El
título de este escrito parece tremendista y posiblemente lo es. Pero no por
ello está menos justificado y eso es justamente lo que voy a intentar hacer:
justificarlo. Empezaré por hacer observar que su forma recuerda el del famoso
artículo “Delenda est monarchia” de Ortega y Gasset publicado poco antes de ser
proclamada la segunda República Española, forma que, a su vez, recordaba la
expresión de Catón el Viejo “Delenda est Cartago”. Naturalmente, es un hecho
que he buscado deliberadamente, porque,
dada la dramática encrucijada histórica en que se encuentra nuestro Estado,
algo, y no sólo la Constitución, sino quizá la Monarquía, debe ser modificado o
dado por acabado si queremos que nuestro país en cuanto tal, con todos sus ciudadanos,
salga dignamente del pozo de corrupción, desvergüenza y deshonestidad en que lo
ha convertido el régimen que, a la muerte del dictador Franco, instituyó la
constitución de 1.978.
En
este marco, voy a intentar hacer la crítica de la Institución Monárquica,
recogida en el Título II “De la Corona”,
a partir de las múltiples cosas que de ella se han dicho y aún se dicen. Y para
ello, arrancaré y me centraré en el principio: el problema de su legitimidad
democrática. El hecho de que Juan Carlos I fuera designado Jefe del Estado
español por el Generalísimo Franco y que de forma inmediata al fallecimiento
del Dictador, se constituyera en Juan Carlos I de Borbón y Borbón en su cargo
de Rey, como si se tratara de entrar en posesión de su herencia, dice mucho
sobre su legitimidad. Y que, juntamente al hecho anterior, fueran las Cortes
franquistas quienes lo aprobaran, parecen pecados originales que fueron lavados
por el agua del “Jordán del referéndum de 6 de diciembre de 1.978”. Esta
votación fue presentada por la prensa, por los tertulianos de la época, por los
partidos políticos preponderantes, por la tele, por la radio, en fin, por toda
la cohorte mediática, como la legitimación democrática indiscutible de la
monarquía en España. Y creo que no es así.
A
este respecto, no es la primera vez, ni será la última, que alguien intente
refrescarnos el pasado, patrimonio exclusivo de los hombres, con la mirada
fresca del presente. La fabulosa capacidad de los humanos para convertir al
tiempo en losa o entelequia, nos mete, a través de esos acontecimientos
anteriormente citados, directamente o de rondón a recordar al pretérito y
mostrarlo tal y como se sabe que ocurrieron los hechos. Por aquellos motivos,
en este día de hoy, aniversario de la proclamación de la Segunda República
Española, convendría que nuestros políticos no olvidaran que aquella fiesta
popular revolucionaria, iniciada en Eibar, generó un sentimiento tan amplio en
la sociedad que fue capaz de arraigar de forma incontenible por los cafés, las
salas de conferencias, universidades, las calles y, sobre todo, en las
conciencias y en los corazones de un pueblo tan amplio, como difuso y emotivo,
que aspiraba a disfrutar de la paz más absoluta y de un trabajo seguro con el
que ganarse el pan. Y todo ello, sin que la población estuviera estructurada
por medio de los partidos políticos de la época.
En
este contexto, muy probablemente a causa de esta terrible pandemia que
padecemos por culpa del COVID 19 y el consecuente Estado de Alarma, hoy 14 de
abril de 2.020, no tendrá lugar en Madrid la tradicional manifestación de
conmemoración del advenimiento de la II República en 1.931, al tiempo que una
demanda de la III. En el momento en que escribo esto, no sé si se dará la
noticia de la posible supresión de la tradicional y multitudinaria
manifestación de las demandas populares de años anteriores. En todo caso, lo
que sí creo que ocurrirá es que la televisión pública, como siempre ha hecho,
se dará maña para minimizar la importancia del evento rarificando en lo posible
las imágenes de años precedentes. Sea como sea, lo cierto es que últimamente se
han multiplicado tanto los errores políticos y de todo tipo, cometidos por el
Rey Emérito y por quienes encarnan hoy la institución monárquica, que bien
puede decirse que la monarquía española está haciendo mucho a favor de la III
República, ya que la popularidad del monarca Felipe VI y sus familiares está
cayendo en picado en una gran parte de las tierras de España y, sobre todo, en
Cataluña.
