martes, 5 de abril de 2016

Más corrupción: "Papeles de Panamá"




Con la filtración de la noticia sobre los “Papeles de Panamá”, la realidad de nuestras sociedades vuelve a desencadenar la indignación de los honestos. La de esos millones de españoles a los que tantas veces recurre nuestro Presidente del Gobierno para darnos la idea de “normalidad”; de que no existe una corrupción sistémica, sino casos aislados…
A mi juicio, la corrupción que ha invadido a una importante capa de nuestra colectividad y corroe nuestra economía, es fundamentalmente moral. El consciente abandono a su suerte, por parte de los poderes públicos, de los perdedores de la crisis y, en consecuencia, la evidencia de la brutal desigualdad de renta y riqueza entre las clases sociales, no solamente es éticamente incalificable, sino que comporta el mayor desprecio a la condición de seres humanos de los más necesitados.
Papeles de Panamá

Y hablo de una corrupción moral que vulnera dos principios básicos en una sociedad íntegra y honesta: la cohesión social y la igualdad de oportunidades. Y estos dos preceptos esenciales se corrompen cuando unos jornaleros perciben 2,50 euros de salario por hora de trabajo. Cuando para ganarse ese miserable jornal trabajan de sol a sol hasta cargar un camión con 22.000 kilos de naranjas. Cuando pernoctan en cobertizos por los que llegan a pagar hasta 100 euros mensuales por persona. Y…cuando el convenio ordena y dispone una precepción mínima de 42,83 euros por cada jornada de seis horas y media de trabajo. Y todo esto no ocurre en el sureste asiático, sino en nuestra propia casa; en determinadas zonas del valle del Guadalquivir, como denunciaba hace escasas fechas el diario El País

Esto es lo que verdaderamente corrompe a una sociedad. Esta flagrante injusticia para con los más necesitados que, a causa de la crisis, aceptan cualquier cosa con tal de echarse un mendrugo de pan a la boca. Y esta actitud moral, contrasta con la otra cara de la moneda. La de esos ejecutivos del Ibex 35 que, en esta misma época de crisis, han visto sumados alegremente en los números de sus cuentas corrientes, aumentos de hasta el 300% de sus elevados salarios.

La indignidad de los “Papeles de Panamá”, al igual que los salarios de los ejecutivos del Ibex 35, no estriba en el hecho de que unas determinadas personas posean mucha más riqueza que la inmensa mayoría de los ciudadanos y obtengan por su trabajo unos rendimientos inmensamente más elevados, sino que encima nos hagan trampas para no pagar, lo que al resto de los mortales sí nos obligan a cotizar. Por lo que parece, la dignidad de la vida humana no estaba contemplada en los planes de globalización mundial.

A veces el pueblo, los más necesitados, se cansan de soportar situaciones llenas de frustración y humillación, de atravesar caminos intransitables… La historia es pródiga en ejemplos.
Ya lo advirtió Willy Brandt: “Permitir una injusticia significa abrir el camino a todas las que siguen”. En eso estamos…


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