Nuestras vidas están inexorablemente unidas al dolor y
buscamos siempre la causa que nos lo ocasiona. Llegamos a este mundo con dolor
y, de alguna manera, todas las personas nos parecemos a nuestro propio dolor. A
veces, en determinados momentos, cuando me agobia el dolor y se vuelve
insoportable, procuro no pensar para evitar que el dolor del corazón se una al
dolor del pensamiento; son esos momentos en los que el dolor se siente, se
sufre y se arrastra sin testigos.
En la ventana de ese mar azul Mediterráneo, un 17
de agosto, las transparentes olas se tornaron rojas, mientras los gritos
ahogaban la tragedia. Sobre el paseo de asfalto, junto al Naútico, hasta mis
pies llegó el dolor rodando. Ese día cambió la historia de Barcelona y de
Cambrils.
Publicado en el diario La mañana el 20.08.2018 |
En Barcelona, en ese acto de recuerdo sobre
el trágico suceso, ocho jóvenes creyentes de diferentes religiones, han leído
emocionados el poema de John Donne, Las campanas
doblan por ti. Un fragmento del poemario
Devociones para ocasiones emergentes, en el que el poeta metafísico
inglés del siglo XVII trata los temas de la muerte y de las relaciones humanas
Con mi mayor respeto y consideración para las
víctimas y sus familias; pues, quien sabe lo que el dolor duele, todo lo sabe.
Bravo, por el escritor.
ResponderEliminarQué bonito recuerdo a las víctimas y sus familias.
ResponderEliminarMuy bien. Me has puesto la piel de gallina.
ResponderEliminarM'agradat molt!!
ResponderEliminarM'ha agradat la teva veu al diari. Breu i molt be sintetizat. No pot afegir-se res més.
ResponderEliminarGracias por escribir y dejar que los demás aprendamos y disfrutemos de ello.
ResponderEliminarBonito y emotivo recuerdo.
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