Dice el sabio refranero que de
aquellos polvos vienen estos lodos. Y así ocurre en este 2016 que
inexorablemente camina hacia su ocaso, ya que el cinismo manipulador de muchos
políticos y la insensatez, inconsciencia y estupidez de una gran mayoría de votantes,
ha propiciado en su día la victoria del
Brexit y recientemente el No al acuerdo de paz en Colombia; ahora solamente
falta que los estadounidenses, el próximo martes 8 de noviembre, elijan al
candidato republicano Donald John Trump como nuevo Presidente de los Estados Unidos y...viva la juerga.
Donald Trump |
Y es que los seres humanos tomamos nuestras
decisiones, unas veces, en base a que
nos las marca el destino, en otras ocasiones empujados por la fatalidad, con
determinada frecuencia ayudados por el azar y en algún momento por estar ya
determinada. Tal vez, el motivo de semejante comportamiento es debido
a que los humanos, casi siempre, somos imprevisibles; ya que la razón, en la mayoría
de las ocasiones, juega en nosotros un
papel secundario...
No obstante, siempre hay “La excepción que confirma la regla” y
dicha excepción, en referencia a los políticos, la ha protagonizado en nuestro país, hace escasas fechas, Josep
Borrel en la entrevista que le hizo la periodista Pepa Bueno en la cadena SER.
La claridad y lucidez de los sólidos argumentos expuestos por el militante del
PSC de Pobla de Segur,
evidenciaron la vulgar mediocridad y oscuros intereses del resto de los
dirigentes del PSOE, incluyendo al que fue en tiempos su capitán general, que
en esos pasados días intentaban, y finalmente han logrado, hacerse con el poder del Partido. Lástima que en tiempos de tanta mezquindad
política se desaprovechen personajes como él.
Ante semejantes hechos, se puede
colegir que la izquierda española en su conjunto, camina impávida, sin prisa
pero sin pausa, hacia el suicidio e
irrelevancia política. Fijémonos en la situación actual del PSOE,
PODEMOS e IU y extrapolemos el escenario al del año 1936. A mi modo de ver,
cabe hacer cierto paralelismo y, salvando las distancias, se puede comprender,
por analogía, algunas de las razones de la crisis que sufrió la II República.
Una crisis que derivó en la pérdida de
la guerra contra las derechas y el Dictador, propiciada, entre otras causas,
por la actuación de los anarquistas libertarios.
Quizá por todo ello, conseguir de
una gran parte del conjunto de nuestros políticos y de la mayoría de los
ciudadanos, un pensamiento libre de telarañas es, hoy día, una ardua y
laboriosa tarea, porque nuestra democracia está corrompida e incautada.
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