Y de repente, no sabes cómo, un día cualquiera, coges un vuelo hacia las
repúblicas Bálticas. Y ves las nubes etéreas, formándose de la nada al
principio, imperceptibles luego y después rebosando, como comienzan a
amontonarse hasta que te empapan en una luz blanquecina y densa que ya no te
dejan ver nada.
Vilnius: Katedros aikštė o Plaza de la Catedral al atardecer
|
Ahora no estoy seguro. Fue quizás una tórrida noche de verano en la lejana
Castilla, mientras oía suspirar de alivio a las espigas de trigo y el canto de
las chicharras se convertía en una nana apasionada, cuando en mi mente bullía
la idea de ir algún día hasta estas lejanas tierras de luz argentada…
El viaje ha
sido un encuentro con un sueño, una caricia, un horizonte azul y gris como el
agua…Durante los días pasados en Vilnius, Riga, Tallín o Helsinki, me convertí
en ingenuo espectador de inéditas fotografías, guiños en verdes, dorados,
grises, azules, y blancos, decretando ataviar mis minutos, bajo la atenta
sorpresa de mi semblante y la atónita mueca de mi mirada, amueblando
sentimientos y pensamientos en un orden aún por descifrar. Y, como siempre, sin
quererlo, me convertí en sembrador de imágenes casi infinitas, y plantador de algunas
palabras…Hojas enmarañadas en las brisas de unos días llenos de magia…
Al cabo de dos semanas, poco a poco, se fueron juntando las nubes en el
horizonte, poco a poco se fueron haciendo más densas, poco a poco se tiñeron de
negro y comenzaron a hincharse. La tormenta podía caer o no, podía ser un
diluvio o un chubasco.; el caso es que todos miramos al cielo cuando se oscureció
la plaza. Era la risa de un Thor idiota en Tallin. Un día después, en el ferry,
nos trasladamos a Helsinki. Era tiempo de partir del Báltico camino de regreso…
Tallín: Casco histórico |
Y retorné a ese Mediterráneo que en dulces versos escribió Machado y cantó
Serrat. Quizá porque mi niñez,
como dice el poema, sigue jugando en su playa y, escondido tras la arena,
duerme mi primer amor. Aquel amor que, con el paso del tiempo, se fue
silenciando como se oculta la luna en los días en que no se ve, pero que
siempre se que está ahí….
Cuando esta primavera camina hacia su ocaso, comienza el verano. Y me llega
como un cálido abrazo, con la libertad llenando el espacio, con los libros
guardados que ansiosos esperan que recorra y descifre sus hojas y me acueste
con ellos: refugio de sueños, quimeras, deseos, anhelos y olores de todos los tiempos. Y en la playa, sentado esperaré, en esas
largas tardes, a que la luz ciegue al mar y a que el mar broncee las barcas y
mi piel.
En soledad estaré, pero no solitario.
Y veré y escucharé a mis pájaros cantando. Y reconduciré mi vida
habitual en este estío con la certeza de que ningún esfuerzo caerá en tierra
estéril. Y miraré al cielo buscando a la Luna y a Venus, y a los míos que ya se
fueron…
Caminamos y seguimos, vamos, aunque, a veces, no sé muy bien a dónde; pero…
¡Feliz verano!!!!!!!!!!!!!!
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