El arte, del latín "ars", se define como el concepto que engloba
todas las creaciones realizadas por el ser humano para expresar una visión
sensible acerca del mundo, ya sea real o imaginario.
Desde las
pinturas rupestres y las estatuillas de piedra, representaciones primitivas de
animales y personas, hasta la sofisticación post-actual del arte del siglo XX,
con sus Primeras Vanguardias abstractas (1905-1942) y Segundas Vanguardias o
Arte Moderno (1942-2000), y los movimientos posteriores del actual siglo XXI:
Manga, Gótico Moderno, Ilustración Digital y Grafiti, el primate humano ha
desatado toda su imaginación creadora en un afán de reproducir fielmente los
modelos naturales en sus obras pictóricas y escultóricas; cosa que viene a
culminar en el “Punto Omega” de Teilhard
de Chardin con las Meninas de
Velázquez y La Piedad de Miguel Angel ,
respectivamente.
Una vez
logrado el pináculo de la fidedignidad imitadora y pareciendo imposible
superarlo, de nuevo, la curiosidad humana, busca otras formas de imitación y,
sin presentirlo, se encuentra de pronto imitando las sensaciones del “alma”; el
subjetivismo interpretativo de las formas físicas externas y de las imágenes
oníricas internas.
Y en este
camino, casi en gran parte superado, andamos actualmente. Todas las corrientes
“renovadoras” de las artes plásticas están basadas, metafóricamente hablando,
en la utilización de “los ojos del alma” para imitar o recrear imágenes, en
contraposición a la clásica utilización de “los ojos del cuerpo”.
En este contexto, en nuestra reciente estancia en Suiza, visitamos una
exposición en el Museo de l'Hermitage. de Lausanne, de la que adjunto unas
muestras.
Y..., en este sentido, he de
confesaros un pecado: " ni veo bien, ni soy sensible, ni tengo
imaginación". Y, por supuesto, tampoco entiendo de arte.
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