Finalizo,
imitando al televisivo periodista Ernesto Sáenz de Buruaga cuando se nos
despedía diciendo “Así son las cosas y así se las hemos contado”. No obstante, como es sabido, cuando se cuenta la historia nunca
se alcanza la verdad total y, jamás, lo que se narra, está totalmente alejado
de ella, pues los hechos no dejan de existir aunque se los ignore.
Otro gran artículo tío. Que el Rey emérito ha sido un simplón no me ha cabido ninguna duda; pero... de siempre, no de ahora. Una marioneta,pero eso sí, para aprovecharse de su querida España no ha tenido escrúpulos; pero bueno,es lo que tenemos...
ResponderEliminarNo obstante no puedo ser muy objetivo siendo Republicano como me siento y federalista. Lástima que estoy rodeado de tanto facha y que ahora ,amigos míos ,que ni me imaginaba que lo eran tanto, pues ahora descubro que lo son más. ¡Qué gran decepción este tipo de personas y de muchas personas que se aprovechan de esta pandemia para sacar a la luz sus mierdas y miserias y después arroparse a un trapo diciendo que son patriotas! Eso sí ,con toda la hipocresía del mundo y después acaban con esa maravillosa frase de VIVA ESPAÑA...
Un beso para los dos Tio y a cuidarse.
No sé, no creo que tenga tan mala imagen Felipe VI, aunque haya perdido parte en este año.
ResponderEliminarYo no estoy en su lugar, si lo estuviera pediría a los partidos políticos que prepararán una consulta vinculante.
Pepe
Reflexió breu la d'avui i si lo bueno breve, dos veces bueno. Supose que per voler ser breu i clar no has fet cap comentari de la desició de Suárez de no sometre a referèndum la Monarquia en exclusiva, hi ha havia moltes possibilitats que sortís no
ResponderEliminarHi estic molt d'acord en tot el que dius a la teva reflexió.
Gràcies.
Salut i República
Como siempre das en el clavo y te expresas muy bien.Gracias por poderlo leer en primicia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues a mí me ha parecido muy bueno, documentado y sin tendenciosidad...
ResponderEliminarA ver quién es el guapo que lo publica...
Andreu
¡Hola! Juan Antonio,
ResponderEliminarGracias por compartirlo; sin querer pasarme de optimista, me parece que la republica es solo cuestión de tiempo …
Jaume
Buenas tardes J.A.
ResponderEliminarDespués de leer tu "real"(nunca mejor dicho) y crítico artículo, no me queda más que decir "de aquellos barros, estos lodos".
Completamente de acuerdo, con la acertada frase que utilizas, para la realidad que expones.
En mi opinión, "Delenda est Monarchia" y reformada la Constitución, porqué la deriva hacia la III República, indudablemente va en aumento.
Espero que, aunque fuera de tiempo, también te lo publiquen, pués vale la pena.
Un abrazo
Magda D.
Gracias por el artículo, Juan Antonio.
ResponderEliminarNo estoy muy de acuerdo con lo que dices. No creo que el “régimen del 78” haya sido y sea un pozo de corrupción, desvergüenza y deshonestidad. Al menos respecto a todo lo que habíamos vivido antes y en comparación con lo que ocurre en otros países. ¿Respecto a como cada uno lo quiera pensar? Bueno, eso ya es terreno contrafactual. Tampoco me parece que el referéndum fuera una filfa. Respecto a Cataluña, creo sinceramente que allí quieren más al rey que aquí queremos a Puigdemont o Torra. No soy intelectualmente monárquico, pero creo que no nos va mal con Felipe VI. Y creo, y puedo estar equivocado, que si la gente pudiera votar al rey y a quienes quieren quitarlo, el primero ganaría por goleada.
¿Cómo va tu salud? Cuidaros, que ya somos población de riesgo.
Un abrazo.
Jaime
¡Hola! buenos dias. Como siempre haces una reflexión sobre la actualidad, con unas ideas bien estructuradas y basadas en un bagaje cultural imponente. Sobre el particular creo que actualmente durante la inmersión en la actual crisis provocada por la irrupción de la pandemia del virus Covid-19, el consenso general de los intelectuales, pensadores y demás opinadores sociales, es que esta crisis provocará un antes y un después de dimensiones desconocidas que parecen indicar que ya nada serà como era antes del inicio de la misma.
ResponderEliminarEn este contexto y aprovechando una efeméride histórica como es el aniversario de la proclamación de la Segunda República Española, constatas el evidente deterioro de la Constitución española de 1978, y en especial de la monarquia que en la misma se legalizaba, por la incesante acumulación de errores y corruptelas, en todas las instituciones del Estado y, en especial, por parte de la Jefatura del Estado tanto por el rey emérito como en su continuidad. Pero conociendo la idiosincracia del país, es poco probable que ni la actual crisis sanitaria, con sus derivadas económicas y sociales, produzca una reacción suficientemente significativa y ecuánime para alterar el "stato quo" del Estado. Aunque dicen que el tiempo lo pone todo en su lugar,no sé si lo veremos, ya que me temo que esta re-situación no se producirá en breve.
Un saludo.
Jordi
El artículo me parece un tanto elevado para las neuronas que hay por aquí y un tanto arriesgado también. Pero como siempre muy bueno.
ResponderEliminarCarmen
¿Te lo han publicado ya? Es igual,al menos para mí, que no haya salido, concretamente el 14 de abril. De hecho tu no hablas solo del aniversario de la II República, sino que tu discurso habla de la legitimidad democrática de la monarquía y eso no tiene una efemérides exacta. Tendrían que salir artículos de este tipo mucho más intermitentemente, entonces quizás si que se avanzaría más deprisa hacia la tercera República.
ResponderEliminarBuenas tardes
Ramon Morell
Buenos días, Juan Antonio:
ResponderEliminarEs una paradoja de cómo, a pesar de estar tantas horas en casa y con un montón de tiempo por delante desde el instante en que ponemos un pie en el suelo, las horas pasan como en un sueño, sin medida y cómo, al acabar el día te planeas lo poco que has hecho y lo mucho que has dejado de hacer. Debe ser que vivimos una situación nueva y que, como dicen, el tiempo no existe. Todo esto para decirte que estoy sorprendida de que todavía encuentre actividades que me llenan el día y me satisfacen.Tanto puede ser un rato de lectura, unas horas de costura, algún que otro día para escuchar música o ver teatro.
Cuando leí el título del artículo, me temí lo peor pero, y esperaba, de un momento para otro,un cataclismo en las estructuras del estado.Una vez leído, me ha parecido que era una manera de llamar la atención del lector y ponerle sobre ascuas. No es un mal recurso pero se ha hacer un uso mesurado del mismo porque puede volverse contra uno mismo.Recuerda a Pedro y el lobo
Estoy de acuerdo con el contenido general . Yo también desearía vivir en un país republicano. No porque crea que los presidentes elegidos pudieran ser mejores-no tenemos nada más que recordar nuestra historia más reciente y de qué sucedió con los pocos presidentes que ha habido y de cómo fueron tratados- que quien actualmente es el Jefe de Estado sino porque tendríamos la posibilidad de destituirlos cuando lo considerásemos oportuno sin que pudieran reclamar un derecho de herencia para mantenerse en el cargo.
Hay una idea tuya con la que no estoy de acuerdo.No ha sido el régimen del 78 -me retrotrae a otros tiempos esta palabra- el que ha llevado a la corrupción,desvergüenza y deshonestidad al país. Han sido los corruptos, los desvergonzados y los deshonestos los que han hecho ese trabajo. A algunos los conocemos y a otros, no.
Y qué te voy a decir del entusiasmo de la gente cuando se proclamó la Segunda República.Más que entusiasmo creo que era una necesidad imperiosa de cambiar un sistema que no proporcionaba nada mas que malvivir al pueblo llano. Con el noventa por ciento analfabetos y el cincuenta por ciento de mujeres a las que no se tenía en cuenta para nada ya me dirás cuánto había de entusiasmo y cuánto de dejarse llevar por una corriente. Como tú dices, los hechos están ahí pero sabes que la historia los interpreta, como se ha hecho siempre.
Pienso que en el momento actual, con la crisis económica que tenemos encima, no es el momento de poner todo patas arriba.
Saludos
Merche