martes, 4 de junio de 2013

Alquimia

Aunque muchos de nosotros, en gran medida, ya sabíamos las oscuras y nauseabundas prácticas de la City Londinense y de Vall Street, creo que merece la pena, y mucho, leer el artículo para comprender una parte fundamental de la actual crisis. El crítico artículo,  está escrito con un lenguaje tan claro y sencillo que resulta fácilmente comprensible para cualquiera. En él podemos advertir, no solamente los turbios manejos del capitalismo, sino, también, la cronología de las estafas que han hecho los grandes bancos mundiales y la cruel hipocresía del poder económico y su infinito egoísmo.

Y, mientras tanto, mientras estas prácticas se enseñorean de las finanzas mundiales, nosotros, todos nosotros, no dejamos de ser y asistir más que como meros comparsas al espectáculo o, como mucho, a mostrar nuestro desagrado en las redes sociales y/o blogs, ante lo que con irrespirable angustia estamos viviendo.

El divorcio social entre los administradores de los bienes ajenos que, a través de las agencias de calificación norteamericanas aumentan o disminuyen como una burbuja los activos financieros para enriquecerse ignominiosamente y los administrados ciudadanos, no obedece sólo a temas de corrupción, sino a las prácticas mafiosas de esa llamada “banda de los 10” que funciona gracias a la incompresible cultura anglosajona de perdonar delitos a cambio de dinero. Obviamente, queda claro todo, estas prácticas irregulares solamente son posibles contando con la permisividad de un poder político estrechamente vinculado a ella.

Detrás del discurso falso y vacío de los que apuestan por los valores del sacrificio y del esfuerzo, como medidas para salir de esta terrible crisis que se está llevando por delante a toda una o varias generaciones, se esconde el cáncer que está acabando, probablemente, con una forma de organizar y administrar políticamente una sociedad. Y éste falso discurso, no es otra cosa que la mentira, la indecencia, el cinismo… Pragmatismo, dirán algunos. Realismo, dirán otros. Las cosas son como son, añadirán los acólitos del infausto poder neoconservador de turno. Es decir, cuando se acepta que las cosas no pueden cambiarse porque son los dictados de la “Troika”, o no conviene hacerlo o es una ingenuidad pretenderlo, se entra de lleno en ese mundo virtual y asqueroso de la política profesional que, en nuestro país y los países de nuestro entorno, esta hecha sólo para los que poseen una piel muy gruesa y una conciencia embrutecida.

No obstante…, aunque no soy hombre de fe, mantengo la esperanza de que “todos ellos”, por fortuna para nosotros, tengan los días contados.

En resumen, entiendo que el artículo de Roberto Velasco resulta muy recomendable para que nuestro modo de vida no se escurra por las fétidas cloacas de la economía…


Con sutil suavidad. Buenas noches.

2 comentarios:

  1. He leído el artículo de Roberto Velasco y me ha parecido magnífico. También lo son tus comentarios al mismo, Libra 45.

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Gracias por tus comentarios.