Hace unos días fue mi cumpleaños. Me voy
haciendo mayor. Y cuanto mayor voy siendo, más me inclino a pensar que el
tránsito por la vida es como subir una larga escalera. Los primeros peldaños
son movedizos, inestables, y hay que asegurarse bien en cada uno para seguir y
dar el siguiente paso. Un tiempo después te afianzas y te mueves veloz y
ávidamente. Acto seguido, tienes prisa por llegar hasta la mitad y comienzas a
subir de dos en dos un buen número de ellos. Hasta que, en un momento dado, te
paras, miras hacia abajo y adquieres conciencia de la peligrosidad de la
altura. Entonces, te aseguras y escalón a escalón comienzas a subir algo más
despacio. Contemplas el horizonte y descubres que tu visión, a medida que vas
ascendiendo, es mucho más extensa; pero, en lugar de ser nítida, se va
enturbiando. Y es en ese momento, cuando te das cuenta de que lo más importante
no es ser rápido; sino obtener alguna recompensa de lo que, cada peldaño que
consigues remontar, te va otorgando. Y, claro, irremediablemente, comienzas a
pensar que el final de la escalera está cerca y que el último peldaño, por su
altura y porque para entonces ya flaquean las fuerzas, es muy inestable; por lo
que, cualquier brizna de viento, te hará caer. Y, obviamente, es entonces, cuando
tomas conciencia de que el batacazo será monumental…
Decía al comienzo que hace unos días fue
mi cumpleaños. He cumplido setenta y varios años más. Y en medio de mi agobio
por ver correr alocadamente el tiempo sin parar e ir restando horas de
descanso, me he parado a meditar. Y de repente he pensado en la escalera y en qué
consiste esto de vivir. Confieso mi ignorancia. No lo sé. Quizá porque soy
consciente de que en el hipermercado de la vida, la oferta es tan variada que
me desborda. Hay tanto de tanto que no alcanzo a comprender su esencia, ni
rozar su conocimiento. ¿Es quizás la vida ese conjunto de creencias, criterios,
sentimientos, métodos, actitudes, amores, rencores, tristezas alegrías,
ilusiones, nostalgias, esperanzas, pensamientos… que genera nuestro cerebro y
manifiesta nuestra mente? Si fuera así, al final, se podría colegir que el
alimento básico de la actividad neuronal de nuestro cerebro es la ansiedad. Una
inquietud que te angustia cuando eres consciente de te quedan pocos peldaños de
la escalera de la vida para poder comprender, razonar, saber y amar. Tal vez,
llegar al final superando estos últimos peldaños, sea la forma de conseguir la
paz…
Tal vez por ello, al detenerme a
repensar, me doy cuenta de que cuanto mayor voy siendo, estoy descubriendo un
nuevo mundo. Y en consecuencia, más me fascina poder contemplar y admirar la
primera luz del día. Más y más me asombra ver cómo germina y emerge una flor
sin que nadie la ayude ni asista. O notar la lluvia deslizándose suavemente por
mi cara.
Cuanto mayor voy siendo, menos
importancia le doy a los sufrimientos y goteras, pues son compañeros naturales
del viaje. Hay que tenerlos en cuenta; pero sin que nos absorban e impregnen
todo el tiempo del día y de la noche. Menos valor y transcendencia le doy a la
riqueza; ya que las mejores cosas que me han pasado en la vida, no las he
pagado con dinero. Más me complace volver a ver una película; porque descubro
en ella nuevos valores, y, en ocasiones, algunos matices de su argumento que me
pasaron ocultos la primera vez que la vi.
Cuanto mayor voy siendo, me estoy
tornando más sincero; puesto que, a cierta edad, no resulta necesario, ni es
preciso, quedar bien. Simplemente, soy como soy y, además, aunque quisiera, ya
no tengo ganas, ni casi tiempo, de ser otro hombre y de cambiar.
