lunes, 10 de abril de 2023

La verdad, esa comedia humana.

 

Cuando éramos pequeños, todos recordamos ante alguna travesura haber oído a nuestros padres decidnos con voz severa que dijésemos siempre la verdad. Sin embargo, a la vez, nos advertían y enseñaban a callar, a medir las palabras, a ocultar las frases hirientes para no molestar a nadie. Era el arte de la mentira amable que practicábamos, algunas veces diciendo que la comida estaba buena aunque nos supiese a rayos si nos habían invitado, otras aceptando con una infinita sonrisa de agradecimiento un regalo de cumpleaños que nos decepcionaba y en ocasiones diciéndole a la gente simplemente que eran muy divertidos aunque en realidad fueran unos pesados. Y es que la espontaneidad y decir la verdad puede resultar ofensivo y convertir las relaciones humanas en un infierno sin una cierta delicadeza para saber fingir. Es parte de la comedia humana. Posiblemente, la sensatez resida en aceptar que las personas que constituyen el círculo de nuestros afectos y el mundo social que nos rodea, no precisan escuchar nuestros crudos pensamientos, ni nuestras brusquedades o groserías y, por ello, es importante saber quitar a tiempo trascendencia a las insignificancias que nos enfurecen y/o escandalizan del prójimo. La vida está compuesta de algunas prudencias y razones y de no pocos errores y desaciertos; por eso es necesario y admite tener cierta facilidad para percibir las debilidades de los demás, y es así como construimos la relativa unión y concordia que nos permite vivir juntos. A este respecto, cabría preguntarse ¿quién ocasionalmente no interpreta un papel, en mayor o menor medida, aunque sea para parecerse a quien desearía ser? El carácter y temperamento de cada uno tiene algo de teatro y la amabilidad es hasta cierto punto una impostura. Y es que hasta el amor, la familia y los amigos son sainetes donde nos zampamos las palabras para preservar los lazos y los sentimientos que nos unen con los demás. La fachada es necesaria, a despecho de lo que la casa de cada uno albergue en su interior y fingir y pasar por alto muchas cosas, no cabe la menor duda que nos hace la vida más fácil. 

La Mañana 10.04.2023

Hay días difíciles. Todos tenemos algunos. Son aquellos en los que las palabras no sirven para el entendimiento, sino para discutir con quién sea, por lo que sea y las estupideces se vuelven dogmas. Son esos días en los que se nos nubla la razón programada por códigos genéticos y culturales y comenzamos a percibir una realidad filtrada por lentes concéntricas, donde los márgenes nos importan mucho más que el centro de la diana. Tal vez, cuando esos hechos acontecen, la verdad solo depende y se encuentra, cuando somos jóvenes, mirando al cielo en un confortable descanso entre el murmullo de los vaivenes de los pinos o contemplando las estrellas en un solitario desierto. Y, ya mayores, en un paseo solitario alrededor de un lago en algún país lejano reconociendo que vivimos en un lugar que no es el nuestro. Y es que la verdad nunca se puede decir completa, porque no se puede decir todo al mismo tiempo. Ya nos lo advirtió el virtuoso emperador Marco Aurelio, “A la alborada, exponte a ti mismo: me voy a encontrar con un desagradecido, un indiscreto, un insolente, un envidioso, un insociable. No puedo enfadarme ni odiarlo, ni decírselo porque hemos nacido para una tarea común”. Así pues, no digamos la verdad, sigamos fingiendo y para ello, cultivemos y practiquemos la paciencia aprendida en la filosofía.

 

La verdad solo puede ser una, ya que posee una entidad objetiva, indiferente de que la percibamos o no y no permite grados, existe o no existe. Por ello, no admiten términos medios; si bien, de ningún modo se logra la verdad total, ni nunca se está totalmente separado de ella. No obstante, existen diversas formas de expresarla. Y es que la verdad, invariablemente, siempre sigue existiendo; pero, como el dinero sólido, está cada día más devaluada, en menos manos, y cada vez mejor guardada. Tal vez porque la verdad es una antorcha que resplandece entre la niebla de un lejano atardecer, sin disiparla.

 

 

25 comentarios:

  1. Por gracia o por desgracia....auténtico, duro y hasta un poco doloroso....!!

    Magda D.

