miércoles, 7 de mayo de 2014

Masoquismo y Algolagnia




Define la RAE “Masoquismo”, en una de sus dos acepciones, como cualquier complacencia en sentirse maltratado y humillado; siendo su característica fundamental la satisfacción obtenida sufriendo dolor físico en distintos grados. A esta característica, cuando es ajena al placer sexual, se le denomina  Algolagnia”, término creado por el médico y aristócrata alemán Barón Schrenk-Notzing a comienzos del pasado siglo.
La “algolagnia” puede ser activa y pasiva, según la complacencia ante el agravio la despierte la recepción del dolor o el ejercerlo sobre otros. En este contexto, conviene tener las ideas claras y no equivocarse, pues la “algolagnia”, en razón de que corresponda a un tipo u otro, puede ser o no puede ser un sinónimo de sadismo, ya que está relacionada con este concepto y quienes la padecen manifiestan connotaciones psicológicas con la mencionada parafilia.

Si bien el masoquismo es la obtención de placer al ser víctima de actos de crueldad o dominio, su observación histórica y antropológica resulta un tanto oscura. En el periodo premoderno, el masoquismo quedó encubierto por el hecho de que la conducta óptima de todo vasallo, a diferencia del ciudadano, era equivalente a la de un esclavo. O sea, el masoquista, reconocía la autoridad y la sujeción a dicha jerarquía con una obediencia sin paliativos y, por lo tanto, con una aceptación activa del orden impuesto y de los métodos de castigo utilizados por el poder para mantenerlo, incluyendo los mecanismos represivos.

Por otro lado, la “algolagnia” es una reacción psicológica del individuo al dolor que no necesariamente involucra directamente deseos. No obstante, adicionalmente, en tiempos de gran crueldad y brutalidad provocados, como actualmente ocurre, por la crisis financiera de los mercados e institucional de los gobernantes, no resulta difícil de impulsar a la ciudadanía hacia situaciones que se resuelven mediante la aplicación de un control exhaustivo de ella por medio de los mecanismos legislativos del poder político-económico que lo aplica con mayor o menor intensidad según el alcance de las necesidades del contexto socio-cultural.

En resumen, una ciudadanía con algolagnia disfruta el dolor pero podría desear no hacerlo, y una sociedad masoquista desea el dolor pero podría no ser capaz de disfrutarlo realmente.

Dicho esto, a tenor de los resultados del Barómetro del CIS de abril 2014, sobre intención de voto y valoración de líderes de cara a las próximas elecciones europeas, se ha de colegir que un considerable número de ciudadanos españoles son “algolágnicos”; unos activos y otros pasivos o quizás con ambas cualidades a la vez, pues no se entiende, o al menos yo no comprendo, que sigan manifestando su intención de voto mayoritariamente al PPy al PSOE, partidos ambos que, aunque con notables diferencias, han llevado hasta la insostenible situación que actualmente padece una gran mayoría de la población.



Para más información se ruega ver los gráficos:

Barómetro del CIS de abril de 2014
Fuente Gráficos: Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).







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