lunes, 11 de julio de 2022

¿Por qué tenemos el cerebro que tenemos?

 

Según afirma la física y doctora en Neurociencia Sara Teller, la última evolución de nuestro cerebro tuvo lugar hace unos 100.000 años, cuando nuestra especie, el Homo Sapiens Arcaico, estaba aún en el Paleolítico y vivíamos de la caza, de la pesca y de la recolección de frutos silvestres. Pero… ¿por qué tenemos el cerebro que tenemos? ¿Qué ha pasado en la historia de la evolución humana para que el cerebro funcione como funciona? A este respecto, cuando la inmensa mayoría de nosotros nos preguntamos por qué aumentó de tamaño y se desarrolló nuestro cerebro, la respuesta más lógica y recurrente es contestar: para poder pensar y desarrollar la inteligencia más y mejor. Así pues, es habitual presuponer que nuestro cerebro se va haciendo más grande y evoluciona porque razonamos, convirtiendo este hecho en el súper poder de nuestra especie. Pero, como sostiene la citada científica, la realidad es que el cerebro no evolucionó para pensar, sino para sobrevivir. Para entenderlo, nos dice, hay que regresar unos cuantos millones de años atrás y situarnos en el período en el que las líneas evolutivas de los seres humanos y de los chimpancés se separaron y en el cual aparece algo nuevo y muy significativo para nuestra evolución: la caza como actividad. Se supone que, de alguna manera, una criatura de nuestros ancestros más remotos, pudo percibir la esencia de otra criatura de su especie y se la contó con su primigenio lenguaje al resto del grupo. Y como, por otra parte, ellos habían presenciado ya que unos animales se comían a otros, debieron de comprender que eso era algo bueno. De hecho, para cazar, en sí mismo, no era necesario poseer un gran cerebro; pero, en un hábitat en el que había muchos depredadores de nuestros más lejanos antepasados, su cerebro si tuvo que evolucionar para no ser comidos y evitar los peligros a los que estaban expuestos. Y, en consecuencia, esas criaturas comenzaron a desarrollar complejos procedimientos y técnicas de caza en aquel mundo que resultaba tan competitivo y peligroso y en cuyo nicho ecológico desplegaban su existencia. Es decir, desarrollaron habilidades para poder comer y no ser comidos y, además, sistemas de localización para ubicar y descubrir a sus presas. En resumidas cuentas, esas criaturas que podían percibir mejor su entorno y que habían ampliado métodos de movimiento más sofisticados tenían más posibilidades de sobrevivir. No obstante, también tenían que ser muy eficientes porque si perseguían una presa y se desplazaban demasiado por el entorno, otro depredador podía detectarlos y llegar antes que ellos al lugar en el que estaba la presa y comérsela. Y, por otro lado, si gastaban mucha energía en su actividad de caza cuando no era necesario, podrían verse en peligro al sentirse amenazados en otro momento y no tener suficientes fuerzas para correr y poder salvar sus vidas. O sea, que ser eficaces energéticamente fue clave para la supervivencia de la especie. En síntesis, en aquella época evolutiva, las criaturas que tenían un buen sistema de prevención sobrevivieron y las que no lo tenían desaparecieron. De manera científica, en biología, este proceso se conoce con el nombre de “Alostasis” y dicha alostasis, para su correcto funcionamiento necesitaba un cerebro eficaz. De hecho, nuestro actual cerebro, supervisa de manera eficiente más de 600 músculos de nuestro cuerpo, equilibra docenas de hormonas distintas, bombea sangre a un ritmo de 7.600 litros diarios, regula la energía de miles de millones de células, elimina los desechos de nuestro organismo y combate enfermedades, entre otras cosas, y todo esto de manera ininterrumpida a lo largo de nuestra vida.

