martes, 21 de junio de 2016

Ida y vuelta a las Repúblicas Bálticas







Y de repente, no sabes cómo, un día cualquiera, coges un vuelo hacia las repúblicas Bálticas. Y ves las nubes etéreas, formándose de la nada al principio, imperceptibles luego y después rebosando, como comienzan a amontonarse hasta que te empapan en una luz blanquecina y densa que ya no te dejan ver nada.
    Vilnius: Katedros aikštė o Plaza de la Catedral al atardecer


Ahora no estoy seguro. Fue quizás una tórrida noche de verano en la lejana Castilla, mientras oía suspirar de alivio a las espigas de trigo y el canto de las chicharras se convertía en una nana apasionada, cuando en mi mente bullía la idea de ir algún día hasta estas lejanas tierras de luz argentada…
Riga: Rātslaukums o Plaza del Ayuntamiento
El viaje ha sido un encuentro con un sueño, una caricia, un horizonte azul y gris como el agua…Durante los días pasados en Vilnius, Riga, Tallín o Helsinki, me convertí en ingenuo espectador de inéditas fotografías, guiños en verdes, dorados, grises, azules, y blancos, decretando ataviar mis minutos, bajo la atenta sorpresa de mi semblante y la atónita mueca de mi mirada, amueblando sentimientos y pensamientos en un orden aún por descifrar. Y, como siempre, sin quererlo, me convertí en sembrador de imágenes casi infinitas, y plantador de algunas palabras…Hojas enmarañadas en las brisas de unos días llenos de magia…

Al cabo de dos semanas, poco a poco, se fueron juntando las nubes en el horizonte, poco a poco se fueron haciendo más densas, poco a poco se tiñeron de negro y comenzaron a hincharse. La tormenta podía caer o no, podía ser un diluvio o un chubasco.; el caso es que todos miramos al cielo cuando se oscureció la plaza. Era la risa de un Thor idiota en Tallin. Un día después, en el ferry, nos trasladamos a Helsinki. Era tiempo de partir del Báltico camino de regreso…
Tallín: Casco histórico

Y retorné a ese Mediterráneo que en dulces versos escribió Machado y cantó Serrat. Quizá porque mi niñez, como dice el poema, sigue jugando en su playa y, escondido tras la arena, duerme mi primer amor. Aquel amor que, con el paso del tiempo, se fue silenciando como se oculta la luna en los días en que no se ve, pero que siempre se que está ahí….

Cuando esta primavera camina hacia su ocaso, comienza el verano. Y me llega como un cálido abrazo, con la libertad llenando el espacio, con los libros guardados que ansiosos esperan que recorra y descifre sus hojas y me acueste con ellos: refugio de sueños, quimeras, deseos, anhelos y olores  de todos los tiempos.  Y en la playa, sentado esperaré, en esas largas tardes, a que la luz ciegue al mar y a que el mar broncee las barcas y mi piel.

En soledad estaré, pero no solitario.  Y veré y escucharé a mis pájaros cantando. Y reconduciré mi vida habitual en este estío con la certeza de que ningún esfuerzo caerá en tierra estéril. Y miraré al cielo buscando a la Luna y a Venus, y a los míos que ya se fueron…

Caminamos y seguimos, vamos, aunque, a veces, no sé muy bien a dónde; pero…

¡Feliz verano!!!!!!!!!!!!!!

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