jueves, 4 de agosto de 2022

Agosto, vacaciones en tiempo de verano.

Ningún mes tiene una connotación tan grande con las vacaciones de verano como agosto. Representa la vida al aire libre impregnada de una atmósfera que nos brinda poder cambiar la rutina que hemos llevado el resto del año. Durante dicho mes, nos situamos en otro escenario y procedemos a transformarnos en otro personaje distinto al del invierno. La propia vestimenta cambia y no solo ella, sino también el propio lenguaje que utilizamos durante el verano y que desempeña un papel importante; ya que nuestra manera de decir las cosas se transforma, hablamos con satisfacción de los hechos como si interpretásemos una comedia o con cierto dramatismo como si estuviéramos en un teatro y las sutilezas fluyesen de nuestros labios como las olas en el mar. Basta con escuchar algunas frases en el paseo, en el chiringuito o en la playa, para que se active la transfiguración y comprendamos que esas personas que están cerca de nosotros hablan en clave veraniega utilizando unas nuevas formas de expresión. Es, como si se hubieran convertido en los guionistas y directores de una tramoya que, a través de las palabras del nuevo lenguaje del verano, ellos mismos representan.

 

La Mañana 04.08.2022

El verano es también la estación propicia para los ensueños, las ilusiones, los pasatiempos, festejos y hasta para los amores y galanteos. Y además, para desacoplarnos de la rutina y el estrés, para descubrir la belleza que nos rodea y captar la vida como si nada hubiera cambiado y todos los espejos fueran el mismo espejo. Y asimismo, sirve ese mes de agosto del estío para los descubrimientos sobre uno mismo que se manifiestan en las historias de las que somos protagonistas. Fuera de nuestro ambiente habitual, nuestro sentido del espacio también se ve alterado. El verano nos obliga a pensar de manera diferente, nos estiliza y amplifica a la vez y, en ocasiones, nos muestra a la confusión como un revoltijo de desorden y desconcierto, hasta el punto de hacer obvio que la confusión es el estado natural de la vida.

 

Nuestras propias acciones y comportamientos en verano son diferentes, cambiamos de pretextos y exponemos más piel al mismo tiempo que nos escondemos detrás de las gafas de sol y del teléfono. Para camuflarnos, disponemos de diferentes tipos de disfraces y seducciones. Las chicas jóvenes se ocultan parapetadas tras unos minúsculos biquinis, sus cremas y sus sandalias. Los chicos exhibiendo sus bien torneados cuerpos fuertemente trabajados en los gimnasios durante el invierno. Los cuarentones se muestran pletóricos protegidos con sus ungüentos, sombreros y la caña de cerveza y los mayores amparados bajo el protector solar y la sombrilla mirando todo con asombro y añoranza mientras sus nietos juegan con las olas en la orilla de la playa. Todo ello forma parte del vestuario, maquillaje y utilería de nuestras máscaras veraniegas. Son unas conductas y actitudes encarnadas que se aprenden con el tiempo y que se representan a diario públicamente; es decir, son esos actos teatrales fingidos y conscientemente simulados que utilizamos durante el transcurso del verano.

 

Afortunadamente, como en las películas de cine o en las clásicas obras de teatro, el tiempo de nuestra representación es limitado. Y cuando se acaba el verano, finalizan con él las ideas delirantes y los deseos imposibles y prohibidos que soñamos y volvemos a enfrentarnos a lo vernáculo y la real vida que tenemos. Así que quizás, el verano sea solamente el tiempo ejemplar en el que cada año creamos espacios de fluctuación y de sorpresa que rítmicamente renueva la incubadora de nuestra subjetividad. Ese espacio de tiempo en el que se manifiesta, a veces de forma paradójica, lo visible y lo invisible de nuestro yo que día a día, se aclara y oscurece y que es, a la vez, efímero y duradero. Y es que cuando en el escenario de la vida cotidiana se instaura una nueva manera de interactuar, de ver y de decir las cosas, se puede descubrir una teatralidad que antes pasaba inadvertida.

 

La idea central de todo esto es que los humanos, tal vez por empatía, absorbemos los comportamientos de la misma manera que lo hacen las neuronas espejo de nuestro cerebro e imitamos las acciones que inconscientemente llaman nuestra atención y es por eso que durante el verano hay más oportunidades para que se produzcan los encuentros inesperados en los que lo insólito y extraordinario se hace real y lo real se manifiesta como insólito y extraordinario. Un hecho que quizás nos sirva para hacernos meditar sobre el sentido de la vida, si es que ésta tiene algún sentido.

