domingo, 9 de octubre de 2016

¿Caminamos y seguimos, pero…¿a dónde vamos?



Dice el sabio refranero que de aquellos polvos vienen estos lodos. Y así ocurre en este 2016 que inexorablemente camina hacia su ocaso, ya que el cinismo manipulador de muchos políticos y la insensatez, inconsciencia y estupidez de una gran mayoría de votantes, ha propiciado en su día  la victoria del Brexit y recientemente el No al acuerdo de paz en Colombia; ahora solamente falta que los estadounidenses, el próximo martes 8 de noviembre, elijan al candidato republicano Donald John Trump como nuevo Presidente de  los Estados Unidos y...viva la juerga.  

Donald Trump
Y es que los seres humanos tomamos nuestras decisiones, unas veces,  en base a que nos las marca el destino, en otras ocasiones empujados por la fatalidad, con determinada frecuencia ayudados por el azar y en algún momento por estar ya determinada. Tal vez,  el  motivo de semejante comportamiento es debido a que los humanos, casi siempre, somos imprevisibles; ya que la razón, en la mayoría de las ocasiones, juega en  nosotros un papel secundario...
No obstante, siempre hay “La excepción que confirma la regla” y dicha excepción, en referencia a los políticos, la ha protagonizado  en nuestro país, hace escasas fechas, Josep Borrel en la entrevista que le hizo la periodista Pepa Bueno en la cadena SER. La claridad y lucidez de los sólidos argumentos expuestos por el militante del PSC  de Pobla de Segur, evidenciaron la vulgar mediocridad y oscuros intereses del resto de los dirigentes del PSOE, incluyendo al que fue en tiempos su capitán general, que en esos pasados días intentaban, y finalmente han logrado,  hacerse con el poder del Partido.  Lástima que en tiempos de tanta mezquindad política se desaprovechen personajes como él.

Ante semejantes hechos, se puede colegir que la izquierda española en su conjunto, camina impávida, sin prisa pero sin pausa,  hacia el suicidio e irrelevancia  política.  Fijémonos en la situación actual del PSOE, PODEMOS e IU y extrapolemos el escenario al del año 1936. A mi modo de ver, cabe hacer cierto paralelismo y, salvando las distancias, se puede comprender, por analogía, algunas de las razones de la crisis que sufrió la II República. Una crisis que derivó  en la pérdida de la guerra contra las derechas y el Dictador, propiciada, entre otras causas, por la actuación de los anarquistas libertarios.

Quizá por todo ello, conseguir de una gran parte del conjunto de nuestros políticos y de la mayoría de los ciudadanos, un pensamiento libre de telarañas es, hoy día, una ardua y laboriosa tarea, porque nuestra democracia está corrompida e incautada.

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