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  2. Totalmente de acuerdo.¡Enhorabuena!

    Antonio

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  3. Bonito artículo tío y sí ,estoy de acuerdo de que todos debemos fingir y hacer teatro si no, qué sería de todos los que nos rodean …. Sería un desastre , como tu das a entender en el artículo … Ser muy honestos y decir la verdad nos vendría mal a todos …

    Muchos besos.

    Nacho Valero González.

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  4. Tengo como los dos últimos artículos tuyos "20 de marzo. Día mundial de la felicidad" y "Ricos en perplejidades y certezas". Según mi modesto parecer yo si que le veo relación con ambos sobre todo con el de la felicidad, el de las perplejidades al final cuando hablas del dinero sólido. Una vez más debo felicitarte por tus reflexiones, ya sabes que la verdad absoluta o única verdad no existe, ya no te hablo, por ejemplo, del mundo de la economía donde hay muchas verdades, al menos más de una. De todas maneras, entiendo perfectamente lo que tu llamas "verdad" en tu artículo, que quizás para la gente de la calle sería el no mentir, aunque a veces lo hagas por omisión.

    Ramón

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  5. Hola Juan Antonio,
    Hoy la antorcha de la verdad ya no resplandece por eso me parece un artículo muy valiente. Hemos apagado la antorcha y la niebla se ha hecho tan espesa que incluso hablamos de la era de la posverdad. Podemos deducir entonces que ya no interesa la verdad y que nos resulta demasiado ardua la tarea de la reflexión y el discernimiento ante tanta información. Es decir, renunciamos a reconocer nuestra propia responsabilidad cuando caemos en todas las mentiras que nos cuentan los que sacan provecho de ellas. Y hay que advertir además que frente al “arte de la mentira amable” nos hemos instalado en el arte de la “mentira odiosa” pero que esos que sacan provecho justifican “en aras de nuestro bien”. Podemos entonces ya vivir sin mayores preocupaciones. ¿Verdad o mentira?
    Un abrazo,
    Miguel Ángel

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  6. Me ha gustado mucho el artículo, me quedo con lo que para mí modesta opinión tiene mucha importancia y, es la manera de contar" nuestras verdades", mi vida laboral la he pasado entre personas de edad avanzada y con múltiples patologías, por ello, soy un especialista de las medias verdades o la pequeña mentira, al fin y al cabo, la importancia es que la persona que las escucha, te crea y sonría.

    Santiago F.

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  7. ¡Hola! Juan Antonio, Sigues dejando una estela escrita de tus pensamientos, con unos argumentos siempre bien meditados y expresados, con ello estimulas la reflexión y el intercambio de ideas, como en el presente artículo.
    Sin duda hablar de verdad como un valor absoluto e intangible nos aproxima a la filosofía platónica, por cuanto a los humanos no tenemos la facultad para llegar al estadio que nos facilite la comprensión de dichos valores, por lo que me considero mucho más relativista al enfocar dicho concepto como cualquiera otro que se presuponga trascendente, ya que como toda abstracción tiene unos contornos difuminados y desconocidos, y todos entendemos la verdad de un modo subjetivo que se conforma en nuestro propio cerebro.
    Es por ello que cuanto el enunciado de nuestra frase no refleja específicamente nuestra opinión intima no por ello, estamos faltando a la verdad, ya que estamos transmitiendo otras verdades que trascienden a dicha opinión, como por ejemplo cuando decimos que una comida que no nos ha gustado estaba buena, a pesar de haberla encontrado desagradable, es con el fin de agradar al anfitrión, porque valoramos más su afecto, verdad de orden superior, que el valor de la comida consumida.
    En definitiva, lo más importante es que sigas transmitiendo tus conocimientos y razonamientos, ya que tus opiniones siempre merecen el mayor respeto.

    Un cordial saludo.
    Jordi

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  8. Me gusta mucho el artículo sobre la verdad. Yo sigo cuestionándome a diario las mías, pues el color del cristal es cambiante.

    Rosa Acebal

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  9. Hola Juan Antonio. Otra vertiente para entender la palabra VERDAD, es la ideología de las personas, dependiendo de la misma, pueden existir distintas verdades para diversos aspectos de la vida, sobre todo los económicos o políticos.

