lunes, 29 de enero de 2024

Distopía, desinformación e incertidumbre, ¿sabemos hacia dónde vamos?

 

No sé si es la sociedad del mundo en que vivimos la que con sus tecnologías, ideologías y delirios nos está desconectando a unos de otros o somos las propias personas individualmente, las que con la actual tendencia a aferrarnos a hábitos individuales y rutinas perjudiciales, estamos originando que todo vaya cambiando a un ritmo acelerado en nuestra sociedad y debilitando los vínculos humanos. No lo sé, pero lo que si constato, es que la libertad intelectual, la cohesión social, los principios democráticos, la convivencia etc., que con tanto esfuerzo se fueron construyendo, se están disolviendo con tan vertiginosa rapidez como un azucarillo en el café de la mañana. Y, a su vez, tengo la impresión de que la perpleja incertidumbre individual y colectiva en la que vivimos, se está desarrollando y expandiendo a gran velocidad por medio de las continuas y sorprendentes mentiras, eufemísticamente denominadas fake news, que erosionan la confianza, polarizan el debate público, generan odio, fomentan la intolerancia y facilitan el advenimiento de la violencia, de las guerras con sus absurdas justificaciones, los asesinatos por los más espurios motivos, las violaciones de la legalidad vigente y la manipulación de los medios de comunicación por determinados poderes económicos empresariales. Y es que nos hallamos inmersos en plena era de la desinformación y posverdad, caminando en medio de una niebla retórica de la peor especie, en la que la galaxia de partidos de ultraderecha europeos tienen más apoyo hoy que nunca en cuatro décadas y el fascismo fascina nuevamente a amplios sectores jóvenes y no tan jóvenes de la sociedad. Por ello, aunque seguimos avanzando… ¿sabemos hacia dónde vamos?

La Mañana 29.01.2024

Después de vencer a la Covid 19 y considerar que lo peor había pasado, pues la pandemia nos había hecho más conscientes de nuestra fragilidad e interdependencia, el planeta ha sufrido y/o sufre ahora, entre otras calamidades, la irracional invasión de Rusia sobre Ucrania, la cruel guerra de Gaza, los terremotos de Turquía y de Marruecos, diversas matanzas de inocentes en calles e instituciones de EE UU, algunos atentados yihadistas y de la extrema derecha en países de la UE, prolongadas sequías, incendios, inundaciones, erupciones volcánicas... Desastres y cataclismos, todos ellos, que se suceden como si el Dios bíblico castigara con unas nuevas plagas nuestras inhumanas acciones humanas. Vivimos sumergidos por un flujo continuo de informaciones catastróficas que nos provoca ansiedades, miedos, servilismos... Un diluvio de incertidumbres que nos abruma y que pensamos que nunca terminará. Y es en este cielo pesado y cargado de nocivas noticias, en el que las continuas imágenes sobre incompresibles conflictos armados que nos muestran a miles de mujeres y niños inocentes destrozados por las bombas y los variados desastres naturales, comienzan a tener un impacto real en la salud mental de los ciudadanos. Y además, radios, TVs, redes sociales, información de todo, en todos lados todo el tiempo, logran que cada vez haya más personas vulnerables que sin darse cuenta, están siendo interesadamente adoctrinadas frente a las pantallas, accediendo a un gran basurero de estafas, vilezas y odios escondidos. Consecuencia de todo ello, es la alineación mental del individuo, cuya conciencia se va formando en base a la ilusión de veracidad que engañosamente se cuenta cada uno a sí mismo. Una forma de conocimiento asimilable por la actual doxa que vehicula creencias en las mentes de las personas y nos sumerge en el escepticismo, desconfianza e inseguridad con espejismos y falacias. Generando una confusión mental que invade a la sociedad de la llamada gente normal, en una distopía que opera a partir del mandato paradójico; o sea, decir todo y su contrario al mismo tiempo, dando la apariencia de un “razonamiento lógico”.

