viernes, 22 de abril de 2016

Panamá en sueños



La configuración física actual del ser humano, nos nos permite volar. Si queremos volar, tenemos que usar artilugios que nos levanten del suelo y nos remonten y encaramen al cielo. De momento, lo más lejos que ha volado el ser humano ha sido hasta la cercana, poética y casi misteriosa Luna y eso suponiendo que aquel desembarco fuese realidad y no ficción, como una minoría obstinada e incrédulamente sostiene. No obstante, lo que nadie nos puede impedir es que soñemos despiertos; yo suelo hacerlo con frecuencia y aquí sigo y aguanto, viendo la inmensa estupidez humana cuando despierto. Por eso, porque los sueños son lo más hermoso de mis pensamientos, os animo a que hagáis como yo y os dejéis arrastrar por ellos.
Despacho de abogados Mossack&Fonseca

Dejad que vuestros pensamientos vuelen muy lejos y os trasladen allí, hasta donde vuestra imaginación y las fantasías os lleven, como si de una vivencia real se tratara. Con ellos, con esos sueños, podéis saltar de un país a otro o de un continente a otro, y hasta si usáis bien vuestras fantasías y/o conocimientos, podréis salir a las estratosfera, continuar viajando por el espacio y daros un paseo por los diversos planetas que componen nuestro sistema solar. Y…, todavía más, podréis visitar desconocidos astros de la vía láctea y de otras galaxias del universo; todo depende hasta dónde os lleven los pensamientos; es decir, vuestros sueños... Ya sabéis, al margen de la ciencia e independientemente, los sueños de vuestra mente pueden recrearse visitando o inventando mundos internos…. 

Somos del mismo material del que se tejen los sueños, nuestra pequeña vida está rodeada de ellos. Pero, ni juntando todos, me refiero a los sueños, soy capaz de imaginar lo que sienten y piensan "esos" que, con tanto dinero, tienen necesidad de crear sociedades “offshore” en Panamá para evadir impuestos. Aquí me pierdo…, debe ser que mis sueños y pensamientos están libres de impuestos. 

Y es que, la libertad, la de pagar impuestos, como decía Schiller, existe tan sólo en la tierra de los sueños.





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