 

La Mañana 11.07.2022

En este marco, volviendo al comienzo sobre el por qué evolucionó nuestro cerebro de homo sapiens, aunque todavía no hay una respuesta contundente, sí se supone que el motivo más importante no fue la racionalidad, ni la imaginación, ni la creatividad o la empatía, sino que la causa más trascendente, parece ser que fue la de gestionar nuestro cuerpo eficazmente y predecir la eficiencia energética para poder sobrevivir. Y es que los 1.400 gramos de nuestro cerebro, que es su peso aproximado, dedican su principal función a ahorrar la energía necesaria para poder subsistir, ya que dicho órgano consume él solo el 20% de nuestra energía corporal. Y consecuentemente, para ello, era imperioso y obligado, a la vez, que nuestro cerebro pudiera aprender. A este respecto, según explican los neurobiólogos, la curiosidad fue y sigue siendo el motor fundamental que utiliza nuestro cerebro para promover el aprendizaje, motivar la investigación y suscitar la exploración de lo desconocido. Es decir, hemos llegado hasta aquí con todo nuestro desarrollo científico y tecnológico, gracias, al aspecto emocional de dicho órgano. En otras palabras, nuestro cerebro aprende gracias a esa energía que viene programada genéticamente en todos los organismos y que llamamos emoción. Y es la raíz y fundamento, conjuntamente con la explicada anteriormente, de la supervivencia de nuestra especie. Por lo tanto, es vital instruirse y asimilar; lo cual, lo que comporta y consigue en el fondo es hacer agrupaciones de acontecimientos que causan trasformaciones en las neuronas y sus relaciones con otras neuronas, tejiendo conexiones que se desarrollan y crecen a lo largo de muchas zonas del cerebro.

 

Sintetizando, el cerebro no es algo aislado e inmutable, sino todo lo contrario. De hecho, hoy en día, gracias a los avances de la neurociencia, sabemos que existe la neuroplasticidad; es decir a la capacidad que poseen las células nerviosas y sus conexiones de adaptarse rápidamente a estímulos provenientes del exterior e interior. Ya nos lo sugirió el escritor griego Plutarco cuando dijo que “El cerebro no es un vaso por llenar, sino una lámpara por encender”.

 

 

 

14 comentarios:

  1. Buenas noches,
    Acabo de leer la segunda parte de tus escritos sobre el cerebro, tendré que volver a realizar tal gesto, de nuevo, para intentar sintetizar o comprender mucho mejor lo que describes. Es muy complicado para personas "normales", introducirse en el mismo e intentar analizar una cosa tan compleja. Eso sí, ya te adelanto que hay una frase que he comprendido perfectamente: " De hecho, para cazar, en si mismo, no era necesario poseer un gran cerebro"; amigo mío, miles de años después, sigue siendo exactamente los mismo.

    Abrazos
    Santiago

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  2. Buenas noches,
    Después de leer el tu último escrito, he aprendido algo más sobre el cerebro. Comparto que, cuando hay hambre las neuronas pongan en funcionamiento todos los recursos corporales para conseguir el alimento para la subsistencia. Me gusta la cita de Plutarco........el cerebro es una lampara para encender.

    Encarna

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  3. Gràcies. L'article el vaig trobar molt didàctic i molt interessant. Demà llegiré la continuació. Gràcies per compartir!! Bona nit.

    Joana

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  4. Hola Juan Antonio,
    Efectivamente, somos seres, primordialmente, emocionales!! .Nuestro sentido común, es el menos común de los sentidos.
    ¡¡Un artículo extenso e interesantísimo!!

    Gracias por compartir.

    Un abrazo.

    Magda D.

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  5. Buenas noches,
    Me ha parecido un artículo muy interesante que nos recuerda y enseña los misterios de la evolución y principalmente de la evolución humana. Cómo el género humano incrementa sus habilidades para mejorar en todos los aspectos.
    Ánimos y continúa con tus estudios analíticos.
    Abrazos para los dos
    Pilar

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  6. Yo creo que tu artículo., como te he comentado en varias ocasiones, debe publicarse en alguna revista especializada. Cómo has escrito ya dos sobre este tema, sería muy positivo que escribieras un artículo de 4-5 páginas y te lo publicaran, como digo, en una revista especializada o en periódicos de mucha tirada como pueden ser "El País", "La Vanguardia" "El Mundo" o "El Periódico". A nivel personal, te puedo comentar, al margen de que está muy bien escrito, (pero eso es normal en tus textos), que yo aprendo mucho de lo que tu escribes.

    Buenos días.

    Ramón

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  7. Hola Juan Antonio,
    Muy instructivo, gracias. Lo que mayor desazón me causa al reflexionar y, sobre todo, cabe preguntarse es: si el cerebro evolucionó por y para la supervivencia...¿cómo es posible que el cerebro del ser humano conciba la guerra contra otros seres humanos e, incluso, amenace con emplear armas tan destructivas que acabarían con todo rastro de vida sobre la tierra?...etc. ¿Qué supervivencia garantiza de este modo el cerebro del ser humano llegados a este punto de "evolución"?

    Un abrazo,
    Miguel Ángel

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  8. Buenos días Juan Antonio.
    Como en tu primer escrito, esta segunda parte me ha parecido muy interesante por todos los datos que aportas sobre el desarrollo del cerebro y que seguro dedicas mucho trabajo para poder recopilar información y conocer detalles de nuestro cerebro que a pesar de los estudios de investigación que se realizan es la parte de nuestro organismo más desconocida.

    Gracias por compartir tus conocimientos.

    Un abrazo

    Anna

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  9. Me gusta el artículo del cerebro. Tiene el planteamiento de la subsistencia que es esencial, pero sobre todo, aunque no te extiendes en ello, toca la inteligencia emocional como causa y motor de todo lo demás.
    Eso coincide con mis planteamientos personales desde siempre.
    Incluso la más estricta racionalidad está influida por ella.
    Rosa

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  10. Me quedo pasmado ante tu capacidad de pensar en lo que casi nadie piensa. Del contenido poco puedo decirte que no sea mi asombro.
    Sigue adelante.
    Un abrazo.

    Pepe

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  11. Muy bien escrito e ilustrativo. Te destaco dos cosas. Una es lo bien narrado que está el control que ejerce el cerebro sobre la enorme complejidad del funcionamiento de nuestro cuerpo. La otra: es vital instruirse y asimilar. Eso que tanto le cuesta, en general, a la gente.
    Un abrazo.
    Jaime

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  12. Tu articulo es un expléndido ejercicio divulgativo, con una argumentación biológica y antropolológica sobre el funcionamiento del cerebro que, a pesar de la complejidad del tema, lográs exponerlo de una manera clara y didáctica. Agradezco que sigas compartiendo tu amplia gama de conocimientos que sirven de motivación para los demás.
    Un saludo cordial.

    Jordi

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  13. En mi opinión, el enfoque correcto (visto meramente "de tejas abajo") es el de que, de vez en cuando, ocurren cambios aleatorios en la naturaleza, -y, en este caso, en el ADN,- con los que los seres vivos adquieren o pierden distintas capacidades. Y, según el ambiente en que se encuentren, subsisten los que mejoran su adaptabilidad y se extinguen otros. Pero cuando se dice, como sostiene la citada científica, que "la realidad es que el cerebro no evolucionó para pensar, sino para sobrevivir", se está poniendo una intencionalidad o finalidad que no está en el modelo de cambios aleatorios y selección natural. Más concretamente, cuando se dice que "la clave de la subsistencia" del ser humano ha sido la inteligencia, o la creatividad, o que "ser eficaces energéticamente fue clave para la supervivencia de la especie" es inmediato pensar en multitud de contraejemplos de seres vivos que han subsistido sin esas dotes especiales. Es decir, no hay 'claves' para la subsistencia, sino muchos modos posibles de subsistencia: las serpientes no tienen patas ni alas ni manos y han subsistido. Se podría decir que gracias a sus venenos o al menos a sus dientes, pero las lombrices no tienen ninguna defensa y son muy lentas y sin embargo han subsistido porque han encontrado zonas o ambientes en que no tenían depredadores.
    En resumen, me parece más verosímil pensar que ocurren cambios aleatorios y subsisten o no dependiendo del entorno en que ocurran.

    Martín

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  14. Hola Juan Antonio:
    Me ha parecido interesante, si te parece se lo pasó a un amigo que entiende de estas cosas y seguro que hará un valoración.
    Un abrazo
    Laureano Yubero

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Gracias por tus comentarios.