La Mañana 11.10.2019 |
Y cuanto mayor voy siendo, mejor afronto
las limitaciones de mi cuerpo; fiel e inseparable compañero de viaje. Más y más
comprendo sus restricciones de movilidad, de visión, de audición y de memoria.
Y mejor tolero las arrugas, que son asumidas como naturales heridas causadas
por el largo recorrido que juntos hemos hecho para llegar hasta aquí. Es por
ello que, a pesar de estas lógicas dificultades y barreras, procuro tener una
actitud tranquila y animada en la vida; pues no hará que viva más, pero, sin
duda, sí me ayudará a ser más feliz. Espero…
Querido Tío, me ha encantado el artículo. De hecho, me hace reflexionar y aprender de tus sabias palabras y, en cierta medida, me ha hecho sentir lo que tu sientes a estas alturas de tu vida. Gracias por tu maravillosa reflexión.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Eduardo
Buenos días Tío, preciosa reflexión. Yo, aunque no tengo tu edad, estoy a mitad de esa escalera y te aseguro que jamás pensé que llegaría a los achaques que tengo; pérdid de memoria, dolores etc.…, y eso que voy a cumplir 48. Aún recuerdo riéndome de mi padre, cuando era mucho más joven, de sus canas.
ResponderEliminarAhora, lo que espero ya, es poder subir hacia arriba esa escalera que dices para poder estar más o menos bien y no tener una vejez llena deachaques.
Un beso fuerte
Nacho
Muy bueno e interesante. Un razonamiento que normalmente no solemos hacer. Continúa escribiendo, me encanta!!!
ResponderEliminarUn abrazo
Anna
J. A., estàs muy reflexivo. Yo también me he percatado de que miro la vida con otros ojos. Me doy cuenta de la suerte que tengo, de que soy una privilegiada porque tengo sufiente para vivir y permitirme algunos caprichos; pero, sobre todo, porque disfruto del amor de mi familia y de mis amigas y amigos.
ResponderEliminarEstic d'acord amb vosaltres, segons amb quins ulls la miris, la vida et somriurà o estarà trista.Tot depèn de nostra actitud i mirada.
ResponderEliminarComo siempre,emotivo,sensible y sincero ! Me ha gustado mucho!.
ResponderEliminarCarmen
Tu artículo de hoy J. Antonio,me parece una maravilla. Al leerlo despacio,poco a poco, he ido viéndome en la situación que relatas magistralmente,hasta el punto que me has levantado el ánimo y deseo, a partir de ahora,acordarme todos los dias de seguir tu ejemplo.
ResponderEliminarLos años están ahí,y vamos a disfrutar de los que nos queden, haciendo y yendo donde nuestros gustos y aficiones nos satisfagan más. Tú,tu jardín,tus libros, etc. etc... Yo, mis labores y paseos.
Y es normal que nuestra vista no sea como la de antes, pero sabemos apreciar el arte y la belleza que nos rodea como en nuestra juventud.
Un abrazo
Como siempre,comparto tu punto de vista. No voy a preguntarte cuantos años has cumplido. Tan solo la fecha. ¿Que horóscopo tienes?
ResponderEliminarUn abrazo
Magda Sellarés
¡Hola!Libra 45, muchas felicidades y muchos peldaños, te lo desea Capricornio 44
ResponderEliminarUn abrazo
Marta
Buenas noches.Es un articulo muy bueno.¡Super!
ResponderEliminarRamón Palau
Buenas moches.
ResponderEliminarExcelente artículo sobre el aniversario, me ha gustado mucho el ejemplo de la escalera.
Santiago
Me ha gustado mucho tu artículo. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarMarisa
Tu artículo me ha hecho reflexionar sobre tu meditación "en que consiste eso del vivir". Yo tampoco me lo había planteado.....
