miércoles, 23 de diciembre de 2020

El despoblamiento rural

 

Mientras en la mayor parte de los países europeos de nuestro entorno se ha realizado, desde el pasado siglo hasta nuestros días, un desplazamiento cauteloso y prudente de la sociedad rural hacia la urbana; generando algo así como una fusión simultánea y armónica de ambas. En nuestro país, en La España vacía que brillantemente nos describe Sergio del Molino y, otro tanto, el periodista Paco Cerdá en Los últimos, con su magnífica crónica realizada a través de un recorrido por la Serranía Celtibérica, la migración del campo a la ciudad ha sido impetuosa y profundamente desequilibrada. Y es que en esa llamada “Laponia española” que nos narra Cerdá, al igual que en otros territorios del medio rural catalán, como es la franja que va desde el Pirineo de Girona hasta el límite con Aragón y gran parte de la Noguera, el Urgell, el Priorat y la Terra Alta, presentan una importante amenaza de abandono y despoblamiento. En estas comarcas, la dureza de la soledad se ha convertido en metástasis extrema de tristeza y fatalidad, debido al intenso cambio operado en ellas por la drástica reducción de jóvenes. Y, además, por la práctica ausencia de unos servicios asistenciales básicos, de unas instituciones formativas adecuadas, de fuentes de empleo y hasta de unas oficinas de correos y bancarias que deja a los habitantes de estos territorios semivacíos sin la posibilidad de poder realizar las mínimas operaciones económico-monetarias en sus respectivas cuentas. Y estos hechos, que las han dejado en unos mínimos indecorosos, unidos al precario acceso a las nuevas tecnologías, han ocasionado en el mundo rural, la imposibilidad de perdurar o vivir de manera racional.

La Mañana 23.12.2020

Son unas zonas y unas comunidades, en las que sus escasos individuos se ven marginados ante el auge de las sociedades urbanas, cuyo apogeo y progreso han hecho más profundo el abismo existente entre ambas. Y ello es debido a que la sociedad rural no solo carece de jóvenes, al menos en la medida necesaria para sobrevivir, sino, también, de unos vínculos sólidos con las modernas corrientes culturales que, junto con las plataformas digitales tecnológicas de masas, les lleve influencias altamente positivas y estimables. Y esta situación no se daría si, como digo anteriormente, dicha sociedad rural, tuviera un fácil acceso a los actuales medios propagadores de la cultura o bien si en esas áreas potencialmente receptoras, sus acaldes y ediles, creyeran en estos medios como auxiliares de la formación y conocimiento y, en consecuencia, los demandaran o acudieran a ellos, con la seria convicción de recibir y proporcionar un importante servicio para su comunidad.

Además, este escenario, se ha visto agravado desde siempre por la tradicional desvinculación que han mantenido los dirigentes políticos de las instituciones del Estado y de las Comunidades Autónomas con el medio rural, al que sistemáticamente han ignorado. De tal forma que esa ausencia de interés, unida al coste económico que ocasiona, les ha llevado a suprimir la mayor parte de de los servicios de transporte ferroviario y por carretera que mantenía cohesionado el mundo agrario con la ciudad. De hecho, la voluntad política de llevar y/o mantener lo público en el medio rural ha sido y es hoy en día, prácticamente inexistente.

No obstante, si bien es cierto que con la pandemia de la Covid19, se ha puesto en duda la imagen de la ciudad como tierra prometida y cada vez más personas, animadas por las posibilidades del teletrabajo, están saliendo de núcleos superpoblados rumbo al campo. Este aparente resurgir del atractivo medio rural, no deja de ser más que el sueño de algunas personas por alcanzar viejas utopías. Pues, la diferencia del estilo de vida entre el hábitat urbano y el campestre es notoria y no tienen nada que ver, respecto al desarrollo personal y otros factores relevantes, el hecho de vivir en un sitio o en el otro. Entre otras razones, porque las ciudades, grandes o pequeñas, disponen de una actividad cultural y vital de la que carecen los pueblos.

Es por ello que, a mi modo de ver, en esa España vaciada, si no se da la respuesta adecuada para revertir dicha situación, ésta se hará irreversible; ya sea debido a la simple voluntad política o a la mano invisible del mercado. Y la antigua dialéctica “medio rural-medio urbano”, no tendrá ninguna justificación a causa de la falta de expectativas y la ausencia de una juventud rural creadora, porque ésta habrá dejado de existir. Y la historia del mundo rural, en un inmediato futuro, sin futuro, será la suma de todo aquello que, siendo evitable, podría haber sido y no fue.

 

12 comentarios:

  1. Muy bien expresado. Y ahora tendrían una gran oportunidad de facilitar las cosas a la juventud cuando se ve que existe una tendencia a volver al mundo rural, debido a la situación actual.

    Buenas noches.

    Magda

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  2. Me ha gustado miucho. ¡Enhorabuena!

    Miguel

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  3. Leo tus artículos, siempre muy acertados.
    Un fuerte abrazo.

    Maribel

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  4. Buenos días J.A.
    Es indudable que, tanto la administración central, como las autonomías, siempre han obviado al mundo rural en todos los aspectos de la vida, excepto en algún momento en el que, ante la proximidad de elecciones, con alguna migaja pretenden conseguir su voto. No obstante, los alcaldes, a quién el pueblo ha elegido para que los administre; pero, también para que vele por ellos con sus impuestos, .algo tendrán que decir ¿no?
    Verdad es que no se puede meter a todos en el mismo saco, ya que conozco alguno que cuida de su pueblo, de su cultura y su bienestar, como lo hace con su propia familia.
    Esperemos, por el buen de todos, que todo esto cambie.
    Un abrazo
    Magda D.

