martes, 2 de noviembre de 2021

La muerte, esa enigmática odisea

 

El culto a los muertos es casi tan antiguo como la especie humana. Según la Paleoantropología, los primeros homínidos sapiens de los que se tiene certeza de realizar prácticas mortuorias son nuestros lejanos parientes los neandertales. Esta especie que vivió y ocupó amplias zonas de Europa, Próximo Oriente y Asia Central hasta hace unos 40 000 años, ya mantenían unos determinados rituales con sus difuntos, como lo prueban los diversos enterramientos y sepulturas adornados con cantos rodados y ofrendas; así como la posición fetal con la que enterraban los cadáveres. En consecuencia, este singular hecho permite aventurar unas creencias en una plausible vida más allá de la muerte.

 

Unas muertes y unos rituales que, aun estando hoy en día generalizadas tan ancestrales costumbres, no se conmemoran en todos los países ni lugares del mundo del mismo modo ni de manera simultánea. De hecho, la tradición occidental de celebrar el Día de Todos los Santos y el Día de los Difuntos los días 1 y 2 de noviembre se debe a razones vinculadas con el cristianismo. Mientras que, por ejemplo, en China, veneran a sus fallecidos quince días más tarde del equinoccio de primavera, limpiando las tumbas y quemando dinero falsificado y en la ciudad de México, recorriendo en bicicleta determinados lugares frecuentados por el fallecido y disfrazados con la Calavera Garbancera, una máscara llamada La Catrina.

 

Escribió Vicente Aleixandre en su poema a la muerte que la vida del hombre es “entre dos oscuridades, un relámpago”; es decir, un ir de la nada a la nada. Y es que, en el fondo, todas las muertes se resumen a lo mismo, a los elementos de una naturaleza surgida de las estrellas que se extingue; pero que, sin embargo, aun habiendo tenido un mismo origen cada una es diferente. Tal vez por ello y a pesar de ser conscientes que al nacer iniciamos un trayecto sin estar al tanto de cuánto carburante transportamos en nuestro singular depósito, la muerte siempre nos coge desprevenidos. Seguramente, porque es lo peor y más dramático que nos puede pasar en la vida y, por consiguiente, no pensamos o no queremos pensar en ella.

 

Creo que todos, en mayor o menor medida, tenemos miedo a la muerte. Una muerte que con la pandemia muchas personas han visto y sentido muy cerca. Y, quizá por esta razón, los letales efectos de la Covid19 han conseguido que nuestros mayores y no tan mayores se hayan tomado un tiempo para recapacitar sobre ella. De hecho en una reciente encuesta sobre el tema, una de cada cuatro personas de más de 70 años, manifestó haber sentido preocupación y temor pensando que podría morir. Probablemente, porque en nuestra cultura occidental judeo-cristiana, no nos enseñan ni preparan para este inevitable acontecimiento y aprender a morir sea nuestra asignatura pendiente. Y es que verdaderamente, la naturaleza humana se fundamenta en una inexorable dualidad: la de vida y la muerte. Una naturaleza que nunca descansa y nunca se para; pues tras la muerte de unos, la vida sigue para otros. En este contexto y pensando en el hecho inexorable de esta noria, no me parece que la vida sea menos cruel que la muerte, ni tampoco que la muerte sea un absurdo final. De manera que, en estos próximos días, se hace necesario poder hablar de ella sin tristeza recordando a los seres queridos que regresaron a las estrellas. Y hacerlo, sobre todo, para perder ese miedo atávico que le tenemos, descargándola de la sombra de silencio que la rodea

 

Nadie ignora que cada día nos morimos un poco y, sin embargo, la muerte sigue siendo una enigmática odisea. Tal vez porque como nos dejó escrito el genial Francisco Gómez de Quevedo, “La muerte está tan segura de ganar que nos da toda una vida de ventaja”. Ante este irrefutable aforismo, la muerte se convierte en el alimento del cerebro cada día. Pensar o no pensar en ella, esta es la cuestión; pues la muerte no es más que un sueño y un olvido.