 

Estamos literalmente construyendo una sociedad de alienados e irreflexivos ciudadanos encerrados en una jaula digital, como si la normalidad y la alienación hubieran formado una carretera de circunvalación paralela a la realidad que nos circunda. Y esta doble confusión mental y emocional, a mi modo de ver, hace que el individuo difícilmente sea capaz de pensar por sí mismo. A la luz de esta defactualización sobre la actual supuesta realidad, me pregunto si continúa siendo posible la esperanza. Y me lo cuestiono porque la esperanza es una idea optimista. No obstante, creo que la actual situación, no debe ser planteada, ni a título individual ni colectivamente como sociedad, en términos de optimismo o pesimismo. Pues no actuamos porque seamos optimistas, ni por el contrario porque seamos pesimistas, sino porque en cualquier circunstancia, debemos hacer lo que tenemos que hacer individual y colectivamente. En este contexto, aunque Albert Camus creía que, pese a todo, en el hombre hay más cosas dignas de admiración que de desprecio, a estas alturas de la historia no está claro si el ser humano es ya un animal doméstico o tiene todavía a medio cocer sus instintos más salvajes. Y es que, quizás, todos los individuos y todas las sociedades somos en el fondo una cosa, y la opuesta, según se mire… To be, or not to be: that is the question.

18 comentarios:

  1. Hola Juan Antonio, gracias por el artículo, hacia el final mencionas a Albert Camus que ejerció el oficio de periodista, hoy no se explicaría el grado de desinformación al que se ha llegado por la ausencia de un periodismo crítico aunque sí que sería plenamente consciente de la “utilidad” de la mentira como lo fue en la época en que le tocó vivir.
    Hace un tiempo se publicó la abundante correspondencia que mantuvo con María Casares durante su relación de madurez, he leído fragmentos de alguna de las cartas en artículos de prensa:
    ”Un amor, María, no se conquista luchando con el mundo, sino contra uno mismo.”
    Puede que con la verdad hoy nos ocurra lo mismo y que solamente se llegue a conquistar luchando contra uno mismo con nuestra propia conciencia y sentido crítico.

    Un abrazo,
    Miguel Ángel

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  2. No puedo mas que decirte que soy de tu opinión que hay días que no debería poner la TV, ya que es para decir aquello de " parar el mundo que yo me bajo"
    Tu articulo es muy bueno y muy cierto en todas tus apreciaciones.
    Enhorabuena amigo !!
    Buenas noches.
    Pili

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  3. Mañana te toca escribir el optimista e ignorar a los que van diciendo que la democracia ya no sirve .
    Como dice la Lolita Flores “ Te lo digo to y no te digo na”.
    Bona nit.
    Carmen

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  4. Lo he leído esta tarde. No hay un rincón del mundo que este estable. Habrá estallido. Pienso que tendré suerte no me pillarán. No por inteligente, sino por la edad. Ya no estaré

    Anna

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  5. Has resumido muy bien tú artículo terminándolo con la frase del monólogo de Hamlet.
    Buenas noches.
    Encarna

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  6. Tal como va todo da la sensación que en cualquier momento vaya a producirse un cataclismo. Quiero pensar que estamos ante un cambio de ciclo y que, desgraciadamente, la historia se repite. El auge de la extrema derecha va estrechamente relacionado con la falta d recursos y realmente la juventud lo tiene muy crudo. Es incomprensible que precisamente la gente con menos recursos son los votantes de extrema derecha. Son feudo de comida de coco y supongo que ellos deben ver una salida a su situación sin pararse a reflexionar lo que ello supone. Muy triste.

    Buenas noches

    Magda Sellarés

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  7. Yo creo que el mundo está a un paso de desaparecer, ya sea con guerras, pandemias y/o cataclismos. A la Tierra ya le llegó el final y yo sigo pensando lo mismo todo el daño que el hombre hará a la Tierra, la Tierra se lo hará al hombre.

    Buenas noches
    Antonio

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  8. Muy bueno, tío. Como siempre dando en el clavo. Genial

    Eduardo.

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  9. ¡Muy buen artículo!
    Pese a todo, me niego a ser catastrofista. La humanidad, tiene que reaccionar ante el peligro de desaparecer. Todos, tendremos que enriquecer nuestra inteligencia emocional, que creo más positiva, que la científica.

    Gracias.

    Magda D.

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  10. Tengo que felicitarte una vez más, aunque a mi parecer, y aunque solo sea para no espantar a la juventud, hubiese hecho, al final, un pequeño canto al optimismo; repito, aunque solo sea como una especie de mensaje "evangélico". Tienes razón en todo lo que dices pero hay que confiar, aunque sea más por deseo que por realidad, en la persona humana. No sé si has visto la película "Perfect days" que hacen en el Funàtic. Si no la has visto no te la pierdas, es un canto a la sencillez, es todo un mensaje de esperanza.

