miércoles, 11 de marzo de 2020

Los amigos de la agenda



Hace unos días, revisando una carpeta de esas en las que vamos guardando algunos documentos con la esperanza de examinarlos algún día, me apareció, entre ellos, una vieja agenda de bolsillo. Era una pequeña libreta de hace más de 50 años. La abrí con curiosidad y en sus páginas, comenzaron a emerger nombres con sus direcciones y teléfonos. De algunos, apenas recordaba nada, se habían convertido en humo en mi memoria. Otros, por el contrario, al volver la vista atrás, estaban muy presentes todavía en mi recuerdo. Eran esos amigos inolvidables que me habían acompañado, durante un tiempo, a lo largo de mi vida. Según leía sus nombres, aparecían en mi mente sus cuerpos y sus caras. Varios de ellos, estaban unidos a las risas de verano de mi infancia en diversas playas de África. Uno de los nombres me llevó hasta París y me hizo rememorar aquellos indelebles días que pasamos juntos en la capital francesa al finalizar el Preu. Con otros, me veía corriendo, ante la amenaza de los “grises”, tras alguna manifestación universitaria. Y varios resonaron en mi mente con tristeza. Sabía que habían muerto. El silencio largo y profundo que siguió a sus nombres llenó de lágrimas mi rostro al rememorar fiestas, placeres, desgracias, éxitos, fracasos y carcajadas. Sus números de teléfono ya nunca contestarían a mis llamadas.
La Mañana 11.03.2020

El enigma de la amistad no es muy distinto al del amor. Nunca alcanzaremos a reconocer ni descifrar por qué ocurre, pero lo distinguimos fácilmente cuando atraviesa nuestra puerta. Y, si bien la literatura ha pretendido explicarlo desde hace siglos, la ciencia, ha concluido que resulta imposible especular y reflexionar científicamente sobre la razón por la que, de todas las personas con las que concurrimos y nos cruzamos a lo largo de la vida, solamente nos hacemos amigos de unos pocos.
Creo que no es solamente una razón de semejanzas o un tema de simpatías, connivencias y aficiones compartidas. Son diversas señales, heterogéneas, que tienen más que ver con la complicidad y, posiblemente, con un evidente egoísmo bien entendido. Digo esto, porque, a mi modo de ver, tendemos a hacernos amigos de aquellas personas que dignifican y enriquecen nuestra vida. No se trata de una permuta o compensación; sino de una chispa que se origina sin que ninguno de los dos esté al corriente, ni descifre muy bien lo que está pasando. Sin embargo, el grupo de amigos que hacemos a lo largo de la vida, no es homogéneo. Hay amigos con los que conllevamos secretos de por vida. Amigos con los que compartimos ideas, amigos espléndidos y hospitalarios y amigos un poco cargantes, fastidiosos y molestos de los que nos cuestionamos por qué les continuamos viendo. Otros, son amigos que, sin motivos reales, un buen día les dejamos de ver. De todos ellos, solamente unos contados amigos, son los que nos modifican, perfeccionan y transfiguran la existencia.

Los de este último grupo, reducido y escogido, cuando desaparecen y se esfuman escapándose a algún lugar remoto o al evanescentemente y significativo ente de la nada en el que reposa el ser eternamente, nuestra vida pasa a ser muy distinta; pues, esos amigos, la cambiaron cuando llegaron a ella y la continúan trasformando, incluso, cuando ya no están. Esos son los amigos íntimos que, de ningún modo, jamás olvidaremos y a los que nunca les confesamos suficientemente hasta qué punto les debíamos una vida mejor. Aunque, quizá, entre amigos, no es necesario que se digan esas cosas para que se entiendan; pues ellos son esa parte de la raza humana con los que sobran las palabras. A estos íntimos amigos, me niego a suprimirlos de la agenda, porque sería como si tornaran a morir.
Ya nos lo dejó dicho el escasamente conocido filósofo, poeta y novelista español en lengua inglesa Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana: “Amigos. Nadie más. El resto es selva.”