 

29 comentarios:

  1. Buenas tardes,
    La muerte, el gran enigma sobre el que nos atemoriza pensar y que nos acompaña todos los instantes de nuestra existencia.
    Nuestra educación judeo-cristiana no nos prepara para aceptarla con naturalidad y nos asusta su llegada.
    Yo prefiero no pensar en ella.

    Felices sueños.

    Pilar

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  2. Hola J.A.

    Dicen que todo se acaba pasando, pero no es verdad. Hay cosas que por muchos años que pasen, seguirán ahí. Como el terror a perder lo que uno ama. Como la angustia de saberse vulnerable o la desgracia de comprobarlo algún día.
    No hay fortaleza sin debilidad; tampoco hay valentía sin miedo. Aprender a morir...será muy complicado. Al final, todos somos como héroes dispuestos a ser corredores de fondo, para que nos alcance lo más tarde posible.
    Lo de las ceremonias, cada zona del mundo tiene sus costumbres y su logística; algunas muy curiosas.

    Gracias por compartir tu, como siempre, interesantísimo artículo.

    Un abrazo
    Magda D.

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  3. No pensamos mucho en la muerte, tal vez porque siempre la veamos lejana. Acaso el "virus" nos la haya acercado un poco. Yo asumo que ha de llegar.
    Anoche en la TV-1 citaban las visitas al cementerio a ver "a los fallecidos". En el mismo telediario recordaban "El Día de los Muertos" en México. Yo prefiero esta aprendida denominación.

    Un abrazo

    Pepe

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  4. Muy oportuno tu articulo sobre el día de los difuntos de mañana.

    Un cordial saludo.

    Miguel.

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  5. Cuando somos jóvenes, la muerte la vemos muy lejana y no pensamos en ella; pero, no cabe duda, que lo desconocido nos da mucho miedo.

    Mª Jesús

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  6. Gracias por este artículo y reflexión.
    Por supuesto. Es necesario pensar en la muerte y educar en ella por esta razón fundamental: aprender a morir con dignidad, a despedirse y evitar larga agonía al ser humano que ha de morir sin haber resuelto satisfactoriamente aspectos esenciales de su vida.
    Un cordial saludo,
    Miguel Ángel

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  7. He tenido que hacer un esfuerzo para leer el artículo.Estoy rabiosa con la muerte y no me apetece ni siquiera leer sobre ella; aunque esté sentada en un esponjoso sillón , con un buen gin tónic y buena lectura. Me parece una inutilidad esta vida y como dices, esperar la muerte , absurdo.
    No estoy en las mejores circunstancias para hablar o leer sobre la muerte. No me da miedo , y tampoco pena , no dejo nada ni a nadie.
    Por tanto , que venga cuando quiera, aquí estoy.
    Un abrazo.

    Carmen

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  8. No puedo estar más de acuerdo con la exposició final de tu relato. Quizás, porque desde pequeña he convivido con la muerte y porque con el paso de los años cada vez tengo más seres queridos que me esperan en el más allá, porque quiero creer que éste existe, no le tengo ningún miedo a morir. Pienso que la vida me ha dado la oportunidad de tener vivencias que mucha gente jamás ha podido experimentar, por lo tanto cada dia que pasa es un regalo.
    Lo que sí he constatado es que hay una parte de la sociedad, con edad avanzada, octogenarios y nonagenarios que se aferran a la vida como a un clavo ardiendo.Cuanto más mayores, más se quieren proteger contra la muerte.
    Yo siempre he dicho que en cuanto sea dependiente que Dios se me lleve, porque a lo que SI tengo miedo es a morirme lentamente. Siempre digo que cuando muere alguien, tras años de dependencia, no es que muera; sino que lo entierran porque ya lleva años sin vivir.
    Una vez leí una esquela de un señor de 90 años que decia: ¿Miedo a la muerte? La muerte es una vida vívida y el nacer es la muerte que viene. Me pareció muy explícito. Claro está, para una persona de 90 años que ha vivido la vida a tutti pleni.

