viernes, 21 de junio de 2019

Lo político y la política



Hace escasamente dos meses, el 28-A, que a más de 36 millones de ciudadanos nos convocaron a participar en las Elecciones Generales para dirimir quién será el próximo presidente del Gobierno. Y los electores, siendo conscientes de que votar en unas elecciones es un derecho a realizar y un deber que desempeñar, cumplimos sobradamente con un índice de participación del 75,75 %. Y acometimos ese derecho, mayoritariamente, a pesar de que algunos conciudadanos se vieran impulsados o movidos a abstenerse de emitir su voto, al comprobar que ninguno de los partidos presentados les proponía el programa que ellos desearían.

Un mes más tarde, el 26-M, más de 37,7 millones de ciudadanos, volvimos a ser convocados a las urnas en una triple cita electoral. En esta ocasión, para elegir a nuestros representantes Municipales, Autonómicos, en aquellas autonomías en las que se celebraban elecciones, y en el Parlamento Europeo. Y volvimos a plasmar nuestro sentido cívico con una participación global que superó el 65%.
La Mañana 21.06.2019

Sin embargo, habiendo dado la ciudadanía muestras de su sentido cívico con los citados porcentajes de participación, da la sensación de que nuestros representantes elegidos no tienen la misma sensatez ni percepción de la realidad que los electores y nos demuestran con sus actuaciones que lo político y la política es una pareja rota. Y para corroborar lo que afirmo, es suficiente comprobar cómo, finalizados los procesos electorales con los resultados de todos conocidos, “los políticos”, se dedican afanosamente a buscar y conseguir el mejor parto, reparto, aparto y pacto, atendiendo exclusivamente a sus intereses personales, los de sus partidos y los de aquellos que los sustentan, olvidándose de las preocupaciones de los ciudadanos.

En este sentido, creo que “la política”, ha dejado de ser una fuerza interna básica para la transformación de la sociedad, y se ha convertido en una fuerza externa. Y es que, desde hace ya varias décadas, suponiendo que no haya sido siempre así, las reales fuerzas que gobiernan las sociedades occidentales escapan al control, tanto de las instancias soberanas legales y de las instituciones, como de las clases políticas. Estas fuerzas que han pasado a ser endógenas y sin ninguna voluntad de cambio, ni dotadas de un proyecto que se haga cargo de ellas. Son el resultado de presiones multiformes por parte del sistema económico derivado de la globalización, de las empresas multinacionales que operan a través de lobbies, despachos de abogados y consultoras profesionales y de las grandes corporaciones tecnológicas con sus gigantescas fortunas. Y, además, este poder en la sombra, viene ejecutando un eficaz trabajo ideológico y cultural subterráneo que le permite, como denunciaba el poeta romano Juvenal con su sátira panem et circenses, entretener al pueblo haciéndole olvidar su derecho a involucrarse en la política y denunciar las malas praxis institucionales, empresariales, comerciales y de los políticos. De modo que podría sostenerse la siguiente paradoja: lo político está en todas partes, salvo en la política; ya que las verdaderas cuestiones políticas son tratadas “en otra parte”.

A mi modo de ver, una de las razones de semejante sinrazón, es bien sencilla. Desde que desapareció de los planes de estudio la filosofía, madre de todas las ciencias por su carácter multidisciplinar, ya que desarrolla el pensamiento crítico, reflexivo y analítico, con una visión ética, las ideologías de los partidos políticos, sus doctrinas y dogmas, se han visto degradadas y, sus políticos, en demasiadas ocasiones corrompidos. Y, en consecuencia, muchos de los miembros de dichos partidos, a causa de esas carencias citadas anteriormente, no poseen los mínimos instrumentos y herramientas mentales necesarios para pensar, políticamente, como deberían hacerse y articularse las leyes que permitieran al pueblo, en estos ya largos comienzos del siglo XXI, vivir mejor que en el pasado siglo. Y, esto es así, porque las ideas de los partidos políticos, ya no son ideas políticas; sino que se han convertido en determinados intereses y sus proyectos y presentaciones electorales, han pasado a convertirse en ideas publicitarias y comerciales.

Quizás vivimos una época que se caracteriza por el fin radical de toda coincidencia entre lo político y la política. Pues, si bien es cierto que la política inunda la sociedad y los “mass-media”y sus actores extienden por todas partes un discurso superabundante, llenando muchos espacios televisivos, la realidad es que nuestras sociedades, paradójicamente, están más despolitizadas que nunca y rechazan como anticuerpos los debates serios que recogen la esencia de lo político. Y, de esta forma y con semejante conducta, el ejercicio del poder queda reducido a unos grupos selectos que son los que ejercen la política y toman las decisiones sobre el conjunto. Quedando así el poder reducido a su mínima expresión y lo político pasa a convertirse en un reality show.

En este contexto, convendría no olvidar que la política es una disciplina que abarca la organización de un país; es decir, sus instituciones, el gobierno, los partidos, etc. Y lo político, en cambio, es un concepto más amplio, porque se refiere a las relaciones de poder que se dan dentro de una sociedad en todos los ámbitos. Es por ello importante reconocer que, cuando los ciudadanos transfiguramos y deformamos el sentido de la política y lo político, los representantes políticos y sus partidos que no se han transformado, se convierten en fantasmas de su propio pasado y su voz y sus mensajes resuenan en nuestros oídos como si vinieran de la región de las sombras.

