Desde los albores de la
humanidad, nuestra especie, como norma de conducta, se ha dedicado afanosamente
a reemplazar cualquier situación dada por otra que ha juzgado más eficaz, útil
y conveniente. En este contexto, ¿Es irremediable la digitalización de la
humanidad? ¿Estamos todavía a tiempo de escoger otro rumbo u otro sistema?
Actualmente, el ser humano considera haber hallado en la tecnología digital la
herramienta necesaria para acrecentar, casi sin límite, su poder y bienestar.
No obstante, convendría ser cautos, pues la criatura que estamos creando, quizá algún día inquiete y hasta nos desafíe
con ocupar nuestro lugar.
Hoy en día, poseemos ya
el utillaje e instrumentos necesarios para escoger casi cualquier futuro. Desde
el primer momento la tecnología digital nos cautivó. Una tecnología que comenzó
a finales de la década de 1950 y se consolidó en los años setenta, y que
llegaba, fundamentalmente, para mejorar la vida del ser humano a partir de
diferentes herramientas y recursos científicos. Desde entonces, nuestra
capacidad creativa no ha parado de sorprendernos con logros impensables en
cualquier campo de la ciencia. Quizá por eso, la idea de futuro es cada día más
difícil de establecer y el antiguo “futuro” se ha trasformado en el presente
“hoy” con la continua e innovadora revolución que la ciencia, a través de la
tecnología, pone diariamente al servicio del ser humano.
La Mañana 5.05.2019 |
En este sentido, un día
no muy lejano, una pastilla ingerida atravesando nuestro tubo digestivo,
logrará descubrir cualquier indicio de cáncer. También podremos saber cuándo
nuestro cerebro permanece activo y cuándo se desconecta. Asimismo, las prótesis que proporcionan a las personas sin extremidades la
facultad de efectuar actividades que nunca antes habrían podido hacer, es ya un
hecho. Igualmente, vehículos
autónomos, dispositivos y sensores para hacernos la vida más fácil, drones
repartidores o robots en el supermercado son previsiones más que optimistas. De la misma forma, no tardando mucho veremos también trajes
exoesqueletos que facilitarán a la gente destrezas sobrehumanas. Todos estos
serán algunos de los ingenios del
futuro. Y, además, dispondremos de unos dispositivos que nos monitorizarán para
detectar anomalías, observar, vigilar y controlar, constantemente, nuestros
signos vitales: la tensión, la temperatura, el pulso, la calidad del sueño...
Pero, toda esa información tiene un riesgo, el de unos datos que compartimos y
que van dejando tras sí determinados vestigios y marcas que no se borrarán
nunca. Y ese es un gran problema, pues el rastro digital jamás se extingue; ya
que el ciberespacio no descansa nunca. Esta ingeniería tecnológica es la puerta
de entrada a un mundo casi desconocido todavía, en el que unos secretos
algoritmos generarán específicos y precisos programas, previamente establecidos,
que satisfarán todos nuestros deseos, sueños y ambiciones. Y es que la
tecnología, al servicio de la ciencia, adivinará hasta nuestros más íntimos
anhelos.
En este marco científico tecnológico,
convendría preguntarnos ¿Dónde se encuentra el límite a tanta medición? ¿Se
puede reducir y condensar el misterio de la vida en una combinación de cifras?
En un presente futuro, la frontera será todavía más difusa… Por ello,
interesaría que, sin renunciar a los efectivos avances experimentados, fuésemos
críticos con las máquinas; ya que corremos el riesgo de convertirnos en una
sociedad totalitaria y orwelliana. Una sociedad que probablemente ya existe,
pues resulta evidente que el “Gran Hermano” ya está aquí, cohabita y está
presente entre nosotros, y ha llegado para quedarse.
Y es que, extrayendo de la experiencia la
cotidiana realidad, la percepción que se presenta a nuestra especie sobre el
porvenir humano, es más bien pesimista. Ya que, de hecho, no obramos ahora
mejor que antes; pues, si bien se ha vuelto más complejo el cerebro
tecnológico, no ha progresado nada o muy escasamente nuestra condición y
naturaleza emocional. Y, en consecuencia, corremos el riesgo de la aparición, en nuestra tecnológica y
sofisticada humanidad, de una nueva eugenesia que nos lleve, en última
instancia, a violaciones de los derechos humanos; porque, a pesar de los
avances, como antes y como siempre, seguimos siendo
primitivos, con comportamientos atávicos y rehenes del miedo.
Cada día más, avanzamos y
vamos viviendo en una sociedad intensamente dependiente de la ciencia y la
tecnología y, sin embargo, casi ninguno de los usuarios sabemos nada o poseemos
muy escasos conocimientos de estos temas. No sé si este hecho establece la fórmula
más eficaz y segura para dirigirnos hacia el desastre. Tal vez, tuviera razón
el ensayista y novelista inglés Aldous Huxley, cuando nos decía que “El
progreso tecnológico sólo nos ha provisto de medios más eficientes para ir
hacia atrás”.
El artículo, me parece, como siempre, viniendo de ti, fantástico. Cuanto más lo releo, ya sea por desconocimiento, ya porqué no quiero una sociedad destructiva, o entre otras muchas cosas, que no paso a enumerar ahora porque no me hace ninguna gracia que manipulen mis factores psíquicos, he de manifestarte, que siento "pánico".
ResponderEliminarNo es que esté en contra del progreso, no. Ya sé que la ropa acabó con el hecho de morir de frio, o que la máquina de vapor, supuso el fin de muchos esfuerzos manuales, o que el teléfono acabó con la situación de hablarse solo cuando estábamos frente a frente. Pero, también sé, que la televisión ha sido, y es, una fábrica de espectadores, vendidos a las marcas.