    Un abrazo.

    Magda

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  9. Buenas tardes Juan Antonio:
    Como me has sugerido que te de mi punto de vista sobre este artículo, entresaco del texto de Aleixandre. “la vida del hombre es entre dos oscuridades, un relámpago”; es decir, un ir de la nada a la nada. Por tu parte matizas diciendo: “que la muerte no es un absurdo final. De manera que, “en estos próximos días, se hace necesario poder hablar de ella sin tristeza recordando a los seres queridos que regresaron a las estrellas. Y hacerlo, sobre todo, para perder ese miedo atávico que le tenemos, descargándola de la sombra de silencio que la rodea…”. A mí personalmente y entiendo que es un regalo de la Santísima Virgen, pensar en la muerte me estimula a revisar mi quehacer diario y quedarme con lo que entiendo que me ayuda a preparar el encuentro definitivo con los que nos han precedido y que con la ayuda del cielo ya gozan de la compañía de los santos que, seguros de su salvación, están pendientes de la nuestra.
    Nos quedamos con lo que nos dejó escrito el genial Francisco Gómez de Quevedo, “La muerte está tan segura de ganar que nos da toda una vida de ventaja”. Ante este irrefutable aforismo, la muerte se convierte en el alimento del cerebro cada día; pensar o no pensar en ella, esta es la cuestión…” Yo diría que pensar en la muerte para los creyentes debería ser motivo de reflexión y estímulo. En el Evangelio se nos dice “que en el momento menos pensado...” de ahí el regalo de la fe que se nos dio en el bautismo y que por nuestra parte la tarea es dejarnos llevar por el Espíritu Santo.

    Como ves estamos de acuerdo., así que recibe un fuerte abrazo.

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  10. Muy culto, interesante y también actual con tu referencia al coronavirus.Tu artículo está muy por encima del nivel del periódico La Mañana; por eso, un día u otro, te lo van a publicar..

    Buenas tardes.

    Ramon Morell

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  11. ¡Hola! Buenas noches,
    Tu escrito sobre la muerte es muy oportuno en estos días en que honramos la memoria de nuestros difuntos y en los que percibimos más la presencia de la parca como el inevitable e indudable colofón de nuestras vidas; porque, indudablemente, es cierto que morimos los seres que disponemos de este fugaz espacio en la eternidad que se llama vida y después nuestro yo se degrada y dispersa en la naturaleza de la cual surgió. Somos una pequeña mota de un universo donde todo fluye, como todo ciclo natural tiene un final y hemos de asumirlo y aceptarlo; ya hace tiempo que sabemos que el hombre no es el centro de la creación, no queremos mirar a la muerte de frente, pero su aliento resopla en nuestras espaldas. Por ello me ha gustado tu reflexión que, como siempre, aúna las inquietudes científicas, literarias y culturales en un súmmum.

    Un cordial saludo
    Jordi

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  12. Miguel, he leído el artículo de tu amigo, que me has reenviado. Me ha parecido muy valioso, razonable y objetivo. Afronta el tema de la vida y la muerte con mucho realismo y sensatez, desde las diferentes visiones que las tradiciones culturales nos ofrecen...
    Gracias.
    Antonio Vidal

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  13. Tienes razón , en nuestra cultura no nos preparan para recibir tan inevitable momento. Tu artículo estupendo ,como siempre , rezuma tristeza,por eso te envié el vídeo de cómo celebran el día de los muertos en México.
    Un abrazo

    Mª Carmen

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  14. Buenas noches y buen artículo tio …Yo le tengo pánico a la muerte.

