Con los termómetros de toda España al rojo vivo, la única manera posible de aguantar el insoportable calor padecido este verano era permaneciendo frente a un aire acondicionado o siguiendo rítmicamente el compás de un ventilador mientras se aproximaban las ansiadas vacaciones. Tal vez por ello, cuando llegó el esperado mes de agosto una larga veintena de millones de españoles salieron de estampida de sus casas y se tiraron de cabeza hacia las playas del litoral Mediterráneo con el único objetivo de combatir la infernal canícula en la orilla del mar. Y lo han hecho con un ímpetu tan salvaje que la mayoría de los hoteles, apartamentos y campings han colgado el letrero de completo.
Unos cuantos de ellos iniciaron el viaje en pos de unas noches sin mañana, otros muchos en busca de un cuidado personal de cuerpo y mente y la mayoría simplemente, solos o acompañados, yendo al encuentro del merecido descanso. Y es que tras dos años de restricciones por la pandemia, este mes de agosto, España entera se fue de vacaciones. En cualquier caso y a pesar de todo, como es habitual en este mágico mes del verano habrá habido insospechadas aventuras, noches de jaleo, soplos de paz, tal vez relámpagos de amor y seguramente algunas broncas, habrán existido instantes de placer llenos de hedonismo e irremediablemente habrán ocurrido accidentes y acaecido algunas muertes, aunque esta inexorable realidad nunca la pensemos antes de salir de casa.
La Mañana 1.09.2022 |
No hay vacaciones de verano con relojes, pues el reloj nos obliga a madrugar a la misma hora de costumbre y este hecho nos impide alcanzar ese estado alterado de conciencia en el que uno se siente incapaz de interpretar si es martes por la tarde o recordar si ya ha saboreado la paella en el chiringuito. Sin embargo, este agosto extraño, las sucesivas olas de calor y las severas temperaturas padecidas, ineludiblemente nos han apremiado a ser conscientes del presente y nos han creado la certidumbre de que estamos asistiendo al amanecer de un fatal cambio climático que generará una nueva era. Está claro que de seguir así los próximos veranos, los hombres del tiempo anunciarán los escasos intervalos de temperaturas soportables entre unos y otros ardorosos bochornos.
Pero no han sido solamente las temperaturas de horno sufridas las que nos han alterado el descanso durante este mes de agosto del verano. Sino que, a causa de ellas, han aparecido las tormentas secas y los incendios producidos por humanos y por rayos, han hecho mella en el solar patrio y, además de las 290.000 hectáreas calcinadas, han generado situaciones lamentables y desdichadas como la del tren sorprendido entre las llamas en Bejís. Y es que no deja de asombrarme la capacidad humana de inventar aparatos como el telescopio espacial James Webb que nos faculta observar lugares tan lejanos como los orígenes del universo y, sin embargo, no seamos capaces de girar dicho telescopio hacia la Tierra y poder contemplar cómo la estamos destruyendo fruto de la industrialización salvaje y la ineptitud de los gobiernos.
Agosto se agosta en estas fechas, aunque el gran guateque de vacaciones celtibérico se prolongará hasta el último momento, hasta que los cuerpos y las almas regresen, resignados en unos casos, aliviados en otros, a la oficina, al despacho, a la cadena de montaje o simplemente retornando a la rutina cotidiana. Yo, aprovecho el día para dar mi penúltimo paseo. Hoy ha salido el sol a las 7h21 y su descarga luminosa ha sido la misma para todo el mundo. Para los que exhaustos abandonaban las discotecas después de una larga noche de juerga veraniega, para los que a esa temprana hora salían de su casa, del apartamento o del camping a realizar algún deporte y para los que enfilaban el camino hacia la playa a tomar el primer baño de un nuevo y anunciado caluroso día. Clareaba y en los espigones que cierran la orilla todavía quedaban algunos rezagados pescadores que largaban los sedales con las plumas y anzuelos en un último intento de que picase alguna herrera, anjova o dorada y no irse de vacío para casa. Estaba amaneciendo y la luz del sol era tan dulce como lo era mi inocencia de pequeño. Y es que si uno toma la vida como una representación, puede imaginar que esa luz del sol que hoy recibo en esta avanzada madurez es la misma que doró mi infancia y, en consecuencia, hay que aceptarla como un regalo. Fin de vacaciones. Tal y como proclama el Eclesiastés, todo tiene su hora bajo el cielo.
Como siempre, un relato muy poético y bonito.