    Un abrazo,

    Ramón

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  11. Pues respondiendo al título, yo creo que no tenemos ni idea de hacia dónde vamos, ni nos lo imaginamos. Entre la realidad cada vez más distópica y lo que se nos viene encima con la IA...espero que Camus tuviera razón.

    Alba

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  12. Una buena, y amarga, descripción de lo que ocurre y en lo que se está convirtiendo la sociedad. Todo va como va. A lo mejor hace 50 años se vivían situaciones peores..., pero entonces casi no nos enterábamos de nada.
    Un abrazo.
    Jaime

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  13. He mandado tu articulo a más de 30 persona. Me gustó mucho.

    Un abrazo.
    Miguel Soto.

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  14. Una sociedad distópica es la que interesa a nuestros mandatarios que sostienen el sistema, el individualismo a escala global es el mejor sistema para hacer creer a la gente que es exclusiva haciéndola imbéciles a escala planetaria. Quizá lo que pasa, como dice el Eudal Carbonell, es que todavía somos poco humanos evolutivamente.

    Manel

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  15. Hola Juan Antonio, Ahora he encontrado el momento para responder tu artículo y no cabe duda que estas en lo cierto, y que la peor de las distocias contempladas por George Orwell, Adolf Huxley y otros se está convirtiendo en una realidad totalmente constatable. Cabe preguntarse si la secuencia de la pandemia de la Cavad y con el confinamiento subsiguiente, fue el primer ensayo para esta alienación global, que vía internet, y demás medios de comunicación, junto con la expansión de una nueva ideología de extrema derecha a escala global, pretende eliminar el raciocinio y la libertad individual, y obligar a la sociedad a vivir dócilmente en un constante temor ante la frecuencia y expansión de desastres naturales que acontecen como terremotos, sequías, inundaciones, pandemias y enfermedades varias, junto con las agresiones generadas por los propios humanos como guerras, terrorismos , asesinatos y otras violaciones de los derechos.
    Sin duda a través de los sistemas informáticos y mediáticos quieren convertirnos, controlar nuestros gustos, voliciones etc., ofertando una publicidad y unos contenidos personalizados basados todos en unos algoritmos estadísticamente contrastados. Este es el camino para alienarnos y reducirnos a un simple número, carente de capacidad de decisión o de razonamiento crítico. Los individualismos, los intelectuales, los rebeldes y contestatarios deben ser eliminados, con lo que manejar el rebaño humano deviene una tarea más fácil, por parte de la minoría detentadora del poder, así se puede manipular e incluso eliminar grandes masas de población sin ninguna resistencia ni escrúpulo ya que carece de valor por sí mismo.
    Aunque sea cada vez más escéptico creo sin embargo, que la historia de la humanidad a pesar de todas las circunstancias actuales aún no ha llegado a su fin, los ciclos históricos nunca se detienen y a pesar de esta época de oprobio, de nuestro género subsistirá.
    Saludos cordiales.
    Jordi

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  16. Muy bueno , pero como siempre, muy largo.

    Mirta

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  17. Buenas noches:

    Estoy de acuerdo contigo en que no sabemos si la sociedad del mundo en que vivimos, con sus tecnologías ideología y delirios nos están desconectando a unos de otros o somos las propias personas individualmente quienes lo estamos haciendo.
    Estamos originando que todo vaya cambiando a un ritmo no deseado.
    Lo de la alegoría del azucarillo que se deshace rápidamente en una taza de café demuestra que tanto esfuerzo se fueron construyendo los principios democráticos la convivencia se están disolviendo. Es cierto lo de las fake news, erosionan la confianza, polarizan el debate público, generan odio, fomentan la intolerancia y facilitan el advenimiento de la violencia de las guerras con sus absurdas justificaciones y asesinato por motivar la violaciones de la legalidad, gente poderosa, medios de comunicación por determinados poderes económicos y empresariales. Nos hallamos inmersos en plena era de la desinformación "con tanta que tenemos" y muchos partidos ultraderechistas europeos tienen más apoyo hoy que nunca, el fascismo tiene nuevamente apoyos en sectores jóvenes y no tan jóvenes de la sociedad y es por ello en que sabemos hacía donde vamos?
    Albert Camus, autor que citas, quizás tuviera razón, pero me quedo con la última frase de tu artículo, palabras qué escribió William Shakespeare en su obra "Hamlet": To be, or not to be, that is the question.

    Alberto

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Gracias por tus comentarios.