaneado, a nivel planetario, por los grandes magnates y las multinacionales, oriundas, fundamentalmente, de los Estados Unidos. Un capitalismo que actúan con total y absoluta impunidad para conseguir sus fines a través de los distritos financieros más importantes del mundo, como son el neoyorquino de Wall Street y la City de Londres, donde, diariamente, se compran y se venden productos financieros por valor de dos billones de dólares; es decir, la tercera parte del total de dinero que fluye y se maneja en el planeta. El gran capital prolifera y se mueve como pez en el agua. Y esto ocurre a causa de la práctica inexistencia de unos partidos políticos y unas organizaciones sindicales, de una verdadera izquierda activa y sabiamente organizadas que plantasen cara en favor de una defensa justa y equitativa del salario de las masas de trabajadores, de su dignidad y de su voluntad de existir como ciudadanos libres y cívicamente modernizados.

La socialdemocracia e, incluso, lo que queda de los movimientos comunistas, hace años que han claudicado ante el capitalismo salvaje, ante los integrismos liberal-conservadores y ante toda la inmensa parafernalia aliada junto al poder del dinero y de las grandes multinacionales propietarias de los medios de producción y de comunicación. Y es que existen verdades que hoy en día no son populares y evidencias que se esconden o se tergiversan; pero, que debieran explicarse alto y sin rodeos. Por el contrario, la escasa gente que se atreve a denunciar y abordar los problemas que acechan a las clases más desfavorecidas, con sinceridad y objetividad, se les descalifica como reaccionarios por un pretendido progresismo que anida en diversos credos ideológicos de determinados partidos políticos, en algunas centrales sindicales, en no pocas cabeceras de la prensa escrita y en los medios tecnológicos de comunicación masiva que, al servicio del poder, son utilizados para enviar sencillos mensajes, escuetos y repetitivos, dirigidos a la clase trabajadora y a una ingente cantidad de público y que logran sus objetivos atravesando grandes distancias en un mínimo de tiempo.

Una cosa es hacerse la foto encabezando una manifestación contra los inmorales desahucios, protestar ante el ere o el cierre definitivo de una determinada empresa que obtiene beneficios, reclamar el derecho de adopción de menores por sus parejas, apoyar el cambio de sexo pagado por la Seguridad Social etc. y otra cosa es atacar los problemas primordiales subyacentes en nuestro país, máxime, teniendo presente que existen urgencias de injusticia social mucho más importantes. Sinrazones, como son las inhumanas listas de espera de seis y más meses para una operación de neurocirugía o corazón y alrededor de tres meses para una operación no urgente. O las inmoralidades de los contratos de trabajo basura y precariedad laboral. O la vergüenza de los más de diez millones de pobres que tenemos en nuestro país etc... Tal vez las dificultades estriban en que atacar con contundencia estos problemas de base es mucho más difícil e ingrato y, sobre todo, que para intentar resolverlo sería necesario actuar con verdadero coraje para preparar a las masas trabajadoras con ideas claras y mensajes sencillos. Y todo esto ocurre, posiblemente, porque la izquierda actual existente no se atreve o no sabe cómo hacerlo.

En este contexto, las perspectivas sociales que se presentan a nivel internacional en países grandes y ricos como Alemania, Francia y/o Reino Unido y las medidas que anuncian y toman los gobiernos de coalición socialdemócratas, conservadores y/o liberales que dirigen éstas y otras naciones europeas, no hacen sino retroceder y cercenar las conquistas sociales obtenidas por los trabajadores a lo largo del siglo precedente. Medidas que van desde recortar drásticamente los subsidios de paro y otras prestaciones sociales, hasta el aumento de la edad de jubilación. Y para ello, se escudan en la falta de recursos económicos derivados de la crisis económica, el incremento de la esperanza de vida, el envejecimiento de la población y la no rentabilidad de determinados puestos de trabajo en los mercados nacionales e internacionales. Lo que suceda dentro de dichos países se extenderá cual mancha de aceite a toda la Unión Europea y será un mal sin solución; porque el remedio que existe, el capitalismo salvaje dominante en la actualidad no lo quiere aplicar y una organización de masas de izquierda que la impusiera por la fuerza, actualmente ni existe, ni está por crear y ni siquiera se vislumbra que pueda aparecer.

En consecuencia, el orden político y social en Europa parece convulso ante la dinámica ofensiva neoconservadora que asola al mundo occidental con su avaricia y soberbia. Pero, esta situación, al capitalismo internacional parece no importarle, aunque provoquen, colectivamente, la desaparición del bienestar social tal y como lo hemos conocido hasta ahora y generen una brutal desigualdad que puede llegar a transformarse en un verdadero peligro social, como hemos visto recientemente con los llamados “chalecos amarillos en Francia. Leía hace unos día que hay acumulados más de 23 billones de dólares en cuentas de la banca que están a la sombra en paraísos fiscales y que el número de millonarios se ha disparado. Pero…, nada de esto parece importar al capitalismo internacional y a las grandes fortunas, saben muy bien que la factura de todos sus excesos los pagan siempre los de abajo.

