Regreso de vacaciones lleno de
luz y de olas en mis ojos, lleno de sabores y olores de Andalucía y La Rioja,
de cientos de imágenes de los espacios recorridos; pleno de afectos, abrazos y
conversaciones con seres muy queridos… Ha pasado el verano, uno más de entre
los muchos transcurridos hasta ahora y recupero esta otra luz cercana que me
acoge en este final del estío y que me reconforta camino del próximo otoño y
venidero invierno.
Y retorno ávido de prensa y de noticias de
televisión, deseando que me anuncien que el mundo ha cambiado. Pero…, recién
asentado en el hogar, nada más comenzar a escuchar la radio, ver los debates de
los sesudos tertulianos de las televisiones y/o leer los titulares de la prensa
escrita, paso a darme cuenta que, como nos cantaba Jimmy Fontana ”Gira, il
mondo gira nello spazio senza fine, con gli amori appena nati, con gli amori
già finiti, con la gioia e col dolore della gente come me”…
Todo sigue igual o, más bien, peor. Ahora el nuevo “mantra” del Imperio
expandido por todas las televisiones del planeta por boca de su Presidente,
Barack Obama, premio Nobel de la Paz, es su proclama: “Nadie está más cansado
de la guerra que yo, pero hay que castigar al tirano sirio Bashar Al-Asad”.
Se intenta justificar una intervención armada
en Siria por razones humanitarias, como respuesta a las cerca de 1.400 muertes
por el uso de armas químicas. Es una cifra intolerable. Por supuesto…
Pero…Supongo que esta afirmación incluye
también a los millones de personas que han perdido a familiares y amigos, que
pasan hambre y privaciones o malviven en campos de refugiados que carecen de
los más elementales servicios higiénicos. Una cifra, la de las 1400 víctimas,
se me antoja y me resulta incomparable con los 850 millones de seres humanos que
pasan hambre severa o los 2,6 millones de niños que mueren cada año por causa
de la malnutrición. Resulta sospechoso que la indignación de nuestros líderes
políticos no se extienda a estas tragedias, que hasta el momento no han
merecido una reacción tan exaltada por su parte ni la adopción de medidas de
emergencia para afrontarlas. Si lo que se pretende es contribuir a lograr una
división de Siria que la convierta en un poder más débil para favorecer los
intereses occidentales en la zona, y favorecer, una vez más al Estado de
Israel, que se diga claramente. Pero el recurso a razones humanitarias ante la
tragedia que está viviendo el pueblo sirio, eso sí que me resulta intolerable…
Igual que resulta extraño a cualquiera el
comprobar que, “La Convención sobre armas químicas” es un tratado internacional
de control de armamento que ilegaliza la producción, almacenamiento y uso de
armas químicas. El tratado fue firmado en 1993 y entró en vigencia el 29 de
abril de 1997. Casi todos los países en el mundo han suscrito la Convención
sobre armas químicas. No obstante, hay 7 Estados que aún no son miembros. De
esos siete, 2 han firmado, pero todavía no han ratificado el tratado: Birmania
e Israel.
Los otros cinco Estados que no han firmado el
tratado son: Angola, Corea del Norte, Egipto, Sudán del Sur y Siria.
Y más curiosidades. En la llamada Primavera
Árabe Libia que concluyó con la muerte de Gadaffi, se utilizaron armas
químicas; concretamente las llamadas “bombas de racimo”, cuya fabricación era
española. Sin más comentarios
Ya nos lo decía Giulio Andreotti: “Pensar mal
es un pecado, pero a menudo se acierta”.
A los que albergan alguna duda sobre lo que
expreso, sugiero que lean el artículo siguiente que os abrirá los ojos más que
mis torpes palabras:
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/09/06/actualidad/1378492073_151707.htmlsu
Entre tanto cinismo de aquellos que reclaman
para sí lo que nunca han dado, la vida sigue su camino…
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