    Nacho

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  15. Éste, tu último artículo sobre la muerte, muy reflexionado por tu parte como ya nos tienes acostumbrados a tus lectores y que los disfrutamos cada vez que te publican uno. Unios artículos que también nos haces reflexionar sobre el tema que nos propones, y que siempre nos ofreces, a modo de "cirereta per guarnir el pastís", al término de tu artículo, una célebre cita de algún notable personaje de la cultura de todos los tiempos. La que nos divulgas hoy no puede ser más cierta ...
    "La muerte está tan segura de ganar, que nos da toda una vida de ventaja" …del siempre genial Francisco G. de Quevedo.
    Enhorabuena por este magnífico artículo.
    Un cordial saludo.
    Pili

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  16. Nacemos para morir como todos los seres vivos de la Tierra. De estos nos diferenciamos en que nosotros somos animales racionales; aunque algunos, en estos tiempos, desgraciadamente, solo son animales y muy mucho animales ...
    ¡Y son los amos del mundo!!

    Antonio Puig

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  17. Buenos dias, del articulo sobre la muerte me ha impresionado la manera tan clara y amena en que lo relatas. Buenísimo.

    Marisa

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  18. Sobre el tema de tu artículo, me ha encantado la frase del poema de Vicente Aleixandre: "Entre dos oscuridades, un relampado". La muerte a medida que se cumple años, habló por mi experiencia, se ve como algo natural; sobre todo, si no tienes remordimientos de haber perjudicado a nadie. Yo he vivido mi vida,no necesito acumular mas. Lo único que no me gustaría es sufrir. Esta página está por escribir.

    Encarna

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  19. Muy cierto lo que piensas respecto a la muerte, no nos preparamos para ello, vivimos como si la eternidad estuviera en la tierra, pero cuando entramos en años ahí sí que caemos en la cuenta y tenemos dos caminos, la tristeza o la esperanza que nos da la fe. ¡Muy buen artículo!

    Elba

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  20. Hola,
    Crec que aquest article enriqueix a qui el llegeix perquè aporta informació, reflexió i planteja al lector la necessitat de pensar-hi i de "pensar-se", si es pot dir així.
    Gràcies per ajudar-me a pensar.

    Joana

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  21. El artículo muy bueno; pero yo, particularmente, prefiero no perder ni un segundo de mi vida pensando en la muerte. No quiero darle el gusto de amargarme.

    Eduardo

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  22. ¡Te atreves con unos temas!
    Está bien, y además le pones tus gotas de erudición.
    No es nada fácil.
    Un abrazo.
    Jaime

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  23. Una vez más lo he leído con mucha atención, me ha gustado pero para mi todo lo que concierne la muerte me incomoda, se que tiene que llegar, pero me cuesta aceptarlo.

    Marga

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  24. Leído… Está muy bien, me ha gustado mucho.

    Pilar

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  25. El artículo buenísimo, tal real como la vida misma. Ya lo dijo en una de las clases Josep Mallol, somos polvo de estrellas; aunque también dijo, Ramón Camats, no sabemos dónde vamos cuando morimos,ni tampoco sabemos de dónde venimos. Me ha gustado el artículo,

    Alberto

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  26. He leído otra vez el artículo sobre la muerte y, como siempre, me han gustado tus palabras y, sobre todo, las de Quevedo. En cuanto a tu conclusión, es verdad que la muerte no es más que un sueño o un olvido; pero creo que es mejor el sueño porque la muerte da valor a la vida. Además de pensar en ella te permite prepararte para las pérdidas de los seres queridos y la nuestra propia. Es lo que pienso.
    Un abrazo,
    Dominique

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  27. He leído el artículo "La muerte esa enigmática odisea" y, como siempre, muy bien desarrollado el relato y lógicamente, viniendo de ti, muy bien escrito. La diferencia esta vez, es que tengo el presentimiento que cuanto más te acercas a ella; o sea, a tú propia muerte, más te aproximas a las creencias de la iglesia sobre el tema, es mi opinión. Me da la impresión que te gustaría o, por lo menos, tienes dudas sobre la existencia "del más allá" y, como bien escribes, dices: “en consecuencia, este singular hecho permite aventurar unas creencias en una plausible vida más allá de la muerte". Estas nuevas creencias a las que aludes son eso, nuevas; pues hasta ahora siempre te había escuchado unas afirmaciones mucho más científicas que religiosas o espirituales sobre el tema. Está claro que no seré yo quien te contradiga y, sobre todo, tienes todo el derecho del mundo a cambiar de opinión y a expresarlo públicamente. Dicho esto, no comparto tampoco que la muerte sea lo peor o más dramático que nos puede pasar. Puede ser así para muchas personas, pero también puede ser una liberación para otras muchas, cuando la vida te ha machacado siempre y, por las razones que sean, no te ha dado ninguna oportunidad. En este caso, creo que la muerte puede llegar a ser tú amiga; no todos hemos sido tan privilegiados como tú o como yo. Cada día que pasa, mis convicciones sobre las religiones y sucedáneos, se hacen más fuertes; no creo y tampoco voy a pasarme la vida atormentándome y reflexionando o filosofando sobre el tema. Digo esto, sobre todo, por mis 42 años pasados en mi trabajo, en los que he cotejado la muerte todos los días de mi vida laboral, sabiendo que cada persona que entraba ya no saldría viva. En este contexto, mi deber y único objetivo, ha sido intentar que ese camino que compartíamos sin quererlo, ni él ni yo, fuese lo menos traumático y lo más llevadero posible. Por eso, a partir de ahí, mi relación con ella, ha sido de amor-odio, amor cuando ves a personas mayores, solas, que sufren tremendamente y el día que llega el final, te alegras por eliminar ese sufrimiento inútil; aunque, obviamente, tengo claro que ahí llegaría el ministro de cualquier iglesia y nos comentaría que ese sufrimiento es una prueba que Dios ha interpuesto en nuestro camino, a mí esto no me vale.
    Desconocía el poema de Vicente Aleixandre y, ves esa expresión "de la nada a la nada", me conviene perfectamente y si al mismo tiempo, eso conlleva el cambio cultural sobre el tema. Pues, como muy bien dices, dependerá que tipo de religión profesas para que el acercamiento a la muerte sea totalmente diferente.
    Haces referencia al comienzo del escrito a los recuerdos de nuestros seres queridos que ya no están con nosotros, lo describes muy bien "el culto a los muertos", espero que recuerdes mis palabras sobre ello, el día que fui a visitar a mi padre por primera vez al cementerio, 4 meses después de su fallecimiento, lo primero que vi y me chocó profundamente, fue ver en el nicho de mi padre, es una pequeña construcción de tres nichos, superpuestos unos sobre otros, la frase escrita en mármol "propiedad de la familia Fernández Pérez", me molestó profundamente, porque el egoísmo de las personas vivas, o sea, el reflejo de nuestra sociedad, lo llevamos o trasladamos hasta la muerte, esto es, el concepto de propiedad, el "esto es mío", se plasma y refleja hasta en una puta lápida fría de mármol. Triste fin, según mi modesta opinión, egoístas vivos y egoístas muertos. Yo he pedido que mis cenizas sean esparcidas por mi querida tierra, en Suiza y España y que las personas que dejo detrás de mí y que me quieran, se acuerden de mí porque yo también los he querido y he sido honesto y leal con ellos, ya ves, tampoco pido mucho, ni me rompo los cuernos.
    Todo esto es para hablar en persona, se me han quedado cantidad de cosas y vivencias en el tintero, ya tendremos tiempo de ello, te he contestado aquí, porque así no despierto a los otros, en el grupo de telegram.

    Santiago

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  28. Hola J. Antonio.

    Me ha parecido muy interesan tu artículo sobre la muerte. Debido a que en nuestra cultura el tema es tabú y no estamos preparados para el momento, para mí lo peor no está en el desconocimiento de qué existe después de la muerte, lo peor es la separación de dejar todo lo que amas en la vida.
    Gracias por compartir tus artículos pues siempre aportan datos que muchas veces desconozco.

    Una abrazo.
    Anna

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  29. Es artículo es magnífico y con que tacto lo has tocado.

    Xavier

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Gracias por tus comentarios.