ResponderEliminarMirta
Muy buena descripción como siempre. Lo único es que para los jubilados las vacaciones son perpetuas. En todo caso cambio de ritmo de vida.
ResponderEliminarMagda Sellarés
J.Antonio, el mensaje parece dirigido a los que todavía están en activo. Los demás no nos centramos tanto en agosto. De todas maneras, es una radiografía de la climatología de este verano. Y la nostalgia por la infancia.
ResponderEliminarPrecioso como siempre.
Pilar
Un verano de infierno entre las olas de calor y los incendios y yo para colmo cogí el covid en julio. El relato me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn saludo
¡Hola!, buenos días,
ResponderEliminarAcabo de leer la publicación y me ha parecido un lujo como has conseguido plasmar todo lo que conlleva un verano en pocas palabras. De hecho a mi parecer y seguramente de muchos otros lectores, cada vez tengo más la sensación de que el reloj no camina sino que corre a través del tiempo y la forma en la que estamos disfrutando de este pequeño regalo que es el tiempo y que nos ha dado la vida. Una vida que no es ni mucho menos la más apropiada para nosotros ni para el planeta.
Abrazos,
Vitor
Me ha encantado el artículo tío. Como siempre desgranándolo todo ,genial de verdad y si tengo que ponerte un pero, te diría solo, que nombraste el mar Mediterráneo..y te olvidaste del Atlántico. Pienso que podías haber hecho un guiño a las Canarias…Ya ves tu sobrino siempre tirando para su tierra.
ResponderEliminarNacho
Muy bien, como suele ser habitual en tu percepción y descripción del paso del tiempo en tus vivencias de ciudadano de tierra adentro y de sesudo observador de la vida playera. No es extraño que no hayas nombrado la lluvia pues no la ha habido salvo en momentos y lugares de pedregadas destructivas hasta de vidas humanas. Pero sí ha habido prolongada sequía que en Cambrils no habréis notado pero que ha traído noticias de sed en el sur de Inglaterra, de barcos alemanes hundidos en el Danubio en la última guerra mundial y de tramos de ríos que han dejado de ser navegables transitoriamente. En penitencia tal vez debas promover o, al menos, asistir, a una rogativa no sé si a Santa Bárbara bendita o la Virgen del Pilar.
ResponderEliminarPepe
Un abrazo.
Querido Juan Antonio, me uno totalmente a cada una de las descripciones, denuncias, apreciaciones y sensaciones que expones en este artículo, sobre este verano insufrible, este Agosto vacacional que por este mimo motivo parece que pase mas deprisa que otros meses laborales y que una vez acabado nos aboca a la rutina del nuevo curso. En fin, como no podemos huir de este mundo, tendremos que aguantarnos y seguir sobreviviendo.
ResponderEliminarUn abrazo,
Rafa
Un encanto Juan. No se si es tu forma de escribir o que dejo mi imaginación volar, el caso es que lo veo. Muy bien . Eres un crack.
ResponderEliminarCarmen
¡Hola! Juan.
ResponderEliminarLeo tu bonito artículo mientras espero a mi compañera luchando con los últimos mosquitos de este agobiante verano.
Después de éste verano confío que muchos supervivientes se enteren de que va eso del cambio climático, las inundaciones de Pakistán, los incendios de Europa, son algunos ejemplos de que la cosa va en serio, a los incrédulos no les deseo mal ninguno, solo que estén paseando cuando caiga una granizada como la caida en Catalunya hace unos días con bolitas de 10 cm.
Santiago
Muy bien, desinhibido, alegre, real, cotidiano, para mi es cuando te salen mejor los artículos, cuando escribes sobre el dia a dia, ya sea en período de vacaciones o paseando con el frío del invierno por Lleida. A mi al menos me gustan esos artículos. Por cierto hablando de Bejís y del telescopio JW, tanto RENFE como ADIF declararon que nadie les avisó del incendio y el tren se metió en medio del berenjenal. Sin embargo no era el artículo para hablar de esta falta de sincronización tú lo mencionas como una anécdota más del verano, sin entrar en el tema, me parece muy bien.
ResponderEliminarBuenas noches, un abrazo.
Ramón
Buenas noches, me ha gustado el artículo, especialmente lo del telescopio; yo ya hace tiempo que lo he puesto mirando hacia nosotros.
ResponderEliminarUn abrazo
Santiago
En este artículo de hoy describes este verano tan raro y de calor extraordinario que ni la gente más mayor ha conocido en su larga vida y, como mencionas, los incendios provocados por las tormentas secas y éstas por la altísima temperatura del mar, han dejado sin casa a la gente por donde pasó el fuego...