Finalizo haciendo alusión política a un hecho político que nos afecta a todos los que vivimos en esta ciudad. El nuevo alcalde de Lleida, Sr. Pueyo, ha enfatizado en su investidura que, “no avanzaremos mientras no volvamos al espacio de la política, si no lo hacemos así, la cronicidad del conflicto está asegurada”, por lo que ha abogado por “volver a la política, al diálogo y la negociación”. En virtud de ello, espero y deseo que desde la Paería se obre de esa manera y no se cumpla el aforismo del escritor suizo Louis Dumur, cuando decía que: “La política es el arte de servirse de los hombres haciéndoles creer que se les sirve a ellos”.

Feliz comienzo del verano.





19 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo. ¡Enhorabuena y Feliz verano!

    Un abrazo.

    Magda

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  2. ¡Hola!, bonito artículo.
    Buen principio de verano y del verano entero.

    Un abrazo
    Dominique

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  3. Como casi siempre, totalmente de acuerdo con lo que expones en tu artículo; pero de Pe a Pá y deseando que no se cumpla el aforismo de Dumer y todos sean capaces de dejar de pensar en ellos mismos y sus poltronas y lo hagan más, en sus votantes y dialoguen y negocien y pacten, que eso es la política y la Democracia.
    Nosotros, el pueblo, no obstante, también hemos de ser conscientes, de las dificultades existentes, ante este capitalismo tan brutal.

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  4. Me ha encantado tu artículo, has sabido describir de manera clara y certera cual es la situación e intereses de nuestros políticos. Mirarse de manera continuada su ombligo. Nos hacen creer, que hemos sido nosotros quiénes con nuestro voto, de manera democrática,determinamos nuestra sociedad. Pero son ellos quiénes desoyendo nuestro mensaje, pactan y reparten a su interés.

    Françesca.

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  5. Muy bien, te felicito. Esa diferencia que estableces entre la política y lo político, te reitero mis felicitaciones. No obstante, yo, al menos, tengo una cosa clara, es imposible que un político, por muy bueno que sea, gobierne a gusto de todos, es imposible.

    Ramon Morell

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  6. De tu artículo, de acuerdo en todo. La política está convertida en en reality show, visto y comprobado en todo el proceso de constitución de ayuntamientos y repetido con las autonomías. Es un juego de intereses y de satisfacción de necesidades personales sin atender como se debiera al bien común.Y es que, como bien dices,los políticos, habrían de recibir unas clases de filosofía antes de adentrarse en semejantes mundos. Y, desde luego, aceptar como buena esa asignatura para ayudar a crear cabezas.

    Tú, sigue pensando y publicando, que lo haces muy bien.

    Un abrazo

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  7. Como siempre, muy bien. Dentro de la locura que me traigo con tanto trabajo, cuando abro la cuenta de correo espero con ilusión tus artículos, soy cuidadoso en no borrarlos cuando hago el barrido general y espero a tener un poco tiempo para leerlos sin apresuramiento. Aunque no sea muy explícito en mis comentarios, no me prives de eso. Es un placer leerlos.

    Jaime

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  8. Me ha gustado mucho tu artículo. En especial, el énfasis que haces sobre la nefasta influencia que ha tenido la desaparición de la filosofía de los planes de estudio y la claridad con que la que distingues entre la política y lo político. Un artículo que merece la pena guardar para volver a leer en estos tiempos convulsos y en los que, me temo, seguirán siéndolo...
    Gracias por compartir tus pensamientos y reflexiones que nos permiten recuperar un espacio para pensar y despertar nuestra conciencia que otros desean sumida en la confusión o totalmente aletargada...
    Un abrazo
    Elena

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  9. ¡Hola!, pido perdón por no hacer comentarios a tus artículos. Y no dudes que me gustan y disfruto leyéndolos, a veces son demasiado profundos para mí. Al leerte aprendo de tu vocabulario extenso que me enriquece y no digo nada de tu sintaxis, también de las ideas tan sabías que no son recogidas por la mayoría. Este último, tan bueno como los precedentes.
    Un saludo

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  10. Buen artículo, como siempre. Ayer leí en la prensa, ya que citas al señor Pueyo, diciendo que las arcas de la Paeria están vacías. Si eso es cierto, aquello que se ha dicho siempre que Lérida era una ciudad poco endeudada, es pura falacia y quizá, por eso,pagamos el IBI más caro de España.

    Albert

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  11. Me encantan tus artículos. Me gusta leerlos con tranquilidad y meditarlos porque son para pensar.

    Anna

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  12. Tu artículo muy bueno.Te voy siguiendo; pero, a veces, otros acontecimientos, como el viaje a Albania , me impiden comentarte algo sobre ellos.

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  13. Como siempre tu árticulo da en la diana. Y yo añadiria que en nuestro país los políticos hacen una política de lo más mediocre, raquítica y hasta escandalosa, por la falta de programa en lo esencial que es lo que les interesa a los ciudadanos y de lo que se olvidan o no les interesa a los políticos.
    No veo a ningún político de ningún partido lo suficientemente preparado y honesto para sacar el país adelante. Y si la solución tiene que venir de la mano de Manuel Valls, apaga y vámonos.
    Ese señor lo que busca es un ministerio o, aún peor, la presidencia de España. Catalunya solo ha sido un trampolin.

    Un abrazo

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  14. Me ha gustado mucho y me ha parecido muy profundo y bien escrito; pero eso no es novedad en tus artículos.

    Carmen Rengel

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  15. Felicitaciones. Muy bien argumentado.

    Juan Antas

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  16. Respecto a tu análisis político, es cierto que abundan estas actitudes y en el caso de Lleida tú sabes más, que para eso es tu pueblo, o uno de tus pueblos, y tengo que reconocer que no tengo mucho talento para la política. Me parece tan complicado...

    Un abrazo

    Maite

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  17. Te felicito. Como siempre, muy bien argumentado.

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  18. Tus artículos son muy buenos.¡Enhorabuena!

    Mirta

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Gracias por tus comentarios.