No obstante, ante el progreso científico tecnológico actual y el que viene y vendrá, lo anterior, es el chocolate del loro. ¿Te imaginas qué despreciando, odiando o amando en silencio, a un ser humano, bien de tu familia, de tus amigos, vecinos etc., tengas la intención de llevarte este sentimiento contigo a la tumba, que se trata nada más y nada menos que de tu intimidad y vengan estos monstruos tecnológicos y lo propaguen, como, cuando y donde quieran?.
Estoy de acuerdo con Huxley, porqué poco a poco, los valores humanos y los sentimientos se van quedando atrás o, al menos, obviándolos.
Creo que no quiero vivir este nuevo sistema de vida. Por cierto, esta noche, en el programa de TV3, en la sección del Jordi Basté "No pot ser", hablan de todo esto y como enamorarse de un robot......, yo....me niego, prefiero quedarme, atávica perdida.
Un abrazo,
Magda.
Gràcies per enviar-me l'article. Comparteixo en part la teva visió de on ens està portant la tecnologia.
ResponderEliminarLa pèrdua de la privacitat, de la llibertat i fins i tot pensar
en estar permanenment controladala la nostra salud com si volguéssim ser eterns, la gran aspiració de la humanitat. Per ara som éssers de la natura que neixen, creixen i moren, suposo que hi podrè renunciar a aquest control exercint la meva llibertat de deixar que la mort m'arribe quan sigui, sense obsessionar-me
Confio que la bondat de !es persones guanyarà la batalla. Segur que al món la immensa majoria dels mortals són bones persones. Com si no podria jo tenir bons amics i estar voltada de bona gent?
Una gran abraçada i feliç setmana.
Mati
Muy bien, sigues, como siempre, con tus reflexiones profundas y serias. Para mí la revolución tecnológica es imparable y, como siempre, las dificultades, los problemas, no están en la propia revolución, sino en el uso que hagamos nosotros que la podemos convertir en perversa; pero, como digo, seremos nosotros la que la hemos hecho perversa porque ella, intrínsecamente, no lo es, si que quizás nos lleva a situaciones peligrosas o límite, pero en última instancia seremos nosotros los que decidiremos.
ResponderEliminarLo que hace la tecnología, en muchos casos, es agravar las contradicciones y problemas que ahora ya tenemos; por ejemplo la concentración del poder que genera el mismo mercado, pues, ahora con las tecnologías avanzadas la concentración del poder será máxima. En un futuro no muy lejano diez o menos personas bastaran para dirigir el mundo y el resto de miles de millones podrán ser analfabetos porque todo se le dará hecho, solo tendrán que apretar botones.
Saludos.
Ramon Morell
Hola, me ha gustado tu artículo. Llegas al meollo del asunto, sin duda las famosas distopías que nombras," 1984" y " el Mundo féliz", preveyeron el actual contexto, ya que el control de los "big data", se nos escapa al común de los mortales que con la digitalización y la robotización que nos ofrecen como un atractivo regalo nos estan convirtiendo en las victimas del sistema y además disfrutamos con ello, al igual que las ranas dentro de una olla que el fuego va calentando.
ResponderEliminarDel mismo modo que el sistema capitalista tiende a concentrar el poder económico y social en unos pocos poderosos, con la globalización al servicio de estos intereses y ofreciéndose como una panacea al común de los mortales estan centralizando inmensamente su poder. El conocimiento científico y tecnológico también lo controla una pequeña élite y los que estan con ella seran los únicos privilegiados (ciudadanos de primera), y el resto cada vez estará mas excluido del sistema, sin capacidad de control al servicio de unos intereses cada dia mas deshumanizados porque carecen de los valores necesarios y nos les interesa cultivarlos en absoluto y pueden ser masacrados por guerras y miserias sin sentir por ello el menor remordimiento. El" Panem et circus" de siempre, pero la plebe siempre esta desprotegida de las fieras.
Sigue publicando.
Un saludo
Jordi
Sabias reflexiones, Juan Antonio.
ResponderEliminarSerá muy difícil encontrar una solución para que las nuevas tecnologías no nos anulen como personas y que nosotros mantengamos las riendas de nuestra existencia.
Gracias por compartir.
un abrazo.
Pilar
Una vez más también comparto tu punto de vista. Buena semana.
ResponderEliminarSaludos
Magda
El artículo está genial y la cuestión magníficamente expuesta. Suscribo hasta los puntos y las comas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jaime
Muy buen artículo. ya sabes que yo siempre he opininado que la tecnología se nos llevará por delante.
ResponderEliminarUn abrazo
Albert
El artículo, como de costumbre, muy bueno. No obstante, me quedo con el último párrafo del ensayista inglés Huxley. Estoy totalmente de acuerdo con él.
ResponderEliminarUn abrazo
Santiago
Buenos días Tío. Gran artículo.
ResponderEliminarNacho
Leí tu artículo y no me sorprende nada la variedad de temas que tratas porque ya te conozco; pero sí me admira ver que cualquiera de ellos lo tratas con argumentos fundamentados, bien expresados y acompañados de citas de autores de renombre. En fin, que eres un "tío muy grande"
ResponderEliminarUn abrazo, pensador incansable.
Pepe
Me gusta y me da mucho miedo; menos mal que, con un poco de suerte, ya no estaré para verlo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Marta
Evidentemente, este camino hacia el abismo no lo para nadie y es inimaginable pensar hoy la vida sin este asombroso progreso. Al mismo tiempo la cara más negra de las nuevas tecnologías son nefastas, invasivas, contaminantes, pérfidas y peligrosas.Solamente hay que recordar los casos de pedofilia, prostitución, pornografia infantil, estafa,engaño,fake news y me quedo corta. Tu artículo, como siempre, muy bien escrito.
ResponderEliminarSaludosç
Mirta