Es Indignante. ¿Es esta la palabra adecuada para calificar el fallo del
tribunal que ha juzgado el Caso Nóos.? No lo sé. Lo que sí sé es que si me dejara
llevar por la rabia y el irritante sentimiento de impotencia que me ha producido
la sentencia y lo manifestara sin sutilezas ni rodeos, con toda probabilidad
sufriría como sanción una condena muy superior a las impuestas a tan insignes
enjuiciados. El humorista El Roto definió la situación, con absoluta exactitud,
en su diaria viñeta publicada en El País el día de autos: “La Justicia es igual
para todos, las Sentencias, no”. Razón tenía el presidente del Tribunal Supremo
y del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes, cuando en octubre del
2014 dijo que: …“La actual Ley de Enjuiciamiento Criminal está pensada para el
robagallinas, no para el gran defraudador”, y que ello suponía una gran traba
para la lucha contra la corrupción. ¡Qué mal!, ¡qué desánimo! y qué percepción
de impotencia da tener esta Justicia que a unos les mima y a otros sanciona sin
el más mínimo sentimiento de humanidad.
Publicado el diario El Segre el 02/03/2017 |
Estoy cansado de
oír al presidente del Gobierno, ministros, políticos y relevantes cargos
institucionales, que la Ley es igual para todos y que respetan las resoluciones
de los jueces y la independencia de los poderes del Estado. Esas declaraciones
son obvias y forman parte del Estado de Derecho; es decir, de una democracia.
Pero, la nuestra, la que diariamente vemos y sentimos la inmensa mayoría de
pobladores de este Reino de España, habríamos de calificarla de “presunta
democracia”. Pues es una democracia llena de descrédito para una gran cantidad
de ciudadanos que hemos contemplado, con infinito asombro y una paciencia a
prueba de bombas, el robo a manos llenas del dinero público. Y, cuando, ante
tamaños desmanes, confiábamos en la justicia, nos topamos de frente con la
cruda realidad de las sentencias judiciales que, como una catarata de
acontecimientos, nos han ofrecido diversos Tribunales, el pasado día 23.
Según Sócrates
cuatro características le corresponden a un juez: “Escuchar cortésmente,
responder sabiamente, ponderar prudentemente y decidir imparcialmente”. Vistas
las demoledoras sentencias emitidas por sus Señorías, en especial la dictada sobre
el caso Nóos, que afecta al señor Urdangarín, la Infanta y compañía, está
meridianamente claro que el filósofo ateniense se equivocó en la última
cualidad. Seguramente, quiso decir "parcialmente". Y quizá por ello,
a él, le condenaron a muerte. Otro genio
de la antigüedad, Sófocles, dejó dicho que "Un estado donde queden impunes
la insolencia y la libertad de hacerlo todo con dicha impunidad, termina por
hundirse en el abismo".
Está también
claro que vamos por buen camino, en ello estamos. Y es que la justicia y la moral terminan donde
comienza el poder.Un sobrentendido del que se
entiende todo.
¿Será
indignante la palabra apropiada…?
Buenos días
ResponderEliminarme ha encantado el artículo totalmente de acuerdo desgraciadamente es la época que nos ha tocado vivir
bicos
Santiago Fernández
Gran artículo. Lo guardo. Muy acertada la cita de Sócrates.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jaime