 

28 comentarios:

  1. ¡Hola!, desconocía o, tal vez, no me había dado cuenta, que en verano tenemos otro lenguaje, reflexionaré sobre el tema. Me ha sorprendido, en bien, el artículo; solamente que describes una cosa y unos actos que yo no estoy muy acostumbrado a vivir, bueno lo de la cerveza en mano, me lo quedo, pero como no son vivencias que según tú artículo, reproducimos todos los años, personalmente no me he identificado mucho con el contenido del artículo. Solo eso crack, que pareces de Madrid, digo algo y, hala, a liarla, interpretando lo contrario que quise decir.

    Santiago

    ResponderEliminar
  2. Buenos días, ¿cómo te encuentras? Espero hayas podido descansar.
    Acabo de leer tu artículo , me ha gustado porque me ha hecho pensar sobre nuestras actitudes, nuestro lenguaje, la vestimenta… y cómo podemos ir adaptándonos cuál camaleones a la estación en la que nos encontremos.
    Me quedo con tu frase “ nuestro tiempo de representación es limitado “.
    Me hace reflexionar sobre la necesidad que posiblemente tenemos de salir a la superficie durante el tiempo estival,para tomar el aire suficiente y poder seguir después con nuestra rutina diaria.
    Gracias por tus artículos.

    Francesca
    Francesca

    ResponderEliminar
  3. Cómo se nota que habeis sido docente y vuestras vacaciones hayan coincidido en agosto. Aunque ahora que lo pienso quizás en Holanda, Bélgica o Suiza no son en agosto para alumnos y profes. En cualquier caso, nosotros jamás hemos hecho vacaciones en agosto excepto ahora que de jubilados tenemos vacaciones perpetuas....pero está muy bien la descripción que haces de agosto.

    Magda Sellarés

    ResponderEliminar
  4. Muy bueno. ¿Estás practicando éstas actitudes quizás en Cambrils?

    Santiago Méntrida

    ResponderEliminar
  5. Tienes mucha razón en tu descripción. ¡Enhorabuena!

    Antonio

    ResponderEliminar
  6. Qué razón tienes!!.Fantástico artículo!!.Siempre enriqueces!!
    Una gozada contar con tu amistad!!.
    Feliz día!!

    Magda Díez

    ResponderEliminar
  7. Ya veo que la picadura del bicho no ha podido con tu vena literaria . Muy bien Juan. !! Enhorabuena.!!

    Carmen Rengel

    ResponderEliminar
  8. Juan Antonio, no sé cuando lo podré leer, estoy de vacaciones; pero en algún momento lo haré y te diré mi opinión.

    Encarna

    ResponderEliminar
  9. Lo leí ayer.La confusión es el estado natural de la vida
    Un abrazo Y a seguir escribiendo.

    Pepe

    ResponderEliminar
  10. Apreciado Juan Antonio. De acuerdo contigo en principio, lo que representa el mes de agosto para los europeos. Vacaciones, baños en ríos, lagos o en el mar, paseos, visitas a familiares, etc. Pero este agosto, para mi es distinto. La guerra en Ucrania, la subida de todos los precios, los incendios tan devastadores en media Europa, luego, la inoportuna visita de la presidenta de la cámara de USA, señora Pelosi a Taiwán, que ha provocado una peligrosa respuesta del Gobierno Chino. Todo ello, junto con los terribles calores que estamos sufriendo, que no no dejan casi ni respirar, con temperaturas tan altas, nunca registradas en los últimos decenios, están haciendo, que algunos deseemos, que vengan las estaciones frescas, para respirar algo mejor. Pero ya tenemos medidas y precios prohibitivos, para las calefacciones y para la energía en general, en otoño e invierno. No se como va a terminar todo, espero y deseo, que impere el sentido común, tan escaso últimamente, para volver a una situación algo mas apacible en todos los sentidos.
    De todas formas, te deseo unas tranquilas y Felices vacaciones, aunque nosotros los jubilados, ya estamos de vacaciones desde hace unos años...
    Un abrazo.
    Miguel.

    ResponderEliminar
  11. Recuerdo, en estos momentos, otros artículos en los que también has comentado tus períodos veraniegos o estancias en Cambrils y varias veces te he dicho que estos artículos personales, intimistas, aunque el de hoy sea más genérico, más universal, te salen brillantemente, es donde destacan más tus dones de escritor.

    Buenos días.

    Ramon Morell

    ResponderEliminar
  12. Amigo Juan Antonio:
    Bonita reflexión, aunque del último renglón discrepo. Siempre la vida tiene un sentido (con fe, claro), aunque creo que, en tu caso, más que una manifestación de escepticismo, es una forma literaria de terminar el texto.
    En cualquier caso, aprovecha lo que queda de agosto, que, a la vuelta de la esquina, empieza la vida normal.
    Para el próximo número de "mi" revista ESTAR, he escrito esta chispa en la que encuentro alguna relación con tu escrito.
    Un abrazo.
    Antonio

    ResponderEliminar
  13. El hombre y sus máscaras. Muy bueno.

