Digamos las cosas por su nombre: no hay guerra entre Israel y Palestina. Y no existe, porque no hay Estados enfrentados, sólo hay, por parte de Gaza, unas milicias o guerrillas de Hamás que, si bien son terroristas, constituyen una mínima fracción de una población ocupada y refugiada en su propia tierra que se enfrentan a Israel. Y es que la población Palestina que habita esos territorios, tiene la consideración internacional de refugiados en su propio país y, además, vive en condiciones de apartheid. Y se hallan en apartheid; es decir, en situación de “segregación racial” porque Israel que es el Estado ocupante no les reconoce ningún estatus, no existen, no son ciudadanos. De hecho, la Franja de Gaza no es un país, ni siquiera un territorio, sino realmente un campo de concentración, donde refugiados sin nacionalidad, malviven en su propia tierra. El 90% del territorio de Palestina; o sea, La Franja de Gaza, Jerusalén Este y casi toda Cisjordania, le llamamos internacionalmente “Territorios no reconocidos” y “ocupados” a sus habitantes. En este sentido, al no reconocer Israel a los palestinos de Gaza la posibilidad de que sean y tengan un Estado propio, tendrían que ser, por lo tanto, ciudadanos de Israel, pero pertenecientes a una minoría étnica y con un autogobierno pactado. Y, en consecuencia, Hamás sería un grupo terrorista "israelí" con base en Gaza. Igual que para los EE UU o la UE, la ETA era un grupo terrorista "español". Desde este punto de vista el conflicto armado actual, por un lado, no es una guerra entre Estados; sino, en todo caso, sería una guerra civil en Israel, donde la mayoría étnica está machacando a una minoría. Pero, por otra parte, no es una guerra civil ya que los palestinos no son ciudadanos israelíes, sino que es pura y simplemente una represión masiva atroz y genocida sobre ocupados y refugiados, la que está perpetrando el Gobierno de Israel con la intención de limpiar el territorio de este pueblo, para dar un salto en su política de extensión colonial. Es por ello que, a mi modo de ver, pedir la devolución de los rehenes sin condiciones y la rendición total de Hamás, es cinismo puro. Tan cínico como decirles a los gazatíes directamente que se marchen a otros países argumentando que así se les evita el sufrimiento.
En todo este amplio contexto, los
que se preocupan de leer la historia, podrán comprobar que nunca tuvieron los israelíes
un lugar reservado en Palestina. Sino que desde 1948, con el beneplácito y
apoyo de los EE UU y Occidente, los sucesivos Gobiernos de Israel han ido
ocupando partes de ese territorio por la fuerza. En este sentido y a los
efectos de visualizar el apoyo occidental europeo a Israel, basta darse cuenta
en primer lugar de que Israel, sin ser geográficamente un país europeo, participa
en todos los eventos y competiciones deportivas europeas y, en cambio, ocupan
un territorio asiático en Oriente Medio, pero simultáneamente repudian ser de
ese continente. En consecuencia, como Estado son una anomalía y, además, siempre
utilizan la tragedia del Holocausto como chantaje.
Por todo ello, considero que El TIJ, cuando proceda a emitir sentencia por la denuncia presentada por Sudáfrica contra Israel por la comisión de actos de genocidio contra el pueblo palestino de Gaza, se encontrará ante un caso que plantea una variante nueva que debería tener en consideración, y es el testimonio ocular de millones de espectadores de TVs, de países distintos que vemos cómo cada día el ejército israelí desprecia la protección debida a la población civil de Gaza. En este contexto, entiendo que el derecho de defensa legítima que invoca Israel, no es un “Derecho absoluto” y no puede ser ejercido en el tiempo de forma indeterminada, de manera continuada y sin límites. El derecho de defensa propia, no implica el traslado obligatorio de poblaciones, la destrucción sistemática de las infraestructuras hospitalarias y civiles en general, la utilización de maquinaria pesada de obras para perder el rastro de los asentamientos de población. Ni tampoco, la utilización de armamento sin considerar sus consecuencias sobre la población. La defensa propia justifica una reacción, sí; pero nunca autoriza una acción continuada e indiscriminada. Además Israel actúa en un territorio de otro y se mantiene en él ocupándolo. Y reitero, no está probado que Israel esté actuando contra un ejército enemigo; pues no hay material bélico de la otra parte, no hay un enemigo o rival. Lo que existe, básicamente, es una población civil indefensa.
No obstante todo lo argumentado, como tenemos una sociedad polarizada e impúdica, es necesario aclarar que decir “las verdades” que uno siente, no es atacar a Israel; pues Israel no es Netanyahu ni su Gobierno, ni tampoco defiendo a Hamás, pues Palestina no es Hamás. Mi crítica opinión es simplemente reclamar el más elemental de los Derechos Humanos para el pueblo palestino: el derecho a la vida. No podemos ni debemos permanecer impasibles ante la matanza de inocentes. Como nos dejó dicho Antonio Machado en su poema He andado muchos caminos, Netanyahu y su Gobierno sionista, son un fiel ejemplo de esa “Mala gente que camina y va apestando la tierra...”