sábado, 7 de octubre de 2017

Un supuesto, una pregunta




Decía Nietzsche, con la sutileza y cosmovisión con que lo hacía, que las cosas que tienen definición no tienen historia y viceversa. Es decir, a los hechos que tienen una determinada solución el tiempo no les afecta, porque las decisiones de los jueces van cambiando con las leyes que se promulgan e inversamente.
Así, por ejemplo, ante el conflicto generado entre los Poderes del Estado y Cataluña, imaginemos que se llegara al compromiso de una separación consensuada entre ambos adversarios, tal y como ocurrió en la antigua Checoslovaquia. Pues bien, si este hecho se produjera, resultaría que Cataluña podría continuar formando parte de la Unión Europea y, en consecuencia, mantendría el euro como moneda. Y todo se realizaría en absoluta armonía y con el mayor consenso.

Publicado en el diario La Mañana el 07-10-2017
Con la consumación de este supuesto, los ciudadanos catalanes nos sentiríamos felices y disfrutaríamos del ansiado anhelo de ser un Estado independiente, al haber asumido, mayoritariamente, el relato de que siendo soberanos viviremos mucho mejor.
Después, pasaría un tiempo en que el Parlament seguiría la hoja de ruta prevista para desarrollar la subsiguiente fase constituyente; o sea, consensuar el proceso fundacional de un nuevo Estado democrático que elabore una nueva Constitución según la voluntad y las necesidades de los ciudadanos. Dicho en otras palabras, las fuerzas políticas y autoridades, a los efectos oportunos, se dedicarían a organizar e implantar todo el entramado legal de la nueva República Catalana.

Luego, finalizado el proceso, al cabo de uno o varios años, como en cualquier otra república democrática, habría nuevas elecciones en Cataluña, y, sus habitantes, votaríamos en libertad a los diversos partidos políticos que se presentaran a las mismas. En este contexto, entra dentro de lo posible que los resultados electorales, favorecieran la formación de Gobierno de una determinada coalición que agrupase a lo que hoy son PDeCat, Esquerra y, quizás, la CUP y/o CSQP, o ambas. Y constituirían la oposición, C’s, PSC, PP y, tal vez, CSQP y/o la CUP, o las dos y, tal vez, algún otro nuevo partido político que se formase.

En consecuencia, llegados a este postulado, ¿qué ocurriría en el devenir, quehacer político y ejercicio de responsabilidad, en las diversas áreas, de la nueva República de Cataluña? Pues…, que las políticas económicas seguirían siendo dictadas por el Bundesbank, como ocurre actualmente en el conjunto de la zona euro. Y que aflorarían reformas laborales análogas a las que Macron, Merkel, Rajoy, Rutte y otros líderes europeos, realizan actualmente en sus respectivos países. Y que esas poderosas y riquísimas familias que vienen manejando en la trastienda, mayoritaria e ininterrumpidamente, las finanzas de Cataluña: los Roures, los Grifols los Carulla, los Pujol, los Godó, los Cercós, los Rodés y tantos otros de la derecha nacionalista, mientras ponen a buen recaudo sus enormes fortunas, seguirán beneficiándose con la secesión.

Por lo tanto, ¿qué cambiaría entonces para los trabajadores del comercio, de la hostelería y turismo, de la industria, de la construcción, de las textiles, de la alimentación, de la enseñanza, de la automoción, de la industria química, de la sanidad y servicios sociales y… demás obreros de los diversos sectores del mundo laboral…?

Es solamente una pregunta. Aquí la dejo, para que cada uno la traslade a su conciencia o se vaya con ella a las trincheras.

2 comentarios:

  1. Juan Antonio querido, ¿les estás pidiendo que razonen, que dejen de lado los sentimientos?

    ¿No crees que ya es tarde? Porque no hay mayor sordo que el que no quiere oír y llevan muchos años de sordera.
    De la otra parte, de la que podía haber puesto voluntad para llegar a un acuerdo,ya sabes lo que pienso

    Todo lo que expones en el texto ya lo hemos comentado y la pregunta no la responderán. Es posible que ni la lean.
    Un abrazo
    Merche

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  2. Enhorabuena por el artículo.
    Estás viviendo muchas emociones, ¿no?
    Un abrazo.
    Jaime

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