Aquí, en España, ya tenemos Gobierno. Un Gobierno de coalición progresista de izquierdas marcado por una fuerte agenda social, un firme propósito de recuperación de derechos laborales perdidos y el compromiso de realizar una fiscalidad más justa y progresiva. ¿Será capaz de conseguirlo? En todo caso, para hacerlo, como todas las cosas, tendrá que ir con extremo cuidado. Veremos…, ya que los colores dependen de la luz que uno ve.

jueves, 9 de enero de 2020

Habemus Praeses Government. Una complicada investidura.



Con la investidura de Pedro Sánchez ha comenzado un nuevo tiempo político. Atrás quedan los negros auspicios que, un cierto día, el fallecido y recordado Alfredo Pérez Rubalcaba, en una entrevista en el 2016, en el programa Espejo Público, predijo que iba a pasar cuatro años más tarde en la política española: “Imagínese la que tendríamos montada si hubiéramos ido a una investidura con el apoyo de Podemos, que está  por el derecho de autodeterminación y de los independentistas, que ya ni le cuento” Pues bien, ese temor, se ha cumplido hoy martes, 7 de enero de 2020.

Es tiempo de cambios significativos en los partidos y eso se nota. Pedro Sánchez hace borrón y cuenta nueva y pretende recomenzar de la mano de ERC, un nuevo tiempo para Cataluña y para España. Una Esquerra Republicana de Cataluña que modifica sustancialmente su aspiración independentista  radical y blinda su estrategia en Madrid a través de una vía pragmática. Es un comienzo inédito que vale una investidura con escaso margen de maniobra y en la que, a través de ella, Sánchez y el PSOE pretenden intentar resolver el conflicto catalán por medio de a una mesa de diálogo y negociación.
La Mañana 10.01.2020

El abrazo de Sánchez e Iglesias en el hemiciclo, parece querer justificar la decisión de ERC. Un abrazo que, no obstante, oculta la fragilidad de la mayoría que sustenta a ambos líderes. Y que, sin duda, si se cumplen los pronósticos, el Gobierno de Coalición entre PSOE y UP que sostienen y respaldan ambas formaciones, pasará por no pocas estrecheces  políticas y parlamentarias; puesto que la oposición será un bloque monolítico que no les dará tregua ni un minuto.

De esta situación, al menos aparentemente, los que saldrán más beneficiados serán los  republicanos de ERC que están decididos a gestionar el “mientras tanto” y se han puesto manos a la obra convencidos de que las próximas urnas en Cataluña les recompensará la tarea emprendida. Tanto que el propio Oriol  Junqueras no se ha cansado de repetir a su equipo negociador, desde su obligado retiro en la cárcel de Lledoners, que el apoyo a la investidura de Sánchez, con su abstención, era una oportunidad que no podían desaprovechar. Tal vez por eso, finalmente, tras diversos juegos malabares, por ambas partes, a consecuencia de la decisión adoptada por la Junta Electoral Central, respecto a la suspensión de sus funciones al Presidente de la Generalitat de Cataluña, Quim Torra, el pacto entre ERC y el PSOE quedó apuntalado.

El mandato surgido del hemiciclo de las Cortes, se presume que no será pacífico, ni en las cuentas ni en las formas. Pues, como expresaba anteriormente, el PP, CS y VOX,  han decidido ya llevar su oposición más allá de la Cámara y batallarán desde las calles hasta los tribunales. En este contexto, el líder del Partido Popular, Pablo Casado, durante la sesión de investidura, no solamente se ha dedicado a proferir toda una ristra de improperios y descalificativos contra el futuro presidente, sino que ha llevado su ofensiva amenazando con denunciar a Sánchez por prevaricación, si no cesaba al president Torra aprovechando la vía del 155. Toda una muestra de intenciones en la que  Catalunya vuelve a ser el campo abonado para la batalla.

Por su parte, el portavoz republicano en el Congreso, Gabriel Rufián, ha exigido comenzar lo más rápidamente posible la mesa de diálogo pactada por el PSOE y ERC con una seria advertencia:  “si no hay mesa no hay legislatura”. Una actuación que incomodó a muchos diputados socialistas por su crudeza. Pero, el compromiso de Sánchez parece firme y honesto, a pesar de que en ERC no se fían.  Quizá, esas palabras del portavoz de ERC no dejan de ser más que meros matices de la escenificación mantenida durante las largas semanas en las que han estado negociando ambas delegaciones. En todo caso, el pacto alcanzado  puede conjeturar un giro copernicano en la política española. Tiempo al tiempo.

La realidad es la que es y Sánchez, una vez que sea investido Presidente del Gobierno precisará del apoyo de los diputados de ERC para gobernar y, sobre todo para poder aprobar los Presupuestos Generales, nuevas leyes y/o determinados cambios en la gobernanza del Estado. Y, para ello, necesita, imperativamente, pacificar Cataluña y sanar las heridas abiertas por el procés desde hace ya unos años. De momento, con la firma del correspondiente Real Decreto por el Rey Felipe VI, Pedro Sánchez se convertirá en el nuevo Presidente del Gobierno de la XIV legislatura de España que comenzó el pasado día 3 de diciembre de 2019​ cuando, tras la celebración de las elecciones generales, se constituyeron las Cortes. Y con su nombramiento como primer Presidente de un Gobierno de Coalición, comienza un nuevo tiempo en el que será imprescindible el diálogo y la política como instrumento útil para restaurar heridas y aplicar derechos cercenados por la derecha y unas políticas sociales que permitan una mejor y mayor justicia social.