Todo mito engendra mitos
y, sobre ellos, hemos ido y vamos construyendo y novelando nuestra historia. Son
unos héroes que miran con firmeza a los ojos de los dioses del planeta y que
proyectan a su pueblo los sentimientos esenciales, de una forma tan simple y
tan fuerte, que cualquiera puede verse reflejado en ellos. Sin embargo,
transcurren malos tiempos para ellos, para las proclamas serenas, para las
reflexiones prudentes y para las acciones discretas que permitan llegar a una
solución pactada y a la convivencia pacífica entre todos los venezolanos.
Nada de lo que nos
cuentan los medios discurre con normalidad, ni nos llega en un ambiente
sosegado. Trump, fiel a ese estilo que
en la campaña electoral rompió todos los moldes políticos, apuesta fuerte y Maduro se defiende como puede.
En este envite no hay descansos y cualquier suceso servirá de excusa, a uno
para atacar como un cuatrero y al otro, para rebatir con violencia. Y todo
ello, a costa del sufrimiento del pueblo.
La Mañana 15.02.2019 |
Se puede afirmar que en
la época actual se ha producido una dramática desvalorización del derecho
internacional y de las legalidades políticas de los Estados y de las naciones y
que tal desvalorización, aparte de otras consecuencias menos llamativas, ha
provocado un aumento creciente de la agresividad, de la violencia destructiva y
del inmoral sufrimiento al que se somete a la indefensa población civil. En
este sentido, conociendo las reacciones viscerales del incontrolado e
incontrolable mandatario americano que, invariablemente, se desvían del camino
de la razón, del entendimiento y del diálogo, que son las normas y reglas que aportan
equilibrio, me temo lo peor en esta iniciada crisis venezolana.
La moral y la ética del
gobernante es la esencia de la política. Dos valores que al Presidentes de
EE.UU., con frecuencia, le flaquean en su memoria y al que la soberbia le
impide reconocer que de los errores cometidos en el pasado se aprende. En este
contexto, es paradójico que Donald Trump pretenda derrocar a Nicolás Maduro
argumentando que la crisis humanitaria, derivada de la escasez de alimentos y
de la carencia de medicinas, ha empujado a millones de venezolanos a buscar
refugio en países vecinos. Y, sin embargo, ante la otra caravana de hondureños salvadoreños y
guatemaltecos considerada, según la ONU, de "crisis humanitaria" de
proporciones desconocidas, el presidente estadounidense Trump, impulse la
construcción de un muro en la frontera con México, para evitar la entrada de
personas que huyen de la miseria.
El Grupo de Lima, la alianza formada por 14 países americanos, reunido de emergencia
este pasado lunes en Ottawa (Canada), para abordar la crisis de Venezuela,
finalizó con el compromiso de no considerar la opción militar para forzar la
salida de Nicolás Maduro de la Presidencia de Venezuela. No obstante, este
claro rechazo contrasta con la posición de Estados Unidos, que no es miembro
del grupo; pero, cuyo Presidente Donald Trump repite, como si fuera un mantra,
que “todas las opciones están sobre la mesa” en el pandemónium
venezolano, incluida la militar.
La “Navaja de Ockham” es
un principio metodológico atribuido al fraile escolástico franciscano Guillermo
de Ockham, según el cual, cuando buscamos explicaciones a una situación creada,
“la más sencilla es la más probable”. Pues bien, apliquemos este principio al
ultimátum de EE.UU. y una gran cantidad de países de la U.E. contra Venezuela,
un país que posee la mayor reserva de petróleo del planeta. Y que, asimismo,
almacena los yacimientos más importantes de oro, hierro y diamantes, atesora la
cuarta parte del gas existente, acumula una extraordinaria cantidad de agua
dulce y cuenta con los principales depósitos de óxido de torio, material
imprescindible como catalizador para ciertas reacciones de química orgánica. Y
estos recursos que le suponen una gran riqueza, son, a la vez, un gran
problema; pues, supuestamente, parecen ser la casus belli de Donald Trump y sus
aliados contra Venezuela.
Tal vez tenía razón Simón Carreño Rodríguez,
educador, escritor, ensayista y filósofo venezolano, cuando definió el capitalismo como: “La enfermedad producida por
una sed insaciable de riqueza“. En consecuencia, ¿es posible una solución
pacífica en Venezuela? Me parece difícil, pues sabido es que la avaricia y la paz se excluyen mutuamente. ¡Tenemos un mundo
fantástico…!
