La sentencia de la Audiencia
Nacional del pasado jueves sobre el caso Gürtel, ha explotado de lleno en el
séptimo piso de Génova, 13. La planta noble del Partido Popular en Madrid,
reservada para el Presidente del Partido, el Secretario General y las
dependencias de sus asesores y secretarios personales, ha quedado semidestrozada
y prácticamente en ruinas al condenar al PP como partícipe a título lucrativo
de una trama corrupta. El cataclismo, que dejó noqueado a Mariano Rajoy y a su
Gobierno, ha vuelto a colocar la corrupción política entre los principales
temas de conversación y se ha convertido en trending
topics con los nombres de los principales condenados en la causa y la
acreditación explícita de la famosa Caja
B. En resumen, deja al PP sumergido en una crisis total y a una gran parte
de los ciudadanos indignados, perplejos ante tanta nauseabunda corrupción y con
alguna pregunta para la que no encuentran explicación.
Publicado en La Mañana el 31.05.2018 |
En este contexto, aunque de
comienzo no lo parezca, explico unos hechos científicamente probados. Son los
siguientes:
Hasta hace pocos años, se creía
que nuestra especie, el Homo sapiens sapiens . Es decir, el ser
humano anatómicamente moderno que evolucionó del Homo sapiens en el Paleolítico hace unos 200.000 años, no se
había cruzado con la especie del Homo sapiens neanderthalensis que
habitó Europa, Próximo Oriente y Medio y Asia Central, en la misma época que
nuestros ancestros. Sin embargo, recientes descubrimientos en una cueva de
Rumanía han demostrado que la realidad es bien distinta. El hallazgo de un
maxilar fósil de algo más de 40.000 años de antigüedad y su posterior análisis
en la secuenciación de ADN con las técnicas más avanzadas, arrojó la sorpresa
de que ambas especies que convivieron en Europa, al menos, durante 5.000 años,
se cruzaron genéticamente en numerosas ocasiones. O sea, entre nuestra especie Homo
sapiens y los Neanderthales, quizá en una noche loca de verano, hubo
sexo. Y no solamente esa noche; sino, también, muchos otros días y noches
posteriores durante 50 milenios. En consecuencia, un grupo de investigadores
del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leizpzig, Alemania,
considera que las poblaciones modernas transportamos en nuestro
genoma entre el 4% y el 6% de ADN de Neanderthal.
Por otra parte, los Homo
denisovanos que habitaron la región de Alltai en la actual Siberia, son
otra especie hermana que se cruzó con los neandertales en la misma época en la
que éstos lo hacían con nuestros ancestros de Homo Sapìens . De hecho,
los actuales y diversos pueblos de Asia y de Oceanía, llevan en su genoma ADN
heredado de los Denisovanos en proporciones que oscilan entre el 1% y el 5%.
Curiosamente, si los actuales tibetanos están capacitados para vivir sin
problemas a 4.000 metros de altitud, en un ambiente con un nivel de oxígeno en
el aire tan bajo que incapacitaría a la mayoría de personas, es porque sus
antepasados se entremezclaron con los Denisovanos. Concretamente, este
hecho, que permite a los tibetanos sobrevivir sin problemas cardiovasculares en
un ambiente hipóxico, con un 40% menos oxígeno que a nivel del mar, es debido a
una variante de un gen que regula la producción de hemoglobina, la molécula que
transporta el oxígeno desde los pulmones hasta las células de todo el cuerpo.
Recientemente un estudio sobre “Características epigenéticas
colectivas”, coordinado
por Rasmus Nielsen, profesor de la universidad de Berkeley en California, ha
demostrado que los humanos modernos, neanderthales y denisovanos coexistieron y
se cruzaron, y que su mezcla sigue presente en nuestro ADN en una proporción
que oscila, según poblaciones, entre el 0’2% y el 1% .
Pues, bien, dicho todo esto, si
hubo un tiempo en el que el planeta Tierra estuvo poblado por otras especies
humanas, ahora ya extintas, y se mezclaron entre ellas, la pregunta que nos
hacemos muchos ciudadanos es: ¿Con quiénes se mezclaron los ancestros de estos
corruptos de la Gürtel y de otras causas similares sentenciadas o que aún
quedan por juzgar? ¿Qué gen habrán heredado en su genoma y tendrán en su
ADN?...
Es verdaderamente triste pensar
que quizá tuviera razón el político francés Joseph Fouché al afirmar “Todo hombre tiene su precio, lo que hace
falta es saber cuál es”.