20 comentarios:

  1. Muy interesante tu artículo. Me ocurre lo mismo con los wasap, no puedo borrar a los amigos que ya no están y me quedan sus palabras.

    Un abrazo

    Mª Jesús

    ResponderEliminar
  2. Muy bonito. Además me ha emocionado; porque, justemente ayer, he suprimido el número de teléfono de mi tía y Madrina de Burdeos que murió hace un mes
    Gracias Antonio por permitir acordarme de ella otra vez al leer tu artículo.
    Un abrazo
    Dominique

    ResponderEliminar
  3. Muy interesante, Juan Antonio.

    Divina Drudis

    ResponderEliminar
  4. Tal cual yo pienso....lo has expresado, compañero! Un buen artículo.

    M.Ruth Gómez

    ResponderEliminar
  5. Bona tarda,
    L'article m'ha sembla preciós. Nostàlgic, trist. Molt sentit, intens. Quina sort, poder gaudir d'aquests amics. És veritat : "la resta, selva".
    Gràcies per la teva amistat.

    Joana

    ResponderEliminar
  6. Yo corregiría al señor Ruiz de Santayana. También "la selva" nos aporta algo. Y aportamos nosotros. Creo que todo ser humano, en su relación con los demás, puede dar y recibir algo positivo. Claro, no es lo mismo. La amistad es mucho más. Y creo que la describesm con acierto. Como siempre, piensas, sientes y expresas. Y te felicito.

    Pepe

    ResponderEliminar
  7. Hola Juan Antonio, es un artículo más de los tuyos que describen la añoranza de unos tiempos que, para nosotros, en un sentido subjetivo que no real, fueron mejores que el presente por el que transitamos llenos de dudas y temores. Los amigos perdidos, unos definitivamente y otros en diferentes recodos de nuestro camino, son un síntoma más de que ya llevamos sobre nuestras espaldas un bagaje considerable, dejemos que el recuerdo reconforte nuestra memoria, mientras podamos derramar lágrimas es que aún estamos aquí; quizás en algún lugar ellos actúen recíprocamente y el recuerdo avive el reencuentro. Nosotros somos un presente que se desliza entre nuestros dedos y una memoria imperfecta del pasado que hemos vivido.
    Un saludo
    Jordi

    ResponderEliminar
  8. Hola J.A.

    ¡¡ Cuanto sentimiento y emoción (no exento de nostalgia), destila tu precioso artículo!!
    Gracias por hacerme sentir y recordar......
    A esos amigos que se han ido, haces bien en no suprimirlos de tu recuperada agenda; al fin y al cabo, tú estás vivo y ellos han formado y forman parte de tu vida.
    ¡¡Ojalá el día que yo falte, exista algún amigo o amiga a los que mi ausencia le cause el llanto y sentimiento que te han causado a ti!! Eso, además de ser un privilegio, demostraría que me querían de verdad.
    Estoy de acuerdo con Ruiz de Santayana, del que, por cierto, no tenía referencia.
    Gracias de nuevo.
    Un abrazo
    Magda

    ResponderEliminar
  9. ¡Hola!,
    Artículo desbordante de melancolía. Parafraseando a mi admirado Sabina, me permito retocar una de sus frases y adaptarla a tú maravilloso escri†o
    "Y morirme contigo si te matas y matarme contigo si te mueres, porque la amistad cuando no muere mata, porque amistades que matan nunca mueren.”
    Un abrazo
    Santiago

    ResponderEliminar
  10. No solamente es de mi agrado, sino que he disfrutado mucho leyéndolo. Reúns en un todo armónico recuerdos, melancolía, sentimiento, nostalgia... Muy bien.
    Por cierto, menudo chollo tienen contigo los del periódico.
    Un abrazo.
    Jaime

    ResponderEliminar
  11. Buenos días, es verdad que en las antiguas agendas encontramos amigos que al ver su nombre nos lleva a tiempos pasados pero no olvidados. Con los buenos amigos muchas veces sobran las palabras para comunicar lo que sientes. Felicidades con tus publicaciones
    Pilar Barrio

    ResponderEliminar
  12. ¡Hola! Juan Antonio,
    Solo puedo decirte que me ha gustado muchísimo.
    ...el resto es la selva.
    Un abrazo.