ResponderEliminarUna cosa quiero recordarte querido J.Antonio, agosto cayó del calendario y finalizaron las vacaciones, pero para nosotros los que peinamos canas desde hace años, las vacaciones siguen si así lo queremos, no usamos ya el despertador y podemos pasear por la playa descalzos o con el anorak y el cuello subido.
Enhorabuena por este buén artículo del final del verano. ¡Felicidades!
Pili
Gran artículo, en la línea de tu gran sensibilidad. Este es el "rol" típico, que se practica hoy día en el mes de Agosto, ciertamente año ¡¡calurosísimo!!.
ResponderEliminarAunque, no obstante, yo creo que las verdaderas vacaciones deberían servir para olvidarte de lo que eres y volver a recordar quién eres. Por otra parte, la Naturaleza se queja y nos advierte.
Recuerdo, antiguamente, la sobriedad que había en los hogares. Ahora los sobrios, ponemos la calefacción a 19-23°. Creo que lo volveremos a ser, no habrá más remedio. Quizá....volvamos a la estufa de leña o al brasero; todo se verá...
Un abrazo y gracias,
Magda D.
Siempre añorando el tiempo pasado. Es la vida; se llama vivir.
ResponderEliminarHay un gran salto en tu escrito que no entiendo. Hablas del fuego y de la superficie quemada y saltas al telescopio, la industrialización y la culpa de los políticos . Estoy segura de que algún día dirás algo positivo de ellos.
Buen regreso a “ la normalidad”.
Un abrazo
Merche
Lo he leído justo ahora, después de preparar algunas cosas para salir esta semana de vacaciones a la playa. Y es verdad que cuando acaba agosto, algo cambia, pues ya se siente el final del verano. No obstante, espero poder disfrutar todavía de algunos días veraniegos en Cerdeña.
ResponderEliminarAlba
¡Hola!, Juan Antonio. Un artículo muy bonito y poético. Tu reflexión sobre el cambio climático es muy acertada. Debemos tomar conciencia y frenar los excesos consumistas y aportar nuestro granito de arena para evitar o al menos limitar el colapso de los ecosistemas de nuestro planeta.
ResponderEliminarUn abrazo
Anna
Buenas tardes Juan Antonio:
ResponderEliminarVeo que sigues trabajando al hilo de los acontecimientos. El artículo “Agosto se agosta” sin duda que te habrá llevado tiempo. Mi valoración es positiva en cuanto que pone de manifiesto que sigues en esa línea creativa que sin duda a más de un lector le estimulará a hacer algo parecido.
Un saludo
Laureano Yubero
¡Hola!, Juan Antonio.
ResponderEliminarQué decir, es un artículo muy equilibrado, mantienes tu estilo ecléctico, que permite recoger pensamientos intimos, una descripción de la variopinta realidad, junto con las inquietudes ante los problemas de actualidad con que se enfrenta la humanidad, con una velada crítica a las actuaciones de los poderes publicos incapaces de enfrentarse a las consecuencias negativas cada vez más evidentes y aceleradas del actual cambio climático, con algo más que palabras declinando sus deberes y traspasando la responsabilidad de los ciudadanos, pero sin una estrategia concertada y efectiva, para minimizar los perjuicios que dicho cambio conlleva.
Un nuevo curso nos espera con problemas acumulados sobre el tablero, espero que sigas afrontandolos en tus artículos, buen regreso.
Un cordial saludo.
Jordi
Muy bonito el artículo, con su toque de nostalgia y melancolía. Lo he leído con mucho gusto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jaime
Me remito a tu último artículo que parece escrito para mí. "Fin de vacaciones". Afortunados los que hemos podido disfrutar de unos días de descanso o trotando por esos mundos.
ResponderEliminarEncarna
Muy bonito tu artículo. Noto en todo él, no solo la a ñoranza de otros Agostos sino, además, un cierto halo de tristeza.
ResponderEliminarMª Carmen
Bona nit amic,
ResponderEliminarHe llegit i rellegit el teu article i ,com sempre, quan acabo de llegir-lo, em queda un gust dolç, càlid i tendre. Bona descripció del comportament humà.
M'ha agradat !!
Què tinguis una nit plàcida i serena!!
Joana
De tu artículo quería decirte que algunas líneas me han recordado a aquellos versos de Machado: «Estos días azules y este sol de la infancia».
ResponderEliminarOjalá nuestros días vengan así, azules e iluminados por el sol de la infancia.
Miguel Ángel