ResponderEliminarBuenas noches
He leído tu artículo y,esta vez,no veo la nostalgia de otra veces; sobre todo cuando hablas de tu niñez. La escalera me suena al tramo final de la vida. Por eso, hay que ser siempre niño inconsciente, travieso y juguetón con lo que nos queda de vida. No obstante, me gustó mucho tu artículo, lo haces muy bien .
ResponderEliminarUn besito y buenas noches
Una vez más, gracias por compartir tus sensatas y certeras reflexiones con los amigos.
ResponderEliminarDespués de la ascensión por la escalera que has descrito, se entiende perfectamente que no tengas necesidad de cambiar; más bien al contrario, seguir siendo tu mismo, auténtico.
Las arrugas del alma (peldaños rotos), a veces tan dolorosas, no se han de olvidar; pero sí orillarlas un poco, porque de lo contrario es muy difícil continuar la ascensión.
Fantástico que adoptes esa actitud tranquila, seguro, que serás más feliz.
Es mi deseo
Un abrazo
Magda
¿Hola! Juan Antonio, gracias por el artículo.
ResponderEliminarHas consagrado gran parte de tu vida a la Educación.Antes de poder hacerlo tuviste que aprender, adquirir amplia cultura general para luego profundizar a lo largo de tu vida en una materia esencial y necesaria como la Filosofía.
Aprendiste y después enseñaste, instruiste y formaste a personas más jóvenes en el hacer, en el desenvolverse de su día a día en el marco de sus experiencias sociales y vitales. En ese camino, muchas de aquéllas personas, primero niños, luego adolescentes con ese bagaje tuvieron que aprender a vivir juntos. Fue esta la asignatura más difícil pues con ella tuvieron que desarrollar la comprensión del otro y de las formas de interdependencia que les ayudasen a resolver problemas enfocados desde los valores, desde la comprensión y el deseo de paz. Cada cual entonces hizo el camino con sus capacidades de memoria, de razonamiento y de sentido común.
Alguno tal vez quiso agradecer que aquél maestro-educador le hubiese enseñado el camino de conocer y de ser en la vida, porque gracias a ese aprendizaje tal vez floreciese mejor su personalidad y estuviese en condiciones de obrar con mayor capacidad de juicio y de responsabilidad en la vida.
Y es que la Educación ha de ser concebida como un todo y quien ha consagrado su vida a ella, todo ha conseguido. Si además hizo su trabajo con plena conciencia ética, entonces el maestro educador dibujó una constelación, al modo en que los antiguos pretendían deletrear los mensajes escritos con estrellas en el cielo.
En un correo y artículo anterior se mencionaba cierta nostalgia de recibir aquéllas cartas físicas, pues bien, leía hace poco que las herramientas que fueron creadas para apoyar la comunicación las utilizamos hoy para esconder la evidencia, para adormecer los sentidos, para corromper el razonamiento, para atontar a la audiencia, terminando además por socavar la productividad humana. Lo que dimos en llamar economía de la atención derivó en la coartada perfecta para dejar de prestar atención a lo importante y para la pereza en las habilidades de lectura y de escritura.
Un abrazo,
Miguel Ángel
Con que acierto describes la vida al ir subiendo escaleras.
ResponderEliminarSi que es verdad que aunque los primeros peldaños pasan rápidos, seguro que en muchos de ellos y a pesar de la dificultad de la subida todos conseguimos grandes momentos, valoramos lo que nos ofrecía la vida y nos esforzamos en la subida para poder mirar el pasado y a pesar de las dificultades estar satisfechos y agradecidos de el momento que vivimos.
Las escaleras que faltan por subir nos esforzaremos por seguir adelante con serenidad y paz y valorando todo lo bueno que tenemos, familia , amigos, un buen libro, un paseo, etc
También habrá dificultades pero seguro que con la experiencia vivida sabremos afrontarlas y seguiremos subiendo las escaleras que faltan hasta llegar a la "meta".
Es gratificante leer tus escritos pues tus reflexiones siempre son muy interesantes.