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  5. Veo que sigues tan activo como siempre. En la situación actual con la pandemia, que no tiene visos de poner punto final, es muy frecuente escuchar lamentaciones de ¿por qué? Por mi parte entiendo que es más constructivo cambiar el por qué por el para qué, y me parece que algo de esto haces tú con tus aportaciones. Aportaciones que, sin duda, son fruto de una reflexión. ¿No te parece que el por qué lleva una carga acusativa, mientras el "para qué" nos invita a una aportación personal que pueda propiciar en los demás algo positivo que contribuya al bien.

    Un abrazo.
    Laureano Yubero

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  6. ¡Hola! Juan Antonio,
    Veo que en todo momento, incluso en estas fechas navideñas, mantienes tu actividad literaria y articulista; es encomiable tu actitud, además, me agrada el tema que tratas la despoblación de la España rural. En este contexto, como todo hecho demográfico y social, tu razonamiento es correcto y el principal problema es que jamás ni a nivel del Estado ni de la Generalitat de Catalunya, se ha planificado la política con una visión global del territorio y con ánimo de revertir los cada vez mayores desequilibrios territoriales existentes. Es cierto que tenemos un país montañoso, muy quebrado, que dificulta y encarece las comunicaciones, con un suelo poco fértil y un clima seco, que no permite grandes explotaciones agrícolas rentables. Y estos elementos impiden generar unas perspectivas atrayentes para los escasos habitantes que residen en los núcleos rurales y, en consecuencia, los jóvenes necesitan horizontes más amplios para poder realizarse; ya que, en estos núcleos, no son factibles. En las sociedades tradicionales todos aceptaban el rol asignado por la sociedad y las evoluciones técnicas eran mínimas, pero a partir de la evolución de la civilización y cultura urbana, este inmovilismo, va contra las pulsiones de aquellos que aún creen que pueden modificar sus condiciones de vida. Tú que conoces en profundidad países como Suiza, mucho más montañoso, han conseguido potenciar sus pequeños pueblos. Es un tema cultural, de sensibilidad social y económica difícilmente extrapolable a este país, ya que conlleva unos costes inasumibles para nuestra economía.

    Una solución creo que sería potenciar invirtiendo en los pequeños centros comarcales que poseen, como mínimo, una pequeña estructura urbana y que, por este hecho, están un poco mejor comunicados. A escala provincial estoy pensando, como ejemplo, en poder potenciar Tremp, Pons, Artesa de Segre, Sort, Solsona, Organya, Pont de Suert etc. para que puedan acoger y ampliar su población y equilibrar así mejor el territorio y, desde estos pequeños centros, permitir a los pequeños núcleos rurales diseminados un centro de referencia de mayor proximidad que no haga necesario su abandono para poder disfrutar, sin efectuar grandes desplazamientos de los servicios esenciales médicos, educativos, culturales y de diversión. Así creo que debería fomentarse un país extendido en una red de ciudades medias y pequeñas bien equipadas, no solo un gran centro urbano macro cefálico. Pero no creo que vayan por aquí las políticas ni los intereses de las clases dominantes.

    Un saludo. Y Felices Fiestas

    Jordi

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  7. Muy bueno. El campo español bien se merece un reconocimiento, como el que tu haces, por lo mucho que ha aportado al crecimiento del país y al de las mismas ciudades.

    Feliz Nochebuena.

    Ramon Morell

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  8. Juan Antonio,

    Como siempre, un certero análisis de la realidad.
    Es difícil repoblar esos espacios abandonados por sus habitantes en busca de una vida más digna y con mayor oferta de posibilades de mejorar. A pesar de que a raíz de la pandemia y el teletrabajo, unas cuantas familias se hayan trasladado a vivir a un pueblo. A mi modo ver, esto es temporal y no rejuvenecerá a una población envejecida.

    Un abrazo y feliz Navidad

    Pilar

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  9. Muy bien, Juan Antonio.
    Problema de muy difícil solución. Si regresan al pueblo gentes jóvenes necesitan educar a sus hijos y solo poblaciones de cierta entidad van a tener escuelas. Pueden resolver las cuestiones de banda ancha y teletrabajo, tal vez vivenda, banco, farmacia... Claro, yo siempre pienso en pueblecitos como los de mi tierra pero cabe fomentar las posibilidades en las cabeceras de comarca, 3,4,5 mil habitantes.

    Un abrazo
    Pepe

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  10. Está muy bien y el final es genial. Es verdad que todo se ha sacrificado a las ciudades. Hay que ver cómo ha caído, tú lo tocas de pasada, el ferrocarril entre los pequeños y medianos municipios desde la implantación del AVE. Conozco bien lo que ha pasado en la zona de La mancha donde viví y los enlaces que había, hasta Madrid, en pueblos pequeños. Una pena que porque unos viajeros ganen una hora de tiempo se sacrifique tanto a los demás. Los que hemos vivido en pueblos y tenemos alma de pueblo sentimos y entendemos lo que has escrito.
    Un abrazo.
    Jaime

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  11. ¡Hola!,
    Voy algo atrasada con la lectura, pero a pesar de ello te digo en plan telegráfico que me ha gustado el artículo. Y que como no se ponga remedio nos encaminamos al desastre total, porque desaparecerá la comunidad rural y con ellos la base de nuestra cultura ancestral; es decir, el cultivo de la tierra, el cuidado de los animales que nos alimentan y la destrucción de los paisajes que nos han acompañado hasta aquí.Con ellos, las ciudades no serán habitables y ya no tendremos donde huir para refugiarnos. Un futuro bastante sombrío...

    Un abrazo, a pesar de todo, con la esperanza de que nada de lo previsible acabe sucediendo.

    Elena

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Gracias por tus comentarios.