    Un cordial saludo.
    Miguel Soto.

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  10. ¡Qué bien! Me parece excelente. Lo firmo de arriba a abajo.
    Me lo guardo.
    Un abrazo y gracias.
    Jaime

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  11. Bona tarda,
    Acabo de llegir el teu article i m'ha agradat. Sobretot, aquesta part més subjectiva, la que hi ha entre la veritat(no, realitat) i la percepció que cadascú de nosaltres tenim sobre aquesta veritat objectiva.
    De vegades, però, és tan crua que l'hem d'embolcallar amb mitjes veritats, mitjes mentides que ens fan la vida més soportable.
    Felicitats per ser tan prolífic i ajudar-me a reflexionar sobre aspectes profunds de la nostra existència.
    Besitos
    Joana

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  12. Hola Juan Antonio.
    Muy cierto el análisis que haces en tu artículo sobre la verdad. Es cierto, que cada día, sea por no ofender los sentimientos del prójimo, o por ser políticamente correctos, disfrazamos la verdad para evitar enfrentamientos innecesarios.
    Te felicito por su publicación.

    Un abrazo.
    Anna

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  13. Termino de leer tu último artículo sobre " La verdad". Lo explicas muy bien, los padres de nuestra época con sus enseñanzas de cortesía con los demás, no podíamos expresar libremente nuestro pensamiento. Se llamaban mentiras piadosas. En la actualidad, en todos los niveles, pocas verdades se dicen.

    Encarna

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  14. Gracias por compartir este artículo tan interesante.

    Elba

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  15. Muy bueno. Muchas gracias por compartirlo.

    Clarisa

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  16. Realmente, como bien dices, es la verdad encubierta y disimulada.

    Rafa

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  17. Es muy bueno. Así es la vida, todo depende de las circunstancias.

    Marisa

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  18. Muy bueno, Juan Antonio. Gracias.

    Susana.

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  19. Seguramente la verdad ayer y hoy y también mañana será una comedia en nuestro mundo y en nuestro día a día particular e íntimo. La verdad es necesaria siempre y peligrosa también y mejor una verdad a medias que los bulos que por intereses políticos nos inundan estos días con las elecciones de turno a la vuelta de la esquina...
    Los políticos del color que sean, de comedia mucha, de verdades pocas.
    Enhorabuena por el artículo y un abrazo.

    Pili

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  20. Gran Verdad. De acuerdo en todo lo que dices. Y lo dices muy bien situándote bajo el cielo o a la orilla de ese lago.... Muy buenos marcos para vivirla. Tenemos que aprender a fingir o a ser algo hipócritas, la vida lo exige, la convivencia lo aconseja.
    Recuerdo dos situaciones en mi pueblo, en la infancia. Vino a comer a casa una familia de Murcia, él amigo de mi padre, con su señora y dos hijas, educadas en muy diferente ambiente al nuestro: tocaban el piano, iban al colegio de monjas, etc. Mi madre se esforzó en preparar comida decente. Una de las chicas dijo: "A mí no me gusta esta sopa". (No parecía actitud adecuada a la educación que se le suponía). Y cuando mi madre sirvió una ensalada con algo de conserva de pescado la señora preguntó: "Esto es bonito, Julia? Y yo rápido solté: "No, que es chicharro". ...
    Tu artículo me ha gustado.
    Tengo muchas cosas pendientes y mi forma física y anímica no es la mejor. Por eso he tardado.
    Escribe, mucho, mucho. Merece la pena leerte.
    Un abrazo.
    Pepe

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  21. Así me ha ido a mí en esta vida . Digo siempre lo que pienso, y con demasiada frecuencia , no pienso lo que digo. Siempre creo decir la verdad y más bien lo que creo que es la verdad y en demasiadas ocasiones patino y patino en la desesperanza de no ser entendida .

    Carmen

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  22. Muy bueno el artículo, siempre está la mentira " piadosa ", la verdad si la sabemos nosotros mismos aunque no lo digamos.

    Mª Jesús

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  23. Me encanta. Tan simple, tan complejo. Tan real. Y todo por nuestra condición de seres sociales necesitados entre sí.

    Maite

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Gracias por tus comentarios.