Un abrazo.
Primero , te felicito por tu cumple. Sinceramente no es fácil envejecer y menos sin la sabiduría de los orientales que aceptan con mucha resignación el fin de la "escalera", lo ineluctable que es que el camino se termina.
ResponderEliminarContentos y agradecidos tenemos que estar de haber pasado los sesenta y diez y estar en movimiento y con la cabeza más o menos coherente.
Para mí los límites que imponen los años adultos , no son tan trágicos como pensar en la separación de los seres queridos y el dolor de saber que el tiempo que queda no alcanza para hacer todo lo que queríamos. Yo tengo tantos libros para leer y ya estoy segura de que no los voy a terminar al ritmo que voy, no es suficiente.
Hay un dicho en francés muy interesante que te lo transcribo:
Le temps qui te reste à vivre "doit être heureux", ne te fait pas trot de soucis , ni te prendre trot au sérieux.
Bueno seamos optimistas y pensemos que con un poco de suerte nos puedan quedar 20 años más, en buen estado obvio.
Mirta
Toda una teoría de la evolución vital. Aún así, ponerle marco no serviría de nada, le sobraría por todas partes. Porque, hay que ver como somos... tan iguales y tan distintos.
ResponderEliminarEsa actitud final -animada y tranquila- quizá tenga que ver, o no, con la satisfacción que proporciona el poder compartirte con todo este conglomerado de pensamientos, sentimientos y vivencias. Decía Arquitas, un pitagorín, que "ningún gozo daría contemplar el universo si no pudiera comentarlo con un amigo".
Por aquí hay alguien que está en ese peldaño de confusión existencial en ebullición, o sea, ese no saber nada de eso que creías que sabías, pero anima saber que puede tener final feliz.
Gracias.
Hola Juan Antonio, me ha gustado tu artículo. Escribes con mucha sinceridad.Te enntiendo perfectamente. Ya somos todos bastante mayores.
ResponderEliminarUn abrazo
Maribel
Es muy bonito, especialmente los dos últimos párrafos. Parece una ascensión. Los primeros parecen que vas ascendiendo con esfuerzo, y el tercero llegas a la cima y allí te recreas con el paisaje y la enorme vista.
ResponderEliminarOtro más que guardaré.
Un abrazo.
Jaime
No estoy seguro de que la imagen de la escalera sea la más adecuada aunque válida. Tampoco te daría yo otra imagen mejor. Lo del batacazo en el último peldaño... yo... es que no pienso en el mañana, ya llegará. Que somos conscientes de que el tiempo que nos queda es ya más reducido, pues sí. Y que por ello apreciamos más cada mínimo detalle, también. Por ejemplo, anoche, viniendo de un entierro en Magaña, la luna llena, en un cielo limpio, era más hermosa. Cuántas lunas llenas habremos visto y hasta contemplado... pero, sí, las de ahora tienen otro valor. Y está bien que así obremos. En cuanto a la riqueza... es verdad, la acumulación no creo que sirva para mucho, salvo en mentes enfermas. Yo, a partir de la merma de facultades sufrida desde 2006 a 2009, me olvidé de que había primitivas y loterías; dejé de jugar salvo en la Navidad, por eso de compartir. A ver si es verdad que aquietas tus ansiedades, reposas algo más, piensas algo menos, te preocupas de menos temas y dejas que tu corazón y tus riñones realicen sus funciones sin estrés. Lo que te digo a ti debo decírmelo también a mí mismo, sin duda.
ResponderEliminarGracias por pensar, escribir y enviarlo a los amigos.
Un abrazo
Preciós. Poètic, nostàlgic, fins i tot, una mica malenconiós. Acaba amb esperança i, alhora, un gran sentit de l'humor característic de gent molt intel.ligent.
ResponderEliminarQuina envegeta poder escriure tan i tan bé. Continua. Petons
Joana