    Migual Angel

    ResponderEliminar
  13. Es muy íntimo y personal, ¿no?. Aunque hablas de la amistad en general hay recuerdos muy tuyos personales. Te ha quedado muy emotivo, si coges a alguien muy sensible que lo lea hasta se le puede escapar alguna lagrimilla.

    Buenos días.

    Ramon Morell

    ResponderEliminar
  14. Muy bien la reflexión. Y estará de tu parte casi todo el que reflexione.
    Tan iguales...tan distintos... y la magia de la amistad auténtica.
    Me gusta.

    Maite

    ResponderEliminar
  15. Tu artículo, como siempre, nostálgico y melancólico y,sobre todo, muy bien escrito.

    Buen finde
    Mirta

    ResponderEliminar
  16. Que reflexión tan bonita que haces sobre la amistad.
    Realmente no sabemos el porqué del sentimiento de cariño que nos producen algunas personas y que hace que sean amigos incondicionales.
    En el momento que conoces a una persona sabes si pasara a formar parte del reducido grupo de amigos íntimos en los que puedes confiar, pedirles consejo y ayuda cuando lo necesitas y como tú dices, hacen que nuestra vida sea mejor.
    No debemos suprimir de nuestra agenda aquellos amigos que también llevamos en nuestro corazón.
    Gracias AMIGO por permitirme disfrutar de tus artículos.
    Un abrazo,
    Ana

    ResponderEliminar
  17. Ahora que por motivos conocidos dispongo de más tiempo, quizás dentro de unos días sea demasiado tiempo. Paradojas de la vida, siempre deseando parar para poder tener más tiempo para nosotros y nuestra familia, y ahora que disponemos de él, puede convertirse en una situación asfixiante. Pensando en ello, porque la verdad tengo ocasión, creo que la falta de libertad y la imposición sobre nosotros y nuestras rutinas, puede hacerse insoportable para algunos.
    Bueno volviendo al tema, ahora que puedo leer y releer artículos que de manera habitual y esperada me remites, me gustaría responder a éste, que sobre los amigos hablas. Me ha gustado mucho, a medida que lo iba leyendo rememoraba yo también amigos que han ido pasando por mi vida. He llegado incluso a emocionarme recordando a personas que ya no están pero que tanto me enseñaron. Encuentro muy acertada la clasificación que haces de algunos de ellos. Por cierto, espero no formar parte del " club de amigos los amigos un poco fastidiosos, cargantes y molestos...".
    Para mí la amistad está ligada al compromiso, a la complicidad, a complementar al otro. Cualquier persona que no cumpla estas premisas, no llegan a conectar conmigo.
    Gracias por tus artículos y tu tiempo y tu amistad.
    Un abrazo y un beso muy fuerte. Mucha fuerza para estos próximos días.
    Francesca.

    ResponderEliminar
  18. ¡Hola!, Juan Antonio. Me gusta tu artículo.Yo añadiria algo más los amigos sí; pero..., a la hora de la verdad, como he podido comprobar,te caben en una mano y te sobran dedos. Me he decepcionado mucho. Son muy pocos los que han quedado auténticos.
    Un fuerte abrazo
    Maribel

    ResponderEliminar
  19. Buenísimo artículo, Juan Antonio.
    Gracias por tu generosidad compartiéndolos con l@s amig@s.
    Y un fuerte abrazo.

    Elena

    ResponderEliminar

Gracias por tus comentarios.