    Elba

    ResponderEliminar
  14. Me ha parecido muy interesante el análisis qué haces en tu artículo sobre el tiempo de verano y las vacaciones, una reflexión de una época del año en que los días los disfrutamos más intensamente.
    Gracias. Me ha gustado mucho.
    Un abrazo fuerte.
    Anna García

    ResponderEliminar
  15. Buenos días, totalmente de acuerdo tío..Muy chulo el artículo me ha gustado lo bien que has desgranado el verano.

    Nacho

    ResponderEliminar
  16. Buenos dias, otra vez quedo maravillada después de leer tu artículo. Expresas todo lo que se siente con una facilidad impresionante.
    Muchas gracias .
    Un fuerte abrazo.

    Marisa

    ResponderEliminar
  17. Sí que me ha gustado. Además, has intuido y sabido expresar (que es lo más difícil) cosas que normalmente, al menos a mí, pasan desapercibidas. Un buen artículo, sí señor. Por cierto, supongo que los de "La Mañana" al menos te habrán hecho suscriptor del periódico gratis.
    Un abrazo.

    Jaime

    Jaime

    ResponderEliminar
  18. ¡ Hola! buenas tardes.
    Ahora veo que el comentario que creia haber enviado, no figura ni en mi registro de envios, borraría accidentalmente el texto, quizás fruto del cambio de máscaras al que aludes en tu artículo, del que nos revistimos en este período estival.
    Sin embargo, disiento un poco del fondo del escrito, ya que las sensaciones y vivencias que dices transforman nuestras actitudes y conversaciones veraniegas en una jerga algo teatral y elaborada, que difieren en forma y contenido con las que se mantienen el resto del año yo no las percibo, quizás son propias de unos ambientes caracteristicos de veraneo y representan a unas ciertas clases medias, cada vez más en declive. En el fondo todas las actuaciones, incluso esas que dices propias del verano, reflejan los valores sociales y culturales de cada grupo, clase y generación y si hay un mayor exibicionismo en las actitudes vacacionales que no estivales, viene motivado a causa de que el ocio permite relajar más ciertos comportamientos, que en el ajetreo de la vida ordinaria del resto del año no quedan tan expuestos al público y por ello restan menos visibles.
    Estoy de acuerdo sin embargo con tu idea central que cada vez absorbemos más por mimetismo muchos comportamiertos ajenos, ya que los individualismos y personalismos muy acusados no son bien aceptados por la sociedad y en el fondo todos buscamos el reconocimiento de nuestros semejantes, y practicamos aquello de "adonde fueres haz lo que vieres".
    Sigue disfrutando del verano con salud.
    Un cordial saludo
    Jordi

    ResponderEliminar
  19. Ya he leido tu último artículo. Filosofía pura de las vacaciones. Pero Juan Antonio, éstas no son exclusivas de agosto, ni todo el mundo puede tener la suerte de disfrutar unas vacaciones pagadas o si las tienen no las pueden disfrutar por razones economicas.

    Encarna

    ResponderEliminar
  20. He llegit l'article i m'ha semblat interessant lligar l'agost amb la simulació i la teatralitat. Potser a l'estiu és quan aquesta posada en escena s'exagera i també ens fa estar més exposats a les mirades (nostres i dels altres), i, en conseqüència, a les emocions subjacents. M'ha semblat original X hi ha un equil.libri entre la superficialitat i lo profund del jo i el sentit de la vida. Gràcies per ajudar-me a pensar!!

    ResponderEliminar
  21. Bueno el artículo sobre el verano algún punto un tanto idílico. El verano no siempre es tan apacible, también para mucha gente supone estrés y situaciones tensas. A veces derivadas de las propias vacaciones.

    Manel Pulido

    ResponderEliminar
  22. Me han parecido que describes de manera diferente las sensaciones del verano, y que dan ganas de volver a empezarlo de nuevo y buscarme un rincón de mar.

    Alba

    ResponderEliminar
  23. Leí como siempre los artíćulos y me parecieron fascinantes y muy bonitos. Me gustaron especialmente.
    Tengo la intriga sobre un nombre propio...creo que mencionas entre tus recuerdos a una tal ...¿Carola..? Esta historia la tienes que contar algún día.
    Un abrazo,
    Miguel Ángel

    ResponderEliminar
  24. Un buen compendio de observación, de filosofía y de experiencias personales.
    En otro órden de cosas, lo que fue una conquista social, las vacaciones pagadas, el sistema ha sabido convertirlas en una forma de hacer girar la rueda del consumo para que gastemos lo que hemos ganado con el trabajo de todo el año.
    Saludos y un abrazo,
    Elena

    ResponderEliminar
  25. Una bonita reflexión sobre las vacaciones de verano

    Pilar

    ResponderEliminar

Gracias por tus comentarios.