El triste y penoso choque
entre Cayetana Álvarez de Toledo y Pablo Iglesias en el Pleno del pasado día 27
en el Congreso y el posterior, protagonizado por el propio Pablo Iglesias,
vicepresidente segundo del Gobierno, y el portavoz de Vox, Iván Espinosa de los
Monteros, en la Comisión de Reconstrucción en el Congreso de los Diputados, del
día 28, ha originado un aluvión de reacciones. Y es que el hecho de que tres
políticos brillantes intelectualmente, como son los citados, empleen sus
energías para insultarse en el santuario de la democracia, creo que demuestra
que la sociedad de este país y los políticos, que son sus genuinos
representantes, tiene, entre otros, un grave problema que se llama “Educación”.
Está claro que la educación
es el resultado de un proceso que comienza en la cuna, en la familia, se
continúa en los centros educativos y termina en la escuela de la vida. En este
sentido y desde mi punto de vista, el principal problema en la actualidad es
que en todos y cada uno de los eslabones de este encadenamiento, se introducen
en la mente de los niños, de los adolescentes y los adultos, una serie de
grumos pringosos ideológicos que les privan de la facilidad de pensar a través
de la fluidez de las neuronas, aniquilando y corrompiendo el entendimiento y
contaminando desvergonzadamente la parte cognitiva del ser humano, cuya
consecuencia es la pérdida de la libertad de pensar y del sentido crítico. Esta
contaminación del pensamiento, constituye, a mi modo de ver, el principal
escollo que tiene la educación.
Para poderlo aprender y
comprender, se me hace necesario emplear de nuevo la genealogía, es decir,
buscar ¿de dónde viene, qué es lo que lo produce? El tema es de difícil
disquisición, pues desde su origen, la educación esta atenazada entre dos antítesis:
el pasado y el futuro o a la inversa.
Me explico, la educación no está al
servicio de los niños, como se dice casi siempre, sino al servicio del tipo de
adultos que quieran y deban devenir en la previsión del futuro. Es por ello,
que creo que nos equivocamos si consideramos que la educación debe inventar el
futuro, ¿con qué derecho los padres y pedagogos, que están a cargo de la
educación, pueden escoger el futuro de los niños en lugar de ellos mismos?
La Mañana 03.06.2020 |
Estoy convencido de que la
verdadera función de la escuela no es inventar el futuro, sino transmitir el
pasado para aprender de él. Esto ya lo había visto Hannah Arendt en su artículo
La crisis en la cultura: “El conservadurismo, tomado
en el sentido de transmisión, es la esencia de la educación... Es precisamente
para preservar lo que es nuevo y revolucionario en cada niño, que la educación
debe ser conservadora “. También lo
había visto así el filósofo Alain Renaut en Propósitos
sobre la educación: “La enseñanza solo debe ser absolutamente
retardataria. No retrógrada, todo lo
contrario. Es para caminar en la
buena dirección, que se da un paso atrás; porque,
si no te colocas en el momento pasado, ¿cómo sobrepasarlo? “. El progreso supone la
transmisión. Y es que del pasado, no se debe hacer tabula rasa.
Sin embargo, en materia de educación, se ha
hecho diametralmente lo opuesto. Ya que sobre el efecto de una presión cada vez
más fuerte, provocada por la mundialización y globalización liberal
conservadora, durante el siglo XX, se han destrozado la gran mayoría de las
transmisiones generacionales, como las herencias culturales y patrimonios de
valores. Obviamente, este es un fenómeno tan sorprendente como inquietante, que
conlleva infinitas consecuencias, especialmente en el nivel pedagógico. Así
como se han demolido las reglas tradicionales del arte; o sea del cine, música,
literatura, etc., el siglo XX ha sido el siglo de la deconstrucción de los
valores tradicionales, incluso en el sistema escolar. Y, en su lugar, se ha
implantado en las mentes, una especie de esquizofrenia colectiva. Por un lado,
se ha instaurado una emancipación de los individuos que arrancan los grilletes
tradicionales y son más libres y, por otro, sus resultados son catastróficos;
pues lo malo es que esa libertad, a menudo, va acompañada de una falta de
preocupación, de respeto del y por el otro y de un sin número de incivilidades,
mandando al vacío todo proyecto colectivo.
Para no extender al infinito este tema, dejaré
de lado otros males, como son el analfabetismo social, la masificación, el
habitual bajo nivel intelectual y formativo de los profesores, salvo
excepciones, los nefastos métodos educativos, la autodestrucción del saber, sus
desilusiones, la deplorable TV y sus incidencias, etc.… Me limitaré pues, a dos
interrogantes significativos de la contradicción cultural en el universo de la
globalización tecnológica, política, social y cultural que han impuesto los
poderosos oligarcas del capitalismo liberal conservador internacional a escala
mundial: ¿queremos un mundo de niños bien educados inteligentes y cultos? o
¿queremos fabricar una población de niños que se limiten a consumir, para que
las empresas vendan lo que tienen a la venta? Esta es la disyuntiva que ya se
planteaba Rousseau en su Emile o la
Educación ¿qué es mejor hacer?: “quant, au lieu
d’élever un homme pour lui-même, ¿on veut l’élever pour les autres?
En este contexto, considero que hay que hacer
distingos entre enseñanza y educación. Ya que, para una gran mayoría de
familias, hoy en día, por desidia, por falta de tiempo, por desuso o porque lo
consideran insignificante, descargan sus deberes de educación, sobre los
profesores.
La “enseñanza”, en su esencialidad, está
constituida por profesores, alumnos, un lugar público y un establecimiento
escolar. Y la “educación “, con todo lo que conlleva, es o debería ser, más
bien un asunto de los padres,
que debe estar dirigido no hacia los estudiantes, sino hacia los hijos, en un marco privado, que constituye la familia. Ello, no impide,
evidentemente, que los padres puedan enseñar y los profesores educar, pero
estas tareas no se confunden, y por lo general de los profesores depende la
enseñanza y de los padres la educación.
Aunque este hecho, es evidente y, por
supuesto, es sabido. Hago este comentario y encima insisto, porque me parece
imperativo hacer hincapié en él. Pues, muy a menudo, las familias confunden
ambos términos y depositan sus responsabilidades de educación sobre los
docentes. Y esto tiene consecuencias catastróficas en la enseñanza, pues la
cruda verdad demuestra que, si los alumnos no están relativamente educados, si
no tienen adquiridos principios de civismo mínimos, cuando entran en la
escuela, la instrucción resulta prácticamente imposible. Y es que, en
consecuencia, tenemos una tenaza con sus dos mordazas, una que impide la
transmisión de los valores y sus herencias de la enseñanza por un lado y, por
el otro, la mordaza generacional que se despreocupa de una educación en valores
desde el marco de la familia. Creo que son las causas principales del desastre
social que en muchos sentidos tenemos actualmente y que desembocan en un sin
número de anomalías que, así mismo, son susceptibles de dar respuesta a toda la
serie de interrogantes que algunos nos hacemos cuando vemos determinadas
imágenes por televisión o leemos y vemos determinados hechos que ocurren al
lado mismo de nuestra propia casa e incluso en el propio Parlamento de la
nación.
Como respuesta te diré que das en el clavo. Como ejemplo te pongo a la que fué la escuela de mi hijo:La Salle de Cambrils. Los alumnos han podido salir mejor o peor preparados, pero en las reuniones de padres siempre se hacía hincapié en que no bastaba con enseñar sino que había que educar y formarles como personas. Y esto se ha perdido como muy bien dices, salvo excepciones claro está.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Hola!,
ResponderEliminarUn análisis que sirve para todas las épocas de la civilización y no solamente para la actual.
A los padres les resulta más cómodo delegar sus responsabilidades en los maestros. Si el niño sale maleducado ya tienen a quien culpar.
Un abrazo
Pilar
Como siempre, vaya mi admiración por tu capacidad de pensar e ilustrar tus pensamientos con citas de intelectuales de todo tiempo.
ResponderEliminarEs triste que nosotros, educadores toda la vida, aunque también enseñantes, tengamos que afirmar que las cosas en el mundo de la educación no van nada bien con el paso de los tiempos y, se supone, con la mejora de preparación de los docentes y de dotación de recursos de los centros. Yo vivo despreocupado de esa realidad pero no concibo que mis sobrinos -Enrique y Rocío- sean malos profesores y tengan malos alumnos. Que de cultura general no nos ganan a nosotros, creo, es un hecho. Pero seguro que tienen otros conocimientos que nosotros no valoramos. Y que nosotros hemos adquirido mucha de esa cultura con el paso del tiempo.
Me conformaría con que los alumnos salieran de los centros de secundaria y de la universidad con capacidad de pensar por sí mismos y con mirada crítica. Y, ahora, tras la pandemia, que fueran conscientes de la necesidad que todos tenemos de todos.
Poca capacidad de pensar -ni de leer- tengo yo en estos días y semanas. Vendrán tiempos mejores.
Un abrazo
De acuerdo en esta visión dicotómica Educación / Enseñanza (Formación, instrucción, etc) y de la responsabilidad de cuna, padres, familia.
ResponderEliminarUn valor esencial a preservar: respeto.
Tema es necesario y fundamental para abordar con sólidas bases.
Otro tema que está dando mucho que hablar: la tecnología aplicada a la evaluación. En este sentido la perspectiva de Merce Gisbert, especialista en Tecnologías aplicadas a la educación, es relevante.
"El problema no es la tecnología, es la Educación. El éxito del modelo educativo finlandés no es tanto por su metodología sino porque existe un pacto de Estado por el que la Educación es lo más importante y el maestro, el profesional mejor valorado y de los mejor retribuidos. Aquí en cambio nos hemos orientado a crear diferentes burbujas: tecnológica, inmobiliaria, incluso universitaria, pero la Educación sigue sin ser una prioridad asumida y reconocida".
Un abrazo
Siempre pensé, como tu bien dices en tu artículo publicado hoy, que nuestros representantes políticos deberían tener un discurso a la altura de sus retribuciones económicas, ¿o no ? Al Congreso de los Diputados solo tendrían que tener acceso los polítcos de profesión, altamente preparados para ocupar el escaño con que nos representan. En estos días estamos contemplando unos comportamientos de algunos diputados de la derecha, que sonrojan a qualquiera con dos dedos de frente. Es bochornoso y vomitivo el espectaculo a que nos someten a los ciudadanos, no sé como tienen estómago de llamarse "Señorias"...
ResponderEliminarSiempre se dijo que a la escuela se va ya educado. Yo creo que al Congreso también.
Enhorabuena por este artículo que me complace plenamente.
Un abrazo querido amigo. J.Antonio.
Es verdad, yo también pienso que la educación empieza en casa y tiene de ir acompañada con la enseñanza del colegio. Siempre unidas. Los padres y profesores tienen que saber uno de los otros, nunca descalificándose unos a otros, empezando padres y profesores dando ejemplo. Pero esto actualmente es complejo, con familias que los adolescentes han vivido crisis matrimoniales de los padres o la familias desestructuradas económicamente o por otros motivos. Ya sabemos que "donde no hay harina todo es mohina". Pero los Políticos no tienen perdón. Siento vergüenza ajena.
ResponderEliminarBuenas tardes Juan Antonio. Acabo de leer tu último artículo y estoy totalmente de acuerdo, la instrucción para el profesorado y la educación para los padres. Otro gallo cantaría en nuestra sociedad si así fuera.
ResponderEliminarLeo todo lo que que mandas y me gustan mucho tus exposiciones y argumentos en los distintos temas que tocas. Un saludo.
Un buen artículo y unas buenas reflexiones.
ResponderEliminarJaume
Pues sí que ha sido de mi agrado. Me parece muy redondo y que toca un problema bastante capital.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jaime
Excelente artículo. Un grave problema el de la educación y lo que entendemos como mala educación que se ha ido extendiendo a todos los ámbitos de nuestra vida social.
ResponderEliminarElena
Buenas noches, el artículo buenísimo. No sé si has leído algo de Norberto Bobbio, el profesor Galinsoga nos habló de él, es una pena qué estemos dónde estamos. Y es que en EE.UU. el que tiene una pistola se cree superior a los demás.
ResponderEliminarLa conciencia la perdimos a mitad del siglo XX.
Alberto
Muy interesante. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarMª Jesús
Un buen artículo.
ResponderEliminarJosé Mª
Hola J.A.
ResponderEliminarEs verdad que se ha de educar en casa y se ha de enseñar en la escuela, acompañando esta enseñanza de valores educativos.
Recuerdo que, cuando era pequeña, escuchaba decir a las personas mayores: "Uno es, lo que mama en casa"; ahora que soy mayor creo que no es del todo cierto, porqué, por suerte, aún existe juventud con sentido crítico adquirido, en el devenir de su vida y a veces contrario al de sus padres. La lástima es que, otra parte de esa juventud, tenía que haber estado educada hace 35 o 40 años.
El tema, no tiene fácil solución, pues el sistema de vida que nos hemos dado, ha traído, como consecuencia, la falta de tiempo para estar y dedicárselo a los hijos. Además e de que a muchos padres ya les vaya bien, "aparcar"a los niños en el colegio.
No obstante, yo que tengo un hijo docente, no me cansaré de elogiar a este colectivo, que tiene ganado el cielo y hacen "mans i manigas", para formarse, estar a la altura en las nuevas tecnologías y suplir, muchas veces, a los padres, en su tarea de educar.
El asunto Juan Antonio es, para estar hablando de él unas cuantas horas más y no solamente comentarlo en cuatro líneas.
Gracias.
Un abrazo
Magda D.
Muy bien, solo que creo que en esta ocasión te ha salido un poco demasiado largo teniendo en cuenta que es un artículo para la prensa, no para una revista, la excesiva extensión limita el número de posibles lectores.
ResponderEliminarBuenos días.
Ramon Morell
Como ya te dije varias veces, todos los políticos son impresentables sin excepción.
ResponderEliminarVos sois un experto en educación, así que no puedo opinar;pero, como siempre, impecable redacción. Me alegro que te puedas explayar en lo que tanto te gusta que es escribir.
Buen finde.
Lo que pasa a diario en el Congreso de los diputados es aberrante.Se diría que son irresponsables ,incultos sin educación.Tienes mucha razón.Bravo.
ResponderEliminarRafael