Nos decía hace unos días Jorge Reverte, en su columna del País, que los
Parlamentarios europeos cobran de salario, en el caso de los españoles, la nada
despreciable cifra de 8.020€ brutos al mes. Además, a dicha cantidad, hay que
sumarle otros 9.099€ en concepto de dietas. Y, al mismo tiempo, otros 4.200 €
mensuales para gastos generales relacionados con su actividad parlamentaria;
cantidad, por cierto, que no es necesario justificar seriamente. No está mal cobrar
un total de 21.319€ brutos mensuales
¿verdad? Y, por si todo ello fuera poco, sus señorías se benefician de un
generoso fondo de pensiones que ellos mismos se votan…
Pues bien, con la brutal crisis económica que padecemos en Europa,
especialmente los países del sur, y más concretamente España, me pregunto: ¿Ha
habido algún grupo político que haya denunciado semejante chanchullo y despilfarro?
E, incluyo en la cuestión, al novedoso PODEMOS
Y si eso nos asombra del Parlamento Europeo, el nuestro, el Parlamento
Nacional, tampoco anda nada mal de salarios; pues el sueldo medio de un
diputado español es de 60.290,42 € brutos anuales. Y, obsérvese, que he
dicho salario medio. Lo cual, me hace pensar que, con la que nos está
cayendo, lo firmaría el 99% de los asalariados públicos y privados de este país
Y…, así se entiende que, sus Señorías, legislen lo que legislan...
Y, con estos antecedentes, sin un ápice de pudor, se les llena la boca a
los políticos, en nuestro Parlamento, en las tertulias de la radio y la
televisión, en los titulares de prensa, hablando de “regeneración y
trasparencia”. ¿De qué?, si a la hora de la verdad, cuando tienen ocasión de
plasmarlo en la realidad, no hacen absolutamente nada de nada.
Y si no que me expliquen...:
¿De qué trasparencia nos hablan cuando, a día de hoy, existen 257 cargos que
no publican su declaración de bienes en la web del Congreso…?
¿De qué trasparencia nos habla el PP que se acoge a un reglamento previo
para no aplicar una parte de la Ley de Transparencia…?
¿De qué trasparencia nos hablan cuando existen siete dirigentes de
Presidencia del Gobierno que aún no han hecho público su patrimonio…?
¿De qué trasparencia nos hablan si ayer nos enterábamos de que, al menos, más
de 30 diputados trabajan o tienen relajón laboral con empresas privadas…?
¿De qué trasparencia nos hablan si acaba de decir el Congreso: “Que no dará los datos de los viajes de los
parlamentarios más que de forma global y cada tres meses. Se trata, dicen, de
proteger la libertad del parlamentario…? ¿Creen sus señorías que los
ciudadanos somos imbéciles? Nadie les pide que anuncien con quién hablan, sino
adónde han viajado. En este país se habla mucho del derecho a decidir pero nada
del derecho a saber…
Quizá, debe ser que, “trasparencia”, para ellos, posee un significado
antónimo al de la palabra “Parlar” que, según la RAE, en su 4ª acepción es: “Revelar y decir lo que se debe callar o lo
que no hay necesidad de que se sepa”. Y claro, si no hay necesidad para qué
la vamos a revelar al pueblo…
Por lo que parece y nos ofrecen a los ciudadanos, en ese Parlamento que “debería”
representarnos, no se “parla”; sino que, se medra para alcanzar oscuros acuerdos
necesarios, precisamente, para "no parlar”.
Por otra parte, “La corrupción”
la justifican casi todos, a diario, diciendo que también existe en otros países
de nuestro entorno; que si el reproche social es mayor en esta época, es debido
a la crisis, que toman medidas inmediatas contra los corruptos en cuanto se les
abre juicio oral, no cuando se les imputa… etc. Les da igual, todo les vale, no
conocen la vergüenza y menos aún el significado de la dignidad, ni el sentido intrínseco
que poseen las palabras…
Y…, en el mientras tanto, ¿Qué hace y qué cuentas controla el Tribunal de
cuentas…? Este asunto debe de formar parte, con el mayor respeto, del misterio
de la Santísima Trinidad…
Y si compleja es encontrar una razonable solución a lo anterior. Difícil papeleta
tenemos, también, los ciudadanos en una sociedad globalizada y bobalizada,
en la que las 85 personas más ricas del mundo han incrementado su fortuna en
medio millón de dólares por minuto durante 2013 Joaquín Estefanía dixit
Y más difícil aún se me antoja, por cercano, luchar contra un poder tan
grande como el de un Estado, capaz de negar, en nuestras narices de ciudadanos
normales, la brutal desigualdad social, la pobreza infantil y de familias, el sangrante
y vejatorio paro, la sádica injusticia recaudatoria fiscal, el implacable desmantelamiento
de la sanidad y la enseñanza pública e incluso la lacerante y citada corrupción
que por todas partes, como hongos de un espléndido otoño, nos rodea y que nos
hace cada día más pobres...
Quizá es llegado el tiempo de dar y dotar de sentido a las palabras, antes
de que la prensa, internet con sus redes sociales, la TV y cuantos medios de
comunicación social existen, nos devoren con sus mensajes, imágenes y
espectáculos, plenos de mentiras con las que eufemísticamente se adornan bajo
el nombre de: “libertad de expresión”, la
poca o abundante sensatez que a otros muchos ciudadanos aún nos queda.
Cabreado con la prepotencia y desvergüenza de este Gobierno, con el insaciable
abuso del poder financiero y de la banca, con el abundante peso que tiene lo
mercantil sobre mi vida, con esos políticos que ya a nadie representan, me
siento, como ciudadano, ninguneado, toreado, impotente, muy mal. Y, sin
encontrar una plausible respuesta, me pregunto ¿Qué PODEMOS hacer…?