La sed insaciable de riqueza impedirá la solución pacífica en Venezuel durante bastante tiempo, opino yo.
ResponderEliminarAdmiro que siempre tengas citas de autores o políticos que enriquecen tus textos.
Un abrazo
Pepe.
Bien, muy bien, siempre tan humanista y ético en tus propuestas y consideraciones. Desgraciadamente, la política está muy lejos de la ética y la moral que tu propugnas, hoy en día los enfrentamientos entre países son enfrentamientos económicos, o mejor dicho, enfrentamientos derivados de intereses económicos y ya sabes que en este mundo del dinero la moral y la ética no figuran en el diccionario, a pesar de todo los comportamientos personales tienen también su importancia porque no es lo mismo Trump que Obama, evidentemente. En el litigio entre Trump y Maduro no puede dejarse de lado la explotación petrolera de Venezuela en EEUU.
ResponderEliminarSaludos
Ramón
El panorama es tan trágico, tan grave...La desvalorización del Derecho Internacional, el cruce de acusaciones de ilegitimidad y la falta de voluntad y de compromiso político son tan patentes. Como vislumbra Pepe Múgica, un desenlace violento inminente se está anunciando para el próximo día 23.
ResponderEliminarLa estupidez humana se conjura de nuevo, sí, en este comienzo de siglo... quién sabe si las consecuencias no acabarán con la hegemonía de USA y con media Europa pagando por su irresponsabilidad.
Un abrazo,
Miguel
Está muy bien, como siempre. Especialmente la hipocresía que denuncias sobre el sentido humanitario en Venezuela y el desprecio a las razones humanitarias cuando quien lo necesita está a las puertas de su país. En este mundo traidor....
ResponderEliminarUn abrazo.
Jaime
Un texto extenso y excelente. Lo subscribo totalmente.
ResponderEliminarSinceramente, da miedo pensar en lo que puede acontecer en un futuro que creo no muy lejano, sin duda alguna, más y más sufrimiento para los más desfavorecidos.
Trump(y todo esto lo digo yo), logrará desgarrar EE.UU. Es vengativo, racista, machista, habla desde la ira visceral y por tanto desde la sinrazón, además, siempre recurre al insulto, es déspota, soberbio y falta constantemente a la verdad.
Y Europa.....¡hay Europa!, que pena, que desilusión.
Y España...., por supuesto, al lado del "maldito capitalismo" y que conste, que Maduro, no es santo de mi devoción....
En fin....gracias.
Un abrazo
Magda
Fantástico el análisis qué haces sobre Venezuela. La soberbia y la ambición de los dirigentes políticos no tiene medida y lleva a los pueblos a la miseria, tiene que llegar el momento de poner remedio a base de diálogo y entendimiento y frenar tanto despropósito.
ResponderEliminarTu opinión siempre es para tener en cuenta. Gracias.
Un abrazo.
Anna
Me ha gustado el artículo, tienes mucha razón; pero ya sabes cómo somos los humanos...
ResponderEliminarMe ha encantado !!!!!!!!!
ResponderEliminar.... junto a tu sonrisa y la plana entera.
Ahí es ná !!!!
Muchas felicidades
Ramón
Estupenda y acertada reflexión.
ResponderEliminarAureliano Jiménez.
Es una vergüenza humana que nadie haga nada por defender la dignidad y erradicar la miseria de todos ésos Países; sobre todo,teniendo las riquezas naturales que tienen. Deberían poder explotarlas dignamente y quedarse el beneficio de todos sus recursos para su población!!! Por mesgracia, mientras exista el egoísmo de los grandes mandatarios, seguirá la expoliación y explotación de los más débiles!!!
ResponderEliminarAnna
Lo que escribes en tu árticulo, publicado hoy en La Mañana, tienes toda la razón. ¿Es posible una solución pacífica en Venezuela? Me parece dificil, pues sabido es que la avaricia y la paz se excluyen mutuamente.
ResponderEliminarComo siempre, análisis certero; aunque las soluciones no estén a nuestro alcance...
ResponderEliminarElena
No hay ninguna duda de que Trump es incalificable , de terror, peor que Bush, una vergüenza histórica y como en otras ocasiones repito que el diccionario se me queda chico.
ResponderEliminarTampoco creo que haya ninguna duda de que Maduro es un corrupto, gangster, delincuente y traficante